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Channel: Migas en la mesa
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ESTOFADO DE TERNERA [LA ESCALERA, LA VENTANA Y EL TREN]

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CAL 435,3 · HC 17,5 · PR 35,5 · GR 22,5 [POR RACIÓN]






Cuando yo era pequeña, muy pequeña, vivía en una casa que parecía un castillo.

O al menos, a mí me lo parecía.

La casa, era una construcción típica judía, de esas que siembran la Ribera del Ebro a su paso por Navarra. No penséis en arcos mudéjares ni artesonados de madera pintada de mil colores. Pensad en una construcción humilde, estrecha y con cuatro plantas, con una planta baja siempre deshabitada [usada muchas veces como bodega] y que servía para aislar la vivienda de las humedades del subsuelo.

Una escalera vieja y quejicosa recorría las plantas como la columna vertebral sobre la que se apoyaba la casa, con la barandilla despintada y los escalones un poco hundidos en el centro.

Tengo muy pocos recuerdos de aquella casa. O mejor dicho, tengo muchos recuerdos sin consistencia ni coherencia alguna.

Yo dormía en la planta más alta, y recuerdo que la casa era fría y un poco húmeda. Cuando llovía tenían que mover mi cama a un rincón para salvar las goteras. Y cuando hacía mucho viento, el tejado sonaba.

Mis padres dormían en una habitación en la misma planta, que tenía una ventana enorme en la pared, que no daba a ninguna parte [daba a un pasadizo por donde se accedía al tejado], y que para asustarme y que no subiera [no hubiera podido, había que usar una escalera para llegar] me decían que por ahí se entraba al cielo, que allí estaba la bisabuela Rosario. Cada vez que mi padre subía al pasadizo, me traía recuerdos de ella.

Teníamos un pequeño salón con una habitación anexa en forma ligeramente triangular, como si alguien hubiera tapiado la  habitación casi en diagonal para esconder algo detrás. Tal vez la construcción fuera así, tal vez cuando el siguiente inquilino tiró el interior de aquella casona para levantar otra casa dentro de la misma cáscara, se encontró algo tras ese muro... nunca lo sabré. Yo jugaba allí. Tenía un tren eléctrico, con el que pasaba horas y horas.

Y la cocina. Una de aquellas cocinas de carbón, de color azul turquesa, con los cajones para el carbón nuevo y usado, y los fogones que tenían aquellas tapas concéntricas que se quitaban con una varilla, para regular la intensidad del calor.

Pasaba los veranos, junto a mi primo, en casa de mi abuela paterna, pero el resto del año estaba en esa casa con todas sus escaleras y rincones, con sus habitaciones peculiares y su frío eterno.

Y los inviernos en esa casa, olían a carbón y a guisos. Mi madre, en invierno, cocinaba guisos lentos, trabados, que se tomaban calentitos con mucho pan del de antes. Cuando volvía del cole para comer, abría la puerta de la casa y bajaba aquel olor escaleras abajo para recibirme.

Es mi recuerdo olfativo. El carbón, y los guisos de carne y patatas, los de toda la vida, los que se dejaban en la lumbre toda la mañana del domingo, y se comían con vino [me dejaban poner una gota de vino para teñir apenas el vaso de gaseosa y sentir que comía como los mayores].

Siento cierta tristeza cuando vuelvo y contemplo la fachada, sabiendo que no guarda dentro mi casa, sino otra casa, que no tiene nada que ver con la mía, porque no conserva sus escaleras, sus ventanas al cielo, sus trenecitos eléctricos ni el olor del carbón.

Alberga otras vidas, otras historias, quién sabe si otros niños. Pero mi casa, la que de verdad fue mi casa, ya no sigue allí.

Y ahora que biscayenne nos ha pedido que le contemos la historia de nuestras recetas de familia, yo os cuento a todas y todos la mía, mi historia familiar de los guisos de mi madre, la casa, la escalera, la ventana y el tren.


INGREDIENTES
[6 PERSONAS, PLATO ÚNICO]

Ternera, 1 kilo
Patatas, medio kilo
Cebolla, una grande [200 gr]
Pimiento verde, 1
Tomate troceado, 200 gr
Zanahoria, 2
Vino blanco, 1 vaso
Laurel
Tomillo
Aceite, 2 cucharadas [30 ml]
Sal




MODUS OPERANDI

Salamos ligeramente la ternera, y en una olla, lo más ancha posible y con tapa, la vamos salteando por tandas [si no cabe toda a la vez], y la reservamos en un plato hondo o en una fuente. Cada tanda tardará unos 3 o 4 minutos, no más, solo queremos marcarla por fuera, no cocinarla.

Una vez retirada la ternera, en el mismo aceite, pochamos la cebolla con una pizca de sal, durante unos 5 minutos. Añadimos entonces la zanahoria y los pimientos, y lo dejamos todo 10 minutos más.

Una vez que la verdura esté tierna y blandita, añadimos la ternera con todos los jugos que haya en el plato, el tomate, el laurel, el vino y el tomillo, ponemos agua hasta cubrir, y cuando nuestro guiso haya dado su primer hervor, bajamos el fuego, lo tapamos y lo cocinamos a fuego muy bajo durante unas 3 horas, moviendo de vez en cuando la olla.

Las patatas, previamente peladas y troceadas, se pueden añadir de dos formas:

Para comer en el momento:
Las incorporamos al guiso 20 minutos antes de que termine, cuando lleve 2 horas y 40 minutos. Hay que rectificar la sal siempre que se añade patata.

Para otro momento: 
Si no vamos a comer el guiso nada más hacerlo, o vamos a congelar algunas raciones, es mejor cocer las patatas aparte. Las patatas deben cocerse justo antes de comer, y bajo ningún concepto se deben congelar.
Las cocemos en agua con sal o con caldo de carne unos 15 minutos, y las añadimos solo a la parte del guiso que vayamos a servir, y lo ponemos todo junto a fuego medio unos 5 minutos.




AJILLO DE CHAMPIÑONES Y TRIGUEROS

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CAL 91,2 · HC 3,3 · PR 3,6 · GR 8,8 [POR RACIÓN]





Algunas veces no me entiendo.

Dedico horas de mi vida a buscar ingredientes naturales, huyendo de todo prefabricado o toda lata que contenga más de tres cosas dentro [agua, alimento principal y sal suele ser el límite y solo si no hay una versión fresca a mano], a rebuscar en mercados frutas y verduras nuevas, a investigar concienzudamente cómo y cuanto puedo quitar de grasas y aceites a cada comida...

Y saqueando de recetas vuestros blogs.

Y después de todo esto, confieso que nunca he participado, hasta hoy, en BBSS. Y eso que hablo mucho con Marisa, que la aprecio un montón y que me invita, la mujer, con toda su mejor intención y su santa paciencia, que la tiene.

Y como no hay nada más natural y más sano que la cocina de toda la vida, me he ido a visitar un blog que me entró por el ojo nada más conocerlo: Duelos y quebrantos.

A  mí me gusta basar mi forma de ver la comida en preparaciones sencillas, naturales, y tradicionales. Y diréis, que dice esta loca, si solo hay comidas raras en su blog. Más o menos.

Mi forma de ver la cocina siempre cumple con estas premisas:  Los ingredientes han salido directamente de la tierra o del mar, sin magreos ni procesados innecesarios, no son excesivamente calóricos y la grasa solo si es necesaria, y la imprescindible.

A veces, la locura me ciega y hago galletas. Porque la vida es para disfrutarla. Y rompo todas las normas, que para eso las puse, y me pongo en modo gordo irredento. Y no negocio.

Como iba contando, me he ido a un blog que nos trae recetas manchegas [no me lo digáis, que yo no soy de La Macha... cachis!] de siempre, apegadas a la tierra y al sol. Y me encantan. Cierto que a veces pecan de excesos, porque la vida antes, en el campo, no se sostenía con filetes a la plancha. Pero todo en esta vida tiene sus momentos, y de vez en cuando, hay que comer migas de pastor, cocido y botillo.

[Muy de vez en cuando, que nuestras vidas de oficinistas chuchurríos no nos permiten grandes excesos]

Otras veces, podemos revisar esas recetas y seguir con ellas, así, sin complejos. Que es lo que hice esta vez. Aparte de que he versionado el ajillo de setas y lo he convertido en ajillo de champiñones y trigueros [detalle sin importancia, un ajillo es una forma de preparar los alimentos, y en realidad se puede hacer de muchas cosas] he tuneado muy ligeramente la receta, casi nada, ni se nota.

Para aligerar el plato y convertirlo en una cena sana y sabrosa, he ajustado al mínimo la cantidad de aceite y he reducido el caldo, de modo que el resultado sin dejar de ser un ajillo en su más plena esencia, es más ligero y adecuado para una cena de ciudad.

Tiene todo el sabor del pimiento seco, los ajos y el pimentón. Y esa es su gran baza para convencernos.




INGREDIENTES
[2 PERSONAS]

Champiñones, 250 grs
Espárragos trigueros, 100 grs
Tomate, uno grande [150 grs]
Ajos, 2 grandotes
Pimentón de la Vera*, 1 cucharadita
Pimiento seco, 1 ud
Aceite, 1 cucharada [15 ml]
Agua, medio vaso
Cayena*, opcional

*En lugar de usar cayena, he puesto mitad de pimentón dulce y mitad de picante


MODUS OPERANDI

Lo primero de todo es preparar las verduras para ir echando cada cosa a la sartén a su debido tiempo:

Ajos: Pelados, en trozos
Tomate: Pelado, en dados
Pimiento seco: En trozos
Champiñones: Pelados, en mitades o cuartos [se pueden rociar con zumo de limón para que no oscurezcan]
Trigueros: Troceados

Calentamos el aceite en una sartén. Comenzamos con los ajos, cuando tomen color, añadiremos el tomate y lo dejamos sofreír unos minutos. Lo siguiente es el pimentón, damos una vuelta rápida para que no se queme y añadimos el pimiento seco y la cayena si así lo queremos. Inmediatamente, después de dar otra vuelta rápida, echamos los trigueros y los champiñones, y la sal.

Lo rehogamos todo hasta que los champis comiencen a soltar líquido, y entonces lo cubrimos con agua y dejamos que reduzca a la mitad todo el líquido.

Servimos muy caliente.


PAN DE ALGARROBA CON CASTAÑAS [SIGO TENIENDO UN GATO]

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CAL 195,7 · HC 41,9 · PR 6,2 · GR 1,3 [100 GRS]





Madrid, España.

Distrito de Carabanchel.
8 a.m.


Me he levantado, como cada día, sacada de la cama por el sonido agudo-insistente-atronador de mis tres despertadores, programados para arruinar mi sueño a las 6.40-6.45-6.50.

Como cada día, me he duchado mientras el café salía a su ritmo de la cafetera. Soy antigua, conservo una cafetera italiana de esas de toda la vida, con su cierre a rosca y esas cosas manuales que ya no se llevan.

Tostada de pan, mantequilla, café.

Compruebo [asomándome a la ventana] que hace frío. He decidido ponerme un vestido con una camiseta de manga larga, leotardos, calcetines de lana gorditos, botas, pañuelo, abrigo, guantes, boina, bolso. Maquillaje, polvos, rimmel, morritos. Perfume.

En el momento en que atravieso la puerta y salgo a la calle, comienza a llover. Subo a casa para coger el paraguas.
[Ayer llovió. Toda la tarde. Volví a casa con el paraguas empapado y lo dejé sobre el bide para que se fuera secando. Y ahí seguía esta mañana.]
Paraguas en mano, vuelvo a salir a la calle, y cuando lo abro, una nueva lluvia cae sobre mí. Literalmente. Una lluvia caliente, que huele a pis de gato. Sí. Justo eso.

Inmovilizada en el portal, empapada de cabeza a pies, botas y bolso incluidos, tengo que tomar una decisión. Saco el móvil. Whatsapp a la oficina: "Llego tarde. No os lo puedo explicar ahora”.

Cuando te pasan estas cosas, entras en modo aturdido-automático, vuelves a casa, y sin haber asimilado lo que te acaba de pasar ni como vas a explicárselo a tu jefe [igual cualquier mentirijilla del tipo“las escaleras han desaparecido, y los bomberos me han tenido que sacar por la ventana” o “es que se me ha presentado en casa Superman, que tenía una emergencia y claro, me daba apuro decirle que no…” suena más creíble] te pones en acción.

Así que, en modo automático, sueltas sobre la cesta de la ropa medias, los últimos calcetines gorditos que te quedaban, vestido, bolso, abrigo, pañuelo; dejas en una bolsa las botas para decidir cómo vas a limpiar aquello, pero en otro momento; te desmaquillas, y a la ducha.

Vuelta a empezar, pero a las 8.15 y no a las 6.50.

En ese momento, he decidido no dar en adopción a mi gato. No por que le quiera [que sí, pero en ese momento no me acordaba] sino porque no me iba a dar tiempo a hacerle fotos, y poner el anuncio contando una historia bonita y tierna, y al final era un lío. Suerte que ha tenido.

Y cuando he vuelto por la tarde, tras enfrentarme a las botas [que seguían ahí, apestando a pis de gato] me he preparado un té calentito, y me he sentado en el sillón un rato con un trozo de aquel pan de mi desayuno, y un poco de requesón con miel.

No soy muy de sillón, de hecho rara vez lo piso, pero amigos, hoy necesitaba más un café que ir al gimnasio… mucho más.






INGREDIENTES
[UN PAN DE 750 GRS, CASTAÑAS APARTE]

Biga
Harina blanca de trigo [panificable], 135 grs
Harina de algarroba, 90 grs
Agua, 165 grs
Sal, 3 grs

Prefermento
Harina integral de trigo, 225 grs
Agua, 165 grs
Levadura seca, 1,2 grs [o 3,6 grs de levadura fresca]*

Además
Castañas peladas, 200 grs
Sal, 6 grs
Levadura seca, 1,8 grs [o 5,4 grs de levadura fresca]*

*Si decides usar masa madre únicamente, haz este prefermento: 70 grs MM, 130 grs agua, 190 grs harina integral de trigo, y no utilices más levadura en la última parte

Siempre hago el pan así, con masa madre, pero debido a un desafortunado accidente mi MM cogió hongos y estoy elaborando otra... así que me  he resignado a la levadura por unos días


MODUS OPERANDI

DÍA 1

Biga
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, amasamos lo justo para que estén bien integrados, y tapamos con film plástico.

Prefermento
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, amasamos lo justo para que estén bien integrados, y tapamos con film plástico.

Primer levado
Vamos a  hacer una fermentación retardada.
Para ello, dejaremos ambos boles a temperatura ambiente, unos 10 minutos en verano / 30 minutos en invierno. De esta forma, las primeras enzimas de levadura empezarán a reproducirse y a comer gluten. Si esto no ocurre, al retardar la fermentación, la población de enzimas no será suficiente para levar nuestro pan adecuadamente.

Ahora, lo pasamos a la nevera. Lo dejaremos allí entre 12 y 36 horas. Este método está muy apañao para la vida de ahora, porque no exige una hora exacta, sino que nos permite elegir cuándo amasamos [dentro siempre de ese intervalo, claro!.]

DÍA 2

Sacamos de la nevera los dos boles.Los dejamos atemperarse,  unos 15 minutos [un poco más en invierno]. Preparamos el resto de ingredientes.

Mezclamos ambas masas, la levadura y la sal. Comenzamos el amasado. Yo siempre elijo dos amasados de 5 minutos con un descanso de 10 minutos. A veces, si veo que la masa me lo pide, hago un tercer amasado.

Al final del último amasado, incorporamos las castañas. No lo hacemos antes para no maltratar la masa desgarrándola, hay que hacerlo al final siempre.

La dejamos en un molde o banetón, espolvoreamos harina integral de centeno [o la que tengamos, pero esta se pega menos], tapamos y dejamos levar hasta que doble su volumen. En invierno, yo la cubro con una mantita y no veáis lo que agradece la masa este detalle.

Cuando haya levado hasta doblar su volumen, la greñamos con cuidado [podéis ver de qué me sirvió a mí greñar la mía... se abrió por donde le vino en gana] y la metemos al horno: 10 minutos a 250º y 30 minutos más a 200º.






Gracias, gracias, gracias a Manu CatMan, y a Lilahexe, por estos maravillosos regalos que me han hecho para celebrar el evento #cocinaunasonrisa

TAJINE DE ARROZ INTEGRAL CON POLLO [CONTRADICCIONES]

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CAL 440,7 · HC 52,7 · PR 25,7 · GR 14,0 [POR RACIÓN]





Me sorprende como nuestros sentidos se burlan a veces de nosotros. A carcajadas. Los sentidos son caprichosos y no atienden a razones y argumentos lógicos.

Son como niños pequeños, viven el momento, disfrutan el ahora. No conocen pasado ni prejuicios que les condicionen. Son díscolos y traviesos. Les encanta enredarnos.

Lejos de la lógica férrea del "a mí no me gustan las lentejas" y de las creencias enraízadas en lo más profundo de nuestras conciencias, del orgullo de no admitir que en el fondo dices que no te gustan las alcachofas porque son verdes pero nunca las has probado, los sentidos, que funcionan por libre, nos dan volteretas y saltan sobre nuestras afirmaciones.

Cuando yo era pequeña, odiaba las habas. Y las odiaba sin tregua, sin armisticio posible ni bandera blanca de por medio. El hambre nunca pudo con ellas. Sostuve esta creencia hasta la edad adulta. Un día, cenando en un restaurante, el cocinero [y amigo de uno de los comensales], nos sacó el más exquisito plato que he comido nunca de... habitas tiernas con foie y virutas de jamón ibérico.

Mi madre siempre ha sostenido que no le gusta el queso. Y yo, de buena voluntad, la creería. De no ser porque le fascina la cheescake cubierta de mermelada, se come el requesón untado en pan, y le enloquece la quesada pasiega.

El Soñador me dijo muy pronto que el jengibre no le gustaba especialmente, porque tiene sabor de colonia. Pero no tardé en darme cuenta de que le gustan las verduras cuando llevan un poquito de jengibre, devora las galletas a las que pongo una pizca, y hasta el relleno de carne y setas de las berenjenas le pareció que estaba estupendo, y ya adivináis con qué lo aderecé.

Un orondo y enorgullecido carnívoro que siembra a su paso flores tales como "yo el verde ni de guarnición""eso es para los conejos""dejate de cosas raras esas de vegetarianos" disfrutó en mi casa como un enano [un enano herbívoro] de una suculenta y sabrosa hamburguesa de ... soja. Creo que nunca se lo dije!

Los niños merecen un punto y aparte.

Conozco a una madre que no daba crédito cuando le explicaron en el comedor que la tortilla canadiense que le daban en el cole y que el niño pedía insistentemente en las cenas no era otra cosa que tortilla de espinacas, verdura que el niño aborrece y no se come sin haber formado antes un escándalo histórico con lloros, pataletas y espinacas escupidas por todo el comedor.

El mismo niño que, en su casa no consentía comer yogur porque le daba asco, y tampoco fruta, pero en la mía siempre me pedía huevos fritos con patatas sin huevo y sin patatas [plato que consiste en un yogur blanco bien batido desparramado en un plato en forma de clara de huevo, medio melocotón o albaricoque haciendo la yema y unas manzanas cortadas en bastones y salteadas con azúcar y canela]

Y os hablo del Soñador. Que además de ponerme pegas al jengibre, me pone morritos y carita de perrito mojado cuando ve cilantro por la cocina... suerte que vivimos en contradicción y este tajine* le encantó.

Y mira que cuando le di a elegir recetas de RossGastronómica para este #asaltablogs las revisó [en casa todo el que come opina, menos la gata que solo hace lo primero], pero lo debió hacer muy por encima porque ésta pasó la criba... y si llega a ver las especias, hubiera caído en la primera ronda.



INGREDIENTES
[2 PERSONAS]

Arroz integral, 120 grs
Pollo, 200 grs [pechuga, pero puede ser cualquier pieza]
Piñones, una cucharada [10 grs]
Pasas, dos cucharadas [20 grs] 
Semillas de cilantro, 1/4 cucharadita
Jengibre en polvo, 1/4 cucharadita
Ras-el-hanout, 1/4 cucharadita
Aceite de oliva, 1 cucharada [15 ml]
Agua, 3,5 veces el volumen de arroz


MODUS OPERANDI

*Vamos a apañar un tajine, pero usando las ollas que tenemos en casa. Necesitamos una que tenga tapa, con eso nos las arreglaremos para conseguir algo tan parecido, que nadie va a notar la diferencia.

Lo primero de todo, es cortar el pollo en tiras y salpimentarlo. En la olla, con el aceite caliente, lo salteamos unos minutos sólo para dorarlo ligeramente y lo reservamos. 

En el mortero, machacamos las especias, y las echamos a la olla, damos un par de vueltas, y añadimos el agua. Para el arroz integral suelen ser tres medidas y media, [pero mira las indicaciones del tuyo, si las tiene].

Dejamos que comience a hervir, y añadimos entonces el arroz, el pollo reservado, las pasas y los piñones. Cuando comience a burbujear de nuevo, tapamos la olla, y bajamos el fuego al mínimo. Dejamos que se cocine unos 35-40 minutos.

Cuando le falten 10 minutos, abrimos la olla, y si nos parece que hay demasiado caldo, lo dejamos terminar destapado subiendo un punto el fuego, para facilitar que se evapore.

*Mucho cuidado con los arroces integrales, no todos necesitan el mismo agua ni el mismo tiempo. Cuando abramos la olla a falta de esos 10 minutos, conviene probarlo y ver que no esté demasiado duro, sino un poco tieso solamente. Si no es así, podemos tapar de nuevo y prolongar la cocción 20 minutos en lugar de 10, probando de cuando en cuando.


ADVERTENCIAS MUY ÚTILES

Os he explicado la mejor manera en la que cocino el arroz integral, que no es universal, ni la mejor, ni sirve igual a todos los arroces, porque tendemos a meter en el saco de integrales variedades muy distintas con comportamientos diferentes.

Para mí, la técnica es: Medir el arroz, y el agua. Hervir el agua, añadir el arroz. Tapar la olla. Cocinar a fuego medio 20 minutos, destapar y dejarlo 5 más. Al ser un tajine, se cuece más lento y necesita un fuego muy bajo, de ahí que el tiempo se doble.

BOCADITOS DE CASTAÑAS CON CHOCOLATE

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CAL 146,4 · HC 25,8 · PR 1,9 · GR 3,2 [100 GRS DE CREMA]






Amo el otoño porque trae castañas.

Las castañas pertenecen al otoño y me hacen olvidar la caída de las hojas, los abrigos, los guantes y las horas de luz. También la preparación de esa navidad plastificada de los anunciantes de cosas que no nos hacen falta [ni lo harán nunca].

Tengo una amiga que tiene un padre que a su vez tiene un huerto que tiene árboles que dan castañas. Y tengo castañas. Muchas.

Una hermosa y desafiante montaña de castañas redondas, otoñales, y en su interior un incipiente ejército de gusanos gorditos y blancos que se las comen con un trabajo laborioso y tenaz.

Cuando tengo muchas castañas, las escaldo [se hace una incisión, y se sumergen dos o tres minutos en agua hirviendo] y las congelo ya peladas. Quiero ser benevolente con los gusanos gordos de mis castañas, y les concedo siempre las que ya han empezado, pero si les dejo se las zampan todas, y no puede ser.

Una vez peladas [aborrecida y jurando no volver a aceptar castañas del huerto de ningún padre de ninguna amiga de ningún pueblo de ningún mundo] aparté 200 gramos para esta preparación.

Se trata de un postre sencillo, campesino y campechano, convertido en la estrella de las Navidades. Algo así como una princesa del pueblo, esta vez en forma de castaña.

He respetado la integridad de la crema de castañas y chocolate de #TiaAlia, y reemplazado los sobaos por pan de leche, ya que si ambos son colaboradores necesarios para pecar, también son bastante flexibles, y declaro en favor del pan de leche que es mucho menos graso que los sobaos y que además lo hice integral, para calmar ese pequeño resquicio de conciencia que a veces me da la lata con las cosas que engordan un poco tampoco engordan tanto. Y me ha hecho de base muy dignamente. Le di un poco de ron y tan contento que se puso.

No quiero llevar a confusión: castañas, leche desnatada, fructosa, un poco de chocolate puro. Nada pecaminoso, incluso sumando pan integral y ron. Todo suma muy pocas calorías y apenas nada de grasa, es razonablemente sano y podemos reincidir con la conciencia bien alta. Las castañas son muy agradecidas.

Las castañas, doy por sentado que Alia las cocía con agua. Me parece bien. La leche desnatada es tan insustancial, que sin miedo de hacer una barbaridad, las he cocido directamente en la leche.

Para darles más postín y mejor pose, de alta alcurnia repostera, y de pitiminí detallista [soy más bruta que un arao pero pongo un postre así y parezco más glamourosa que la preysler, no veas como doy el pego], he presentado la crema en bocaditos. Cuando menos comida hay, más fino parece que queda. Qué cosas.










INGREDIENTES

Castañas, 200 grs [peso de los frutos ya pelados, en crudo son 300 grs]
Leche desnatada, 150 ml + 50-100 ml
Fructosa, 20 grs
Chocolate negro, 30 grs

Pan de leche, el necesario
Ron para pintar el pan de leche


MODUS OPERANDI


Las bases

Lo primero de todo, es preparar un buen pan de leche, yo he usado este, lo he hecho integral al 65%. También puedes usar pan de molde, o comprarlo ya hecho. Este pan de leche me resulta ideal para estas preparaciones, se corta bien en láminas finas y absorbe de maravilla los líquidos.

Cortamos rebanadas lo más finas posibles de nuestro pan de leche. Con un cortapastas, sacamos círculos, en este caso los he sacado muy pequeños para que fueran bocaditos. Los aplanamos con un rodillo [o con el culo de un vaso] y los pintamos con ron.

Los metemos al horno, a 180º unos 10 minutos. Ojo que no se quemen, solo los queremos crujientes!


La crema

Partimos de que tenemos 200 grs de castañas peladas. Comencemos.

En un cazo ponemos 150 ml de leche y todas las castañas, y las cocemos hasta que estén muy blandas, unos 20 minutos bastarán.

Las sacamos, y trituramos las castañas junto con la leche sobrante del cazo, que no será mucha, hasta obtener un puré muy pastoso y denso. Le añadimos si hace falta 50-100 ml más de leche para aligerarlo, y ayudar a que se quede un puré fino y bien triturado. Devolvemos todo al cazo y lo calentamos de nuevo.

A este puré le añadimos ahora, en caliente, la cucharada de fructosa y el chocolate rallado, o al menos partido en trozos pequeños para que funda bien y se integre.

Lo trabajamos en el cazo hasta que tenga la textura que queremos. Podemos añadir leche si vemos que falta, o reducir la crema el tiempo que necesite.

Yo la he dejado más bien densa, como podéis ver en las fotos. Para este acabado usé en total 200 grs de leche y lo reduje durante dos o tres minutos, no necesité más.

Para montarlo, ponemos la crema en una manga pastelera y la repartimos en las bases. Se sirve inmediatamente, si lo dejamos mucho tiempo, el pan se reblandecerá. Es mejor tenerlo todo preparado y liarse con la manga en el último momento, si se puede.





POTAJE DE GARBANZOS CON CALAMARES [UN ABOGADO?]

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CAL 296,9 · HC 27,0 · PR 27,3 · GR 6,0 [POR RACIÓN]


 


¿Algún abogado en la sala?

Necesito uno.

No, no he matado a nadie. Ni he atracado un banco [aunque no descarto hacerlo, total el banco ya me ha atracado a mí]. Nada de eso.

Es por una llamada que recibí ayer. Era mi ex-marido [sí, tengo uno de esos]. Entre otras cosas, me dijo "Casi te hago viuda" haciendo referencia a un pequeño accidente de coche, afortunadamente sin consecuencias para él [del coche mejor no hablamos].
¿Viuda? ¡Viuda! A ver... vamos despacito, que bastante se me atragantó el estado civil casada como para ahora hacerme a la idea de que puedo enviudar. Ni de broma. Y a mis taitantos, que no, que no.

Vayamos por partes que esto a mí no me está gustando un pelo. Primero, porque más allá de nuestras razones para no continuar caminando juntos, mi ex, pues es un tío bastante majo, y prefiero que no nos pase na.

Y segundo, porque, ahora que caigo... espera... no era yo soltera? Ah no... calla, que soy... eso... eso, justamente, eso [vale... divorciada, es que me suena mal, leches]

Total, que he investigado un poco [en los dominios de Google] y he descubierto, tras leerme tres o cuatro artículos escritos por juristas [una gente muy lista que se sabe las leyes] que en realidad, aquí nadie sabe nada.

Yo entiendo que legalmente todo tiene sus consecuencias, que si has estado casado, aunque te divorcies puedes tener derecho a una pensión de viudedad, peroooooo... no era esa la idea... Es decir, si legalmente no te une nada a otra persona... por qué demonios tienes que declarar un estado civil pasado?

Sobre todo porque me chirría que me hagan declarar mi relación [pongamos que por razones legales] pasada con otra persona, pero no con mis hijos si los tuviera, que digo yo que puestos a ponernos puntillosos con las obligaciones legales, tendría más sentido vincular el estado civil a los hijos, especialmente si son menores, no? Y no a un tío con el que yo personalmente no tengo obligación alguna [querido si me lees, esto no es nada personal... ya sabes]

También si has trabajado unos años tienes derecho a una pensión y no vas por ahí declarando un vínculo laboral con una empresa, en plan divorciada de Telefónica ni nada de eso...

Y toda esta pataleta viene a que ni en el código civil ni en la Constitución están debidamente recogidos los estados civiles, y me parece fatal. Sobre todo me parece mal cargar con el estigma de divorciada ya para los restos. Porque no, no sería viuda, que me he informado, sería divorciada de un ex-marido fallecido ajjjjjjjjjjjjjjjjjjjjj no me gustaaaaaaaaaaaaaa. Punto.

Y es que antes de 1981 como no era legal divorciarse, pues eras soltero, casado, viudo [y separado, pero esto era un poco oficioso]. Y luego pusieron divorciado, y claro... Que se quedaron algunos flecos por ahí...

Que no estaban en el 81 [y fue hace tan poco] para estas familias modernas, como, sin ir más lejos la mía [adivina adivinanza las relaciones y estados civiles de todo este mogollón]:

Madre - separada [no divorciada] - pareja de hecho de una persona divorciada que tiene una hija de un matrimonio anterior [la queremos como si fuera nuestra, somos gente maja para eso]

Padre - separado [idem] - pareja de hecho de una persona viuda que tiene una hija de su relación anterior [también la queremos mucho] y otra en común con mi padre [3 años y medio de hermana que tengo]

Hermanos - uno de padre y madre, una de padre, dos que no son hermanas pero da igual. [Si alguien me puede explicar como cuento a mis hermanos... nunca sé que responder cuando me lo preguntan... lo suelo dejar en somos 5 en total pero no todos de padre y madre, de hecho... algunos no somos hermanos técnicamente hablando... biológicos somos dos y medio... bueno es un lío da igual, dos de ellas ni siquiera se conocen entre sí*!]

Y yo, divorciada del todo, hipotecada del todo [esto es peor que casada os lo prometo] y convencida del todo de que esto es un follón, que podríamos hacerlo más sencillo y que ya va siendo hora de que alguien ponga orden aquí.

Lo dicho. ¿Algún psiquiatra en la sala?

*Las hijas de las relaciones anteriores de las parejas de mi padre y de mi madre, no se conocen, porque ambos viven en sitios diferentes, y eso que aquí todos nos llevamos bien a pesar del follón que nos traemos.






INGREDIENTES
[4 PERSONAS]

Garbanzos, 200 grs [peso en seco]
Calamares, 400 grs
Concentrado de verduras casero, una cucharada [o un cubito de caldo comercial]
Ajo, 1 diente
Almendra cruda, 25 grs
Cebolla, media [100 grs]
Tomate frito casero, 2 cucharadas
Ñora en polvo, 1/2 cucharadita
Vino blanco, 1/2 vaso [100 ml]
Canela, 1/8 cucharadita [o la punta de un cuchillo, vamos, poquita]
Alga kombu, un trocito
Aceite, 2 cucharadas [30 ml]


MODUS OPERANDI

La noche anterior, ponemos los garbanzos en remojo. Si se nos ha olvidado, los podemos poner a cocer con media cucharadita de bicarbonato, y también quedan tiernos.

En una olla con abundante agua hirviendo, el trocito de alga y el concentrado de verduras o la pastilla de caldo, ponemos a cocer los garbanzos. [También podemos ponerlos con agua, media cebolla, una zanahoria, el verde de un puerro, sal y pimienta negra]. Yo uso un concentrado casero que preparo con verduras frescas y sal y así siempre tengo a mano y evito recurrir a las pastillas comerciales.

Los garbanzos se ponen a cocer siempre en agua hirviendo, para que no encallen. Y tardan entre una hora y media y dos horas, dependiendo de la variedad, a fuego medio-bajo desde que vuelven a dar el primer hervor. El alga kombu se usa para eliminar los gases que producen estos platos, y sirve para todas las legumbres.

Cuando los garbanzos están casi a punto, comenzamos a preparar el resto del potaje. Yo los muerdo para comprobarlo, no puedo daros otro truco.

En una olla suficiente como para contener todo el guiso, ponemos dos cucharadas de aceite a calentar. En este aceite sofreímos el ajo entero y las almendras hasta que veamos todo tostado. Lo retiramos a un mortero.

En el mismo aceite, echamos los calamares y la cebolla picada, y lo cocinamos todo unos 15 minutos, hasta que los calamares estén dorados. 

En este rato, vamos majando despacio las almendras y el ajo, con una cucharada de caldo para ayudarnos, si nos hace falta. Al cabo de los 15 minutos, añadimos a la olla este majado disuelto en el vino blanco, la ñora, la salsa de tomate, y la pizca de canela.

Y sobre la misma, ponemos todos los garbanzos y parte del caldo, hasta que cubra. Lo cocemos junto otros 15 minutos, y si podemos, lo reposamos de un día a otro, que es como mejor está.

Yo prefiero usar dos ollas, aunque se arme más estropicio, porque si usamos una sartén para la segunda parte y lo incorporamos todo a los garbanzos, perdemos los jugos más interesantes, pero tal vez podamos solucionarlo echando un poco de caldo en la sartén para aprovecharlos igualmente.

La receta, de Yolanda, que le iba debiendo un post, participa en BBSS gracias a que Marisa ha sido buena con las tardonas [yo misma] y nos ha dejado unos días más. He quitado un poco de aceite, manías incorregibles, pero por lo demás he sido razonablemente respetuosa, me gusta la receta tal cual está.



LOMBARDA BRASEADA ESPECIADA [NO SOLO UNA RECETA]

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Esta vez no hay una receta.

Hay dos. Y la primera no se come, aunque sirve para comer.

Llevo tiempo [y un poco de pereza] pensando en cómo participar en la iniciativa #RecetasSolidariasParaNavidad. No tanto en mi participación, sino en cómo os voy a hablar de todas las cosas de las que quiero hablaros hoy.

Voy a daros la receta de un sueño.

Un sueño que nace de personas como tú y como yo, que un buen día se dieron cuenta de que este sistema de locos les había arrebatado todo lo que tenían: el techo, el pan, los zapatos.

Un sueño de muchos alguien que tuvieron una vida normalizada, como la tuya, y un buen día se vieron sin trabajo, poco a poco dejaron de poder pagar sus hipotecas, y ya sin ahorros, los bancos quisieron desahuciarlos de sus casas. Y antes de que esto ocurriera, se organizaron para luchar.

La vivienda fue el primer paso. La vivienda es el sostén de la vida y de la familia, y así lo hemos entendido, y así seguimos luchando por ello. La organización de todos los afectados ha permitido negociar con bancos daciones en pago y alquileres sociales, ha parado desahucios en la puerta.

La acción colectiva para resolver las necesidades individuales resultó ser un arma tan poderosa, que un buen día, se dio un paso más. Y nos preguntamos: ¿Qué necesitamos para vivir? ¿De qué carecemos? ¿Qué nos han arrebatado en esta caída en espiral por las tuberías de este sistema enloquecido que nos deja fuera?

Y nos respondimos: Alimentos, ropa [más tarde tuvimos que añadir: sanidad, educación]

Y pensando en colectivo, actuando en colectivo, buscando soluciones creativas, nos hemos inventado esta receta. Una receta que nos sirve a todas y a todos, que llena neveras y esperanzas, un sueño construido con todas nuestras manos, y con las tuyas, si quieres.


INGREDIENTES

Ganas
Organización
Y algunos establecimientos que desechen comida en buen estado

MODUS OPERANDI

Lo primero de todo, organizamos un grupo de personas que quieran buscar soluciones colectivas a las necesidades individuales.

Nos dirigimos a aquellos establecimientos donde sepamos que se tiran a la basura alimentos en buen estado.

Les pedimos amablemente que nos cedan esos alimentos, ya que son aprovechables, y a nosotros no nos molesta que tengan pequeños desperfectos. Les podemos hablar de su responsabilidad social para que piensen despacito por qué quieren seguir tirando comida.

Nos organizamos para recoger esos alimentos, llevarlos a un punto común y distribuirlos entre todas las personas que participan.

Y todos y todas solucionamos nuestra necesidad de comer. Y aliviamos la carga económica que nos ahoga.

No hablamos de caridad. La caridad es vertical  y terrible. Hablamos de lucha, de organización, de ingenio y de soluciones colectivas. De personas que se organizan para recoger alimentos y distribuirlos entre ellas mismas, no de filas de pobres a las puertas de la iglesia, porque no somos pobres, nos han empobrecido, y la caridad es para quien no tiene manos con las que encontrar soluciones.

Nadie pide un carnet de pobre a nadie, quien colabora recibe, y así tejemos redes infinitas donde nadie pregunta nada, y todos aportamos mucho.


NOTAS A LA ELABORACIÓN

No puedo dejar de pensar que este sueño se construye gracias a M, mujer maltratada, madre de 3 hijos, víctima de un accidente que la dejó en silla de ruedas, salvada de su desahucio a manos de un banco que actualmente ha aceptado darle un alquiler social.

Gracias a R, madre de dos hijos, que fue okupa con los niños por pura necesidad, abandonada por un alcohólico, trabajadora que no llega a fin de mes, que al firmar su alquiler social tras ser desahuciada, me decía "chica, creo que si en vez de comer carne dos veces en semana, como solo una, y quito mi abono de transporte, lo mismo puedo pagar el alquiler, que contenta estoy, no te lo imaginas, una casa, una casa..." y gracias a su hija que con 16 años sale del instituto y se viene a preparar papeles para daciones en pago y a veces falta a clase para parar desahucios.

Gracias a MD, que perdió a su hija demasiado pronto, y ahora ha perdido la casa de su otra hija y la suya propia con la que avalaba, que vive con un enfermo y maltratador [demasiados, demasiados] al que debe cuidar cuando no está trabajando, y cuando te ve se preocupa por ti. Y cuyo desahucio habrá que parar no tardando mucho [tranquila, lo haremos].

Gracias a L, que perdió su negocio [una pequeña tienda de ultramarinos] y detrás su casa, y que es la vendedora de latas más salá de las concentraciones y de las manis, y que ha organizado a sus compatriotas y les ha recibido hasta el mismo embajador y su ministro de exteriores para hablar de la situación de la vivienda en el colectivo al que pertenece.

Gracias a H que consiguió un alquiler social del banco, en el piso donde vivía alquilada por un desaprensivo que no pagaba su hipoteca, y a punto estuvo de dejarlas a ella, su madre dependiente y su hija de 7 años en la calle, y que es nuestra peluquera oficiosa y la alegría de la huerta.

Gracias a tantas y tantas personas que han pasado y pasarán, que son grandes, enormes, y que nos enseñan cada día qué es ser solidario.

[Hago un inciso para decir que sí, que las mujeres sostenemos la vida, y luchamos con uñas y dientes por ella. Hay un problema de género clarísimo, casi siempre mujeres, muchas veces negadas, maltratadas, cuidadoras, con maridos que han huido ante el mínimo atisbo de problema, y que sostienen su vida y la de sus hijos. También hay hombres, algunos, pero hoy doy las gracias especialmente a estas mujeres, que no son las únicas pero que son grandes]

No os voy a dar más detalles, quien los necesite aquí me tiene, dispuesta a contar hasta la última entraña de cualquier proyecto*, a enseñaros lo que me pidais, para que las redes humanas se extiendan hasta el infinito. Un mail, un teléfono, quedamos, y cualquiera de nosotros os lo cuenta todo.

*Proyectos como un ropero colectivo donde llevamos y cogemos ropa, intercambiamos y nos encanta, porque todos tenemos más de lo que necesitamos, y a todos a veces nos apetece cambiar un poco el armario. Como la Tienda Amiga, una iniciativa donde proponemos a comercios del barrio que hagan descuentos a desempleados, hay tantas y tantas cosas...

LA OTRA RECETA: LOMBARDA BRASEADA

Tal y como lo veis aquí, nos costaría alrededor de 0,85€ por comensal, contando con el elevado precio del vinagre balsámico, el hojaldre y el sésamo, y suponiendo que las manzanas no hayan sido rescatadas de una frutería que pensaba tirarlas pero decidió no hacerlo, y colaboró con este proyecto que os he contado y que las ha traído hasta mi cocina.


CAL 146,4 · HC 20,5 · PR 4,5 · GR 6,0 [POR RACIÓN]








INGREDIENTES
[4 RACIONES]

Col lombarda, 1 pequeña [800grs]
Manzanas, 2 uds [150-200 grs]
Cebolla, una [150-200grs]
Semillas de hinojo, 1/2 cucharadita [puedes usar alcaravea o cominos]
Vinagre de módena, 150 ml [unas 10 cucharadas, no asustarse, no es mucho]
Azúcar, una cucharada generosa
Aceite, 2 cucharadas
Sal, pimienta negra

Para decorar he usado
Una plancha de hojaldre
Huevo batido
Semillas de sésamo
Un rodillo de enrejar

Pero con hojaldre, un cuchillo afilado y un poco de maña, puedes hacer cosas preciosas!




MODUS OPERANDI

Primero de todo, preparamos todo esto para que no nos pille el toro mientras cocinamos:

Semillas de hinojo: Las machacamos un poco en un mortero
Cebolla: Picada
Manzana: Pelada y cortada en daditos
Col lombarda: En juliana

En una sartén [con tapa, o en una olla ancha], ponemos a tostar ligeramente las semillas de hinojo, esto sirve para que den más aroma. Añadimos el aceite, y cuando esté caliente, la cebolla picadita.

Le damos unas vueltas, hasta que la cebolla esté blandita, y añadimos la manzana. Cuando comience a estar dorada, añadimos la lombarda, el vinagre de módena, el azúcar y salpimentamos.

En este momento tapamos la sartén, bajamos el fuego a medio-bajo, y lo dejamos cocinarse unos 20-25 minutos dando vuelta de vez en cuando.

Al taparlo impediremos que se evapore el agua que suelta la verdura, y no se pegará, pero si vemos que lo necesita, podemos añadir unas gotas de agua.

La receta se inspira en esta de Jamie Oliver. La he probado tanto con bacon como con jamón, tal y como la hace él, y ambos pasaron desapercibidos bajo el sabor agridulce, de modo que me ha parecido innecesario, es una grasa extra que no aporta nada en sabor. He añadido el azúcar, matiza mucho el resultado final.


Para decorar

He copiado vilmente a SandeeA con algunas variaciones, la primera que no tengo tanta paciencia para hacer bolas de papel perfectamente redondas.

He cortado el hojaldre con el rodillo de enrejar [una compra loca]

He colocado una parte en pelotitas hechas de papel de horno [puedes usar latas vacías de tomate, o de cerveza y quedará más redondito - no lo hice porque lo he pensado a cámara lenta :P]

He extendido el resto del hojaldre, y hecho tiras largas del ancho de una sección de rodillo, de modo que han quedado los rombos.

Lo he pintado con huevo batido, y he espolvoreado sésamo por encima. En el horno ha tardado unos 20 minutos a 200º.





POLLO CON NÍSCALOS Y CASTAÑAS

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CAL 418,1 . HC 16,9 . PR 42,4 . GR 17,3 [RACIÓN]










Otoño.

Adoro el otoño porque adoro las castañas asadas. Caminar por la ciudad, doblar una esquina [tan gris como otras miles de esquinas igual de grises], y sorprenderte con el aroma cálido de las castañas asadas sigue siendo tan amable como una sonrisa o un abrazo.

No hay calles grises, frías, anónimas, si las recorre el humo de las castañas. El olor inconfundible les da un encanto doméstico, cerrado, agradable, como de no estar en la calle. La ciudad gris, oscura y fea se vuelve acogedora si el aire huele a castañas asadas.

Hace tiempo [una vida antes] solía ir a Extremadura en otoño, y volvía a casa con los bolsillos llenos de castañas grandes, rotundas y sabrosas que recogía en el campo.A veces me parece que han pasado dos o tres vidas, en lugar de una.

Nos metíamos hasta los tobillos en los castañares, y las sacábamos de sus erizos, para llegar al final del día a una chimenea caliente con una bandeja de castañas dentro, que se iban asando a su ritmo, sin prisa.

Los niños eran los que más disfrutaban de nuestras excursiones, aunque por lo general preferían comer chocolate o golosinas en lugar de aquellas castañas que ellos mismos habían recogido del suelo. En fin, los niños a veces son así de inexplicables. Aquellos, además, vinieron sin manual.

Y al calor de esos recuerdos, han llegado hasta mí estas pequeñas, recogidas del suelo, aunque no haya sido por mí, y cocinadas por una vez con algo tan otoñal como las setas.

Los níscalos, carnosos y rotundos, que puedo disfrutar tan pocos días al cabo del año, en este otoño tardío que nos ha traído setas hasta diciembre, han completado un plato sencillo y sabroso, con unas pequeñas patatas ecológicas, de carne firme y color intenso.










INGREDIENTES 
[4 RACIONES]
Pollo, limpio y troceado, con piel, uno entero [o dos traseros completos]
Castañas, 150 grs peso en seco
Níscalos [o las setas que más os gusten, o champiñones], 250 grs
Cebolla, 150-200 grs [una mediana]
Vino blanco, 1 vaso
Caldo de pollo, 1 vaso
Ajo, 2 dientes
Aceite, sal, hierbas al gusto

[Guarnición: patatas asadas con cebolla, ajo y romero]

MODUS OPERANDI

Las castañas

Les quitamos la cáscara exterior, dejando la piel interior, y las ponemos a cocer en agua con sal durante 20 minutos. Pasado este tiempo, las retiramos del fuego, escurrimos y reservamos, guardando un vaso del agua de cocción que usaremos más adelante.


El pollo

Mientras tanto, vamos preparando el pollo. Lo ponemos a dorar en una sartén sin nada de aceite, con la grasita que suelta la propia piel [para ello lo colocaremos primero con la piel hacia la sartén y le daremos la vuelta al cabo de unos minutos], y lo tenemos hasta que esté hecho por fuera y crudo por dentro. Esto son de 2 a 4 minutos por cada lado. Reservamos el pollo, y dejamos un par de cucharadas de la grasa en la sartén, desechando toda la que sobre.

En la misma sartén, con la grasita del pollo, pochamos la cebolla cortada en juliana. Cuando empiece a estar transparente, añadimos los níscalos o las setas elegidas, salteamos un par de minutos, y añadimos el pollo. Incorporamos las hierbas que hayamos escogido [mezcla de hierbas provenzales, tomillo, o romero van bien], y el vaso de vino blanco.

Cuando haya dado un hervor todo el conjunto, añadimos el caldo. Aquí podemos hacer dos cosas: usar caldo natural de pollo, en cuyo caso lo usaremos directamente, o usar una pastilla de caldo [también puedes tener tu propio concentrado casero, que es lo que yo hago]. En este último caso, si las castañas ya están cocidas, podemos disolver la pastilla de caldo en un vaso del agua de cocción, esto le da un punto de sabor muy interesante al resultado final.

Cocemos todo el conjunto durante unos 30 minutos. Durante este tiempo, podemos pelar las castañas, que ya estarán tibias, y al final de la cocción, las incorporamos y tenemos todo a fuego medio entre 5 y 10 minutos más, hasta que el pollo esté hecho.

Rectificamos el punto de sal solo si es necesario, lo normal es que con el caldo haya sido suficiente. Esto lo haremos a la vez que incorporamos las castañas.








Fuente de inspiración: Cocinando para ellos

STOLLEN INTEGRAL AL 85%

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CAL 316,0 · HC 50,5 · PR 8,4 · GR 9,8 [100 GRS]









Hace años que conozco este dulce.

Lo compro muy esporádicamente, así de año en año y no todos, y hasta hoy no lo había preparado nunca en casa. Por alguna razón siempre pensé que este dulce era tremendamente gordo y graso, y no sabía cuanto me equivocaba. Pero a veces, todas las cosas llegan, a su debido tiempo.

Y ese tiempo ha sido el necesario para leerme los capítulos introductorios del libro de Peter Reinhart, que nos lleva de la mano por el apasionante mundo de los panes integrales.

Reinhart ha desarrollado un método, del que yo siempre digo que se adapta a mi vida, [tiene mérito, que a veces no me adapto ni yo y voy corriendo para alcanzarme] para hacer panes integrales y maravillosos utilizando la fermentación retardada.

Desde que empecé a experimentar con este método, mis panes han dado un salto cualitativo bestial. No he vuelto a decir aquello de los panes integrales... tienen que ser así [mazacotes ligeramente ácidos y compactos]

La fermentación retardada en la nevera me permite preparar los prefermentos del pan cuando tengo un rato, y amasar y hornear cuando tengo otro rato. Casi nada.

Claro que hablamos de integrales, no de pan blanco, que es otro mundo. El pan integral es más completo y más sano, pero hay que hacer un esfuerzo extra para que sea tierno, jugoso y tenga buen sabor, las cosas como son.

Yo procuro utilizar siempre productos integrales, empezando por las harinas. Y adapto [casi] todos los retos que nos propone Bake the world al formato integral. Esta vez he tenido tanta suerte que no he tenido que adivinar la receta, Peter me la da en su libro.

Un pan ligero, sano, lleno de aromas intensos como el cardamomo o la naranja, con un poquito más de materia grasa que otros panes [huevos, mantequilla] pero no tanta como para que se convierta en una locura comer un trozo para desayunar.

He puesto un 15% de harina blanca, por precaución. Normalmente uso un 20% y eso me garantiza un resultado más esponjoso y un mejor comportamiento de la levadura o masa madre.

He adaptado la receta al uso de levadura porque ahora mismo ando sin masa madre [haré en breve una masa madre fuerte, con carácter, que tarda muchos días hasta que está lista, partiendo de un cultivo de semillas... os la traeré]

Y me he visto obligada a usar un molde, casi todos los integrales agradecen el molde, son panes poco tenaces que tienden al desparrame [jodíos juerguistas]. Pero además no usé toda la harina que pedía [a gritos] la masa confiada en que la podría doblegar, y me pasé de optimista. Tomo nota.






INGREDIENTES
[UN PEDAZO DE STOLLEN COMO PARA 8 PERSONAS COMO MÍNIMO]

Soaker
Harina blanca de trigo, 100 gr
Harina integral de trigo, 125 gr
Leche, 150 ml
Mantequilla, 110 gr [en punto pomada o líquida]
Sal, 4 gr

Starter
Harina integral de trigo, 225* gr
Agua, 190* gr
Levadura seca, 1,2 gr*

*En la receta original: 60 gr de masa madre, 200 gr de harina integral de trigo, y 160 gr de agua. No pude porque no tengo masa madre activa, estoy en ello...

Fruit soaker
Fruta confitada o desecada, 225 gr [usé arándanos, uvas pasas y naranja deshidratada]
Zumo de naranja, 150 gr
Brandy, dos cucharadas [opcional]
Cardamomo, una vaina
Vainilla, extracto de almendra [o cualquier especia y esencia que quieras]

Resto de ingredientes
Harina integral de trigo, 170 gr [ten el bote a mano por si necesitas más]
Levadura seca, 3 gr
Huevos, 2 uds
Azúcar de caña, 60 gr
Sal, 5 gr


MODUS OPERANDI

DÍA I: Prefermentos

En un bol, mezclamos todos los ingredientes del soaker, los amasamos muy ligeramente solo hasta que queden integrados. Lo tapamos.

En otro bol, mezclamos los ingredientes del starter, también hasta que queden bien mezclados. Lo tapamos.

En un cuenco, ponemos a macerar las frutas con el zumo y el brandy, y las especias y esencias elegidas.

Dejamos todo a temperatura ambiente alrededor de una hora, para facilitar que las enzimas del starter comiencen a hacer su trabajo, y lo metemos en la nevera toda la noche. Técnicamente no haría falta meter el soaker y el fruit starter, pero yo siempre guardo todo en la nevera.

DÍA II: Amasar, levar, formar, hornear

Amasar

Lo primero que hacemos es escurrir las frutas del líquido de maceración, y guardarlo por si lo necesitamos más adelante. También retiramos las especias que no vayan a formar parte del pan [si has usado cardamomo en vaina en lugar de en polvo, si hay un palo de canela...]

En un bol, amasamos ligeramente todo el soaker, el starter y todos los ingredientes restantes excepto la harina [es decir: sal, levadura, azúcar, huevos batidos] y una vez tenemos una masa homogénea añadimos las frutas escurridas y las integramos.

En la encimera, ponemos un poco del harina que nos queda [esos 170 gr que teníamos reservados] y echamos toda la masa encima. Iremos amasando poco a poco hasta que la masa absorba la harina y se vaya doblegando, añadiendo harina conforme la necesite. Tal vez necesitemos algo más de los 170 gr, tal vez nos haga falta líquido, entonces echaremos mano del zumo de macerar las frutas. Las harinas integrales son caprichosas con los líquidos, tenlo en cuenta.

Insisto una vez más: pon harina si te la pide... sin pasarte, claro! O lo dejarás corto de sal, recuerda que todos los ingredientes se miden tomando como base la harina.

Yo, no pude parar el amasado [tenía las manos pringadas hasta los codos] para ir al armario a por más harina, de modo que no fue suficiente y me costó mi trabajo que aquella masa desarrollara un mínimo aceptable de tenacidad. 

Los amasados son una cosa muy personal, pero ante estas masas difíciles y muy hidratadas, yo opto por amasar dos minutos [amasado francés, por supuesto, no hay alternativa], descansar 5 minutos, amasar dos minutos, y repetir el ciclo si hace falta. Para este stollen necesité 3 amasados, y en 20 minutos tenía algo digno de ser llamado masa, a las fotos me remito. Sobrehidratada, pero masa al fin y al cabo.

La metemos en un bol y la tapamos con film.

Levar, formar, levar

Esta masa necesita un primer levado de unas dos o tres horas*. 

*Cuando voy justa con los tiempos de levado [se me ha hecho tarde, por ejemplo] hago trampa. No es una trampa gorda porque si es cierto que los panes desarrollan su sabor durante el levado, en las fermentaciones retardadas, este desarrollo se da sobre todo en la primera parte [ese starter que durmió en la nevera]. Por eso, a veces, hiervo un poco de agua en un cazo, y la meto al horno o microondas [da lo mismo mientras sea un compartimento estanco] y pongo al lado la masa. El vapor caliente hace que leve de maravilla en poco tiempo.

*Cuando no tengo tanta prisa, pero hace frío y los levados se alargan demasiado, echo una mantita polar doblada sobre el cuenco donde leva la masa, y lo agradece una barbaridad.

Una vez haya doblado su volumen [en realidad nunca lo va a doblar, pero digamos que ha crecido mucho] le damos forma, si podemos. Los stollen se forman haciendo una "S" con la masa, es decir, extendiendo la masa en la encimera, plegamos un tercio hacia arriba, y otro tercio hacia abajo.

Pero si tu masa es como la mía, muy hidratada, no hay manera de formar nada con ella, de modo que la podemos meter a un molde y la dejamos levar ahí. El segundo levado es corto, unos 30 minutos.

No te agobies porque no hagas un stollen en forma de S, porque las harinas integrales casi siempre acaban metidas en un molde, tienen una terrible tendencia a desparramarse. Es normal, no sufras, está igual de rico, te lo aseguro, y sigue siendo un stollen en esencia [sabe a stollen, los ingredientes son los del stollen, los amasados también... y hasta Peter Reinhart dice que lo es en su libro Peter Reinhart's WholeGrain Breads, del que tomé esta receta... de stollen, claro]

Horno

Es la parte más fácil de todo el proceso. El stollen se cuece a 200º unos 40-45 minutos, o algo menos si no va en un molde y sale un poquito más plano.

Y si no hacéis la tontería [que hice yo] de sacarlo del molde en los diez últimos minutos y devolverlo al horno paza abajo, para que se cueza bien por debajo, os quedará un precioso stollen con una bonita curva.





ALBÓNDIGAS DE POLLO Y CALABACÍN

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CAL 393,9 · HC 16,6 · PR 32,0 · GR 24,1 [POR RACIÓN]




Hoy os propongo una receta muy navideña. 

Que estaréis pensando, qué dice la loca esta, si aquí no vemos roscones, mazapán, cochinillo asado ni canapés de foie-gras con dátiles.

Claro. Como que ya os lo habéis comido! Que os he visto!

Lleváis [llevamos] una semana de comilonas escandalosas, que si cena de empresa, que si nochebuena en familia seguida de navidad, cómo no y en medio todas esas pequeñas celebraciones, esos restos que andan por la nevera incitando al pecado, y esas bandejitas de turrones que no podemos dejar de mirar... en el curro, bandeja de polvorones; en el dentista, bandeja de polvorones; y en el gimnasio... ¡bandeja de polvorones! [y luego el monitor me riñe si me como una galleta!!!]

Sí, sí... pensad ahora en el turrón duro y el blando, los bocaditos de morcilla y piñones, y en el patxaran de la sobremesa...

Queridas golosas devoradoras, queridos gorditos tragaldabas: Se ha terminado la operación "a la mierda el bikini".

Al menos, por unos días.

Vamos a darnos una tregua. Una bandera blanca de apio y manzanas. Un armisticio de azúcar y manteca a lo bestia. Firmemos un tratado de no agresión con bandejas de turrones. Al menos, hasta Nochevieja.

Que tenemos que enfundarnos en aquel vestido que compramos hace un mes y medio para fin de año... Y no, no ha encogido, que aún no lo hemos lavado!

Ya volverá enero, con su cuesta, su gimnasio y sus ensaladas, y con esos filetitos a la plancha que nos comeremos con cara de acelga resignada, esas comidas que no se coronan con un postre lleno de chocolate, dulce de leche o almendras.

No es plan estar toda la vida comiendo ensaladas y filetitos que acaba uno con cara de besugo infeliz, y voy a empezar a proponer comidas sanas y agradecidas, bajas en grasas, para que la cuesta de enero se haga menos dura, y para que estos días pre-atracones, pasen de largo sobre nuestras caderas...

Así que aprovechando que tenía que perpetrar un asalto bloggero, he sacado del blog de mi víctima esta receta ligerísima, rica y muy sabrosa, espero que os guste mi elección! 

La he tuneado ligeramente [pollo en lugar de cerdo y ternera, salvado de avena por pan rallado y haciendo las albóndigas en el horno], para ajustar un poco la cantidad de grasa y porque en cualquier caso no debo comer carnes rojas [no, no voy a hablar ahora de los turrones de chocolate, el turrón de chocolate no es una carne roja, ejem], pero vamos que en su versión normal tampoco están nada mal...

No os dejéis llevar por el aspecto ligeramente aplastado de las albóndigas, alguna pega tenía que tener hacerlas en el horno...






INGREDIENTES
[2 PERSONAS]

La salsa de tomate casera
Tomates, 1 kg
Cebolla, 1 grande / 2 medianas
Ajo, dos dientes
Pimiento verde, 1 ud
Pimiento rojo, medio
Zanahoria, 1 ud
Hierbas o especias, al gusto
Aceite, sal, una cucharadita de azúcar

Las albóndigas
Pollo picado, 250 gr
Calabacín, 125 gr
Cebolla, 50 gr
Ajo, 1 diente
Huevo, 1 ud
Salvado de avena, dos o tres cucharadas*
Aceite, una cucharada
Salsa de tomate casera, 250 gr

*Se puede usar en su lugar harina, pan rallado o cualquier espesante que se quiera.


MODUS OPERANDI

La salsa de tomate casera

Trituramos los tomates en crudo hasta reducirlos a puré [Yo personalmente pelo los tomates sólo si la piel es dura, si no la dejo, pero esto es a gustos] y los reservamos.

En la Thermomix, picamos todas las verduras restantes, y las sofreímos 7 minutos, a temperatura Varoma, y velocidad 1. Añadimos el tomate, la sal, especias o hierbas y el azúcar y lo dejamos 25-30 minutos más, a la misma velocidad y temperatura, según como la queramos de espesa.

En la sartén, sofreímos las verduras picaditas hasta que estén blandas, y añadimos el tomate con los condimentos, y lo dejamos freír mientras le vamos dando vueltas de vez en cuando, hasta que esté listo, unos 25-30 minutos.

Las albóndigas

Picamos finísimo o rallamos el calabacín, la cebolla y el ajo. Para hacer las albóndigas, lo primero que hacemos es mezclar en un bol toda la carne picada, la mezcla de calabacín, cebolla y ajo, el huevo batido, el espesante elegido [salvado de avena o pan rallado] y lo dejamos reposar al menos media hora. Podemos ponerles un poco de perejil picado si nos gusta.

Formamos las albóndigas, si vemos que no están muy compactas podemos hacerlo con las manos un poco mojadas y no se nos pegarán. Las vamos colocando en una fuente para horno.

Las horneamos a 200º unos 20 minutos, según el tamaño. ¿Y esto como es? Yo las hago del tamaño de una pelota de ping-pong, y son 20 minutos. Si son más grandes o más pequeñas, ajusta el tiempo del horno. A mitad de cocción les damos la vuelta.

Sólo nos queda poner salsa de tomate en una olla, poner las albóndigas ya horneadas, y cocinarlo todo junto unos 5 minutos.

Blog asaltado: Los blogs de María

ROSCÓN REPUBLICANO [INTEGRAL]

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CAL 325,7 · HC 45,5 · PR 10,0 · GR 12,2 [100 GRS]










 Vivo en una casa sin reyes.

Con aspiraciones, que a mí me gusta soñar con ser la reina de mi casa, pero sin reinado, que al final una tiene un reino y lo debe mantener y eso, llenar la nevera y pagar las facturas... sube mucho la cuenta.

Somos dos ciudadanos de pleno derecho, y una pequeña dictadora consentida de bigotes largos que nos doblega a golpe de ronroneo.

Que es dictadora por consenso adoptado en asamblea, conste, que aquí cada uno carga con sus contradicciones. Además, un poco de pienso, alguna loncha de pavo y agua limpia... sale bastante más barato que una corona.

Las coronas últimamente tienen muy mala prensa. Por eso no quiero una. Además pesan un montón y vaya pelos que se te quedan cuando te la quitas. Y hay que limpiarlas, y sacarles brillo para que luzcan... ufff que pereza nada más que pensarlo!

Y claro, tienes una corona, con su reino incorporado, que es una cosa rancia y casposilla que no vale gran cosa, y ya te han liado, que si actos oficiales, que si presentaciones de cosas aburridísimas, que si actos llenos de canapés y tanto rato de pie ahí plantada que acabas con los pies llenos de reales juanetes. Y ojo con los canapés que el foie-grass engorda y luego las vecinas te ponen de vuelta y media.

Un rollo, vamos.

Y vete vigilando a los que te rodean. Que si tu cuñado tiene tratos con el panadero para que le guarde la mejor chapata, que si a tu prima cuando va a la peluquería la pasan antes que a las demás, y que si el del bar siempre te pone a ti el aperitivo de jamón del bueno. Todo el día deshaciéndote en explicaciones, ala, venga a invitar a rondas de chatos para que no se queje la gente... menudo desembolso!

No merece la pena, de verdad que no.

Y no hablaremos de cuando vas a inaugurar un zoo, que los elefantes no se que tienen contigo pero a ti te da que te miran mal. Que la última vez que fuiste al circo casi no lo cuentas, que el elefante fue a por ti y te arreó un trompazo sin venir a cuento.

Así que por eso de arriesgar lo justo, aquí el roscón está acorde a la forma de gobierno de mi casa, y nos ha salido republicano. Cosas que pasan.

Yo por ser tradicional he intentado algún año hacerlo con forma de corona, pero es que no hay tutía, que me sale deforme, ovalado, achatado, encogido por los lados, que no. Y para una corona a medias, mejor una república, no os parece?


INGREDIENTES
[ROSCÓN DE 750GR APROX]

Prefermento
Harina blanca ecológica*, 90 gr
Leche desnatada, 50 gr
Levadura seca, 1 gr
*La harina que utilizo ha sido molida en un molino de piedra, conserva el germen del trigo y no ha sido tratada, y resulta muy panificable. Si no utilizas una como esta, sustitúyela por harina de fuerza, nunca por harina floja de repostería.

Infusión
Leche desnatada, 120 gr
Piel de cítricos [usé naranja y lima, lo que tenía en casa]
Canela, un trozo generoso
Ron, 3 cucharadas
Esencia de azahar, 2-3 gotas [depende de la que uses y su concentración], o dos cucharadas de agua de azahar

Masa
Harina blanca ecológica, 100 gr
Harina integral de trigo ecológica, 140 gr
Fructosa, 40 gr [o 70 gr de azúcar]
Levadura seca, 3,5 gr
Huevos, 2 ud [a ser posible de gallinas felices]
Mantequilla fría, 60 gr
Sal, 4 gr

Para decorar*
Huevo batido, 1 ud
Fructosa, dos cucharadas
Anís, una cucharadita
Arándanos deshidratados
Almendra cruda
*Puedes decorar con lo que te apetezca, a mí personalmente no me gustan las frutas confitadas, así que usé arándanos que es lo que tenía a mano...


MODUS OPERANDI

Prefermento

Antes de empezar con nuestro roscón, ponemos en un bol los ingredientes del prefermento, y los mezclamos hasta que se integren bien. Una vez hecho, amasamos ligeramente hasta tener una bola de masa lisa. La dejamos reposar 3 horas a temperatura ambiente, o toda la noche en la nevera. [En este caso, espera 15 minutos antes de meterla al frío, para que las levaduras comiencen a trabajar]

Infusión

Con el prefermento a punto, empezamos a preparar la infusión. Ponemos en un cazo a fuego medio la leche, las pieles de cítricos, y la canela. Cuando alcance su primer hervor, retiramos el cazo del fuego y lo dejamos reposar unos minutos. Una vez tibio, añadimos el ron y el azahar y lo volvemos a dejar en reposo unos minutos más. Colamos en un recipiente 80 grs de la infusión, pero dejamos el resto a mano por si nos hace falta añadir líquidos más adelante.



Masa

En un bol, ponemos toda la harina, la levadura y la sal. A mí me gusta removerlo todo un poco con la paleta, pero no es necesario. Añadimos el prefermento en trocitos, el azúcar, los huevos, los 80 gr de infusión que teníamos colados, y si nos apetece, un poco de ralladura de limón.

Mezclamos bien todos estos ingredientes hasta poder empezar a amasar. Pasamos la masa a la encimera, y la amasamos unos minutos, hasta tener una masa lisa y elástica.

En este momento, aplanamos un poco la masa, y ponemos en el centro la mantequilla fría en trocitos [la podemos romper un poco con las manos, con eso bastará] y amasamos de nuevo. Al principio va a ser un poco pegajoso, pero poco a poco la mantequilla se irá integrando en la masa y volveremos a tener una bola lisa y tersa, que no se pegará a las manos.

Cada harina es un mundo, y las integrales son otra dimensión. Puede ocurrir que necesites un poco más de harina, o que veas que la masa necesita líquido. A mí me pasó lo segundo, y usé toda la infusión que me quedaba, la integré bien y amasé hasta tener una bola tersa y firme. Pero esto se hace a criterio personal, si has amasado antes, sabrás lo que te pide la masa. Si no... fíjate en si la masa sigue pegajosa al cabo de unos minutos, o si la notas muy dura, y guíate por el instinto [si no aciertas de pleno, al menos formará parte de tu aprendizaje]

Metemos la masa en un bol ligeramente aceitado, y la tapamos con film. La dejamos levar hasta que doble su volumen, de dos a cuatro horas, según la temperatura ambiente [siempre os lo cuento: en invierno, sobre el papel film, pongo una mantita polar doblada, porque mi casa es fría y las masas tardan mucho en crecer]

Con la masa debidamente levada, la sacamos del bol y la desgasificamos con suavidad. Hay quien da un reposo de 15 minutos y después continúa [es decir: desgasificar - reposo - formado], yo no lo hice...



Formado del roscón

Ahora todo depende de si eres tradicional, o vas por libre. En verdad esta masa se puede formar como a cada uno le de la gana, pero os cuento como se hace en los dos casos:

Forma de corona. Una vez desgasificada la masa, se da una forma redondeada, y se hace un agujero en el centro. Se va trabajando hasta que tiene forma de corona. Se puede usar molde o ponerla en la bandeja directamente, sobre papel de hornear, claro. Aunque si quieres un consejo, da forma al roscón sobre el papel de hornear [colocado sobre la bandeja de horno] y te ahorrarás un problema en el traslado.



Forma de asamblea. Una vez desgasificada la masa, se cortan 12 porciones iguales [pesarán 60 gr] y se bolean. Para que las bolas queden lisas y bonitas, se aplasta un poco la masa dando forma de disco, y se plega por los bordes. Se le da la vuelta, se bolea un poco en la mesa para remeter las costuras, y ya está. No te preocupes, hay fotos, verás que es muy fácil. Se colocan las bolas en una bandeja cuadrada o rectangular, y tendremos una plaza del pueblo con su asamblea de ciudadanos libres, todos igualitos y consensuando cosas a su ritmo. Que sí, que no todas las repúblicas son asamblearias... pero esta es la mía.

Una vez formado, se deja reposar entre 45 y 60 minutos, tapado con film, hasta que leve de nuevo.



Decoración

Esto es a gusto de cada cual. Por norma, se pinta con huevo batido, se colocan encima las frutas y las almendras en trozos o laminadas, y se puede pintar una vez más con una mezcla de azúcar [fructosa] y anís dulce. Yo usé arándanos deshidratados, lo que tenía a mano, porque sin nada me parecía que mis pequeños ciudadanos quedaban un poco tristones... y puse abundante fructosa con anís, que me encanta.

Horno

Se hornea entre 20 minutos [forma de corona] y 25 minutos [forma de asamblea] a 180º en el horno previamente precalentado. Comprueba de todos modos si está cocido antes de sacarlo. Y si has usado molde, al cabo de 5 minutos fuera del horno, saca tu roscón del molde y deja que enfríe sobre una rejilla. De lo contrario, se acumulará la humedad en la base y estropeará la textura de la miga. Y si lo sacas antes, se podría romper.

Las masas dulces integrales, no son tan esponjosas, tan aéreas ni tan suaves como las blancas. Tienen más sabor, a cambio. Para masas de este tipo me gusta usar una proporción de no más del 60% de harina integral, aunque no es una regla inamovible. Si haces esta receta, tendrás un roscón un poco más compacto, menos ligero al morder que los blancos tradicionales, y muy, muy sabroso y sano. Y esa es la razón de que rara vez hayas visto un roscón integral en una panadería. Para tener algo rico de verdad, hay que echarle todo el tiempo que necesita esta receta, de otra manera, te comerás un ladrillo.







Fuente: Receta de Iban Yarza, adaptada

PAVO ASADO

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Hoy libro. En lugar de contaros cosas, os he traído un artículo. Espero que os guste!

He compartido el espacio de una entrada de mi blog con Gloria Lorenzi, una estudiante italiana de Periodismo y Mass Media en la Westminster University de Londres. Es una apasionada de tecnología y le encantan los idiomas: dos intereses que intenta conciliar a menudo en sus artículos. Ha elegido el Reino Unido para perseguir su objetivo de llegar a ser un día periodista. Y su artículo es este...

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Los food bloggers: una nueva generación entre cocina y tecnología
por Gloria Lorenzi

Durante los últimos años, más de 80.000 millones de fotografías han sido subidas desde diversos dispositivos tecnológicos ya sea android, iPhone, Windows los cuales lideran el mercado, a redes sociales como Instagram, Pinterest, Twitter o Facebook.

Un gran número de estas fotografías están relacionadas con platos de cocina. Por ejemplo, si analizamos los Hashtags (o etiquetas) más populares de Instagram, observamos que #food tiene más de 74 millones de fotografías subidas e #instafood tiene 18 millones al igual que #foodporn. Este hecho ha tomado aún más relevancia con el crecimiento de los smartphones y tablets.

Pero, ¿por qué esta pasión por publicar fotos de cocina? ¿Es una manía o una moda?

Los food bloggers reconocen que es porque les gusta tentar a la audiencia; saber si les apetece lo que estás comiendo, documentar creaciones personales y conocer la opinión de otros usuarios en cuanto a lo que cuelgan.

El tipo de comida más colgada en la red son los dulces, irónicamente seguida por los vegetales. Además los food bloggers con mejores fotografías suelen tener un gran incremento de seguidores y likes. Por lo tanto, esta tendencia puede también estar relacionada con el deseo de aumentar la popularidad de su red social.

Otra de las razones por las cuales los usuarios suben fotos de comida es para compartir momentos especiales durante unas vacaciones, cumpleaños o para mostrar el lado más artístico de la cocina, teniendo en cuenta su estilismo y buen gusto. 

También encontramos infinidad de blogs con tutoriales y recetas dónde podemos tomar ideas para desayunos, comidas, meriendas, cenas, snacks, bebidas o postres; e incluso encontrarlas separadas por ingrediente principal. Además, se pueden encontrar recetas para ocasiones especiales como una cena de Navidad o Acción de Gracias. 

Adicionalmente, con la creciente tendencia de la comida fusión, la comida de otras culturas y la comida poco convencional empieza también a ser un tópico clave en las redes sociales.

Finalmente, los food bloggers también publican entradas donde presentan a los chefs más influyentes del momento, hablan de las últimas tendencias culinarias, comentan y dan puntos a los restaurantes que atienden según la calidad del servicio que han recibido.

Los jóvenes están cada vez más interesados por la comida sana y de calidad, o “Slow Food”. El movimiento Slow Food consiste en comer teniendo en cuenta la calidad de los alimentos, además de dónde proceden y el modo de cocinarlos. Surgió en Italia en 1986 con la intención de salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad y el movimiento ya es popular en más de 130 países.

Los blogs de comida y las fotos nos ayudan precisamente a entender este concepto, aprendiendo como cocinar infinidad de alimentos además de despertar nuestra creatividad en cuanto a la cocina.

Son también muy favorables para personas que siguen dietas compuestas por un número de alimentos limitado ya sean dietas sin gluten, dietas veganas o para los seguidores del crudismo, ya que pueden encontrar una gran variedad de recetas que quizás no se les ocurrirían a ellos mismos.

Un ejemplo de esto son las cuentas de Instagram de @health_and_me o @nakedtreaties, dónde los usuarios suben fotos de comidas crudas, batidos de frutas o postres veganos diariamente y los seguidores comentan con sus opiniones y son incitados a probarlos ellos mismos.

En conclusión, gracias a las redes sociales la gastronomía esta al alcance de todos ya que son una herramienta esencial que puede mejorar nuestro estilo de vida, otorgándonos el punto de creatividad y conocimiento culinario que necesitamos.

Un agradecimiento especial para Ana, que me ha dado la posibilidad de publicar este post en su interesantísimo blog. 

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*He puesto muy excepcionalmente un enlace publicitario a petición de la autora








INGREDIENTES
[2 PERSONAS]

Pavo, un muslo completo, con piel
Zanahorias, 2-3
Cebolla, 1 mediana
Patatas, 2 pequeñas
Ajo, dos dientes
Vino blanco, 1/2 taza [120 ml]
Caldo de ave o verdura, 1 taza [240 ml]
Laurel

*Las verduras y hortalizas son al gusto de cada cual...

MODUS OPERANDI

Es muy sencillo, pero es importante respetar los tiempos...

Precalentamos el horno a 200º [luego lo bajaremos, pero así compensamos la pérdida de calor producida al meter los alimentos fríos]

Salpimentamos el muslo de pavo, lo colocamos en una fuente apta para el horno, y lo metemos a 180º durante 15 minutos. No necesita aceite, salvo que lo hayas comprado sin piel, en ese caso no estará de más añadir una cucharada.

Mientras se empieza a asar, limpiamos y cortamos en juliana las zanahorias y la cebolla, pelamos y cortamos en láminas no muy gruesas las patatas, y picamos el ajo.

Al cabo de esos 15 minutos, añadimos todo [patatas, zanahorias, cebolla y ajo] a la fuente junto con el vino, y lo devolvemos al horno, esta vez 30 minutos, dando la vuelta más o menos a mitad de tiempo.

Abrimos el horno por última vez para añadir el caldo y la hoja de laurel, y lo dejamos otros 45 minutos más.

[Antes de sacarlo del horno, comprobamos si está bien cocinado por dentro pinchando con un cuchillo y comprobando que la carne más pegada al hueso está hecha... de lo contrario, lo ponemos un ratito más, que esto siempre es orientativo y depende del tamaño del pavo!]

El resultado será un pavo jugoso y cocinado en su punto, y unas verduras tiernas y con mucho sabor.




PFEFFERNÜSSE [TESTS]

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CAL 362,5 · HC 73,8 · PR 11,0 · GR 3,9 [100 GRS]





Hojeando una revista, he visto algo que me ha hecho reflexionar. Se llamaba "Test para saber cuanto conoces a tu pareja"y entre otras preguntas insulsas y superficiales, estaba ésta:
¿Sabes cual es el sabor de helado preferido de tu pareja?

¿Que si lo sé? Yo no podría decir cual es mi sabor de helado favorito. Como mucho, te podría decir, y haciendo un esfuerzo, el que me apetece ahora.

Si duplico mi esfuerzo, tal vez llegue a decirte el que me hubiera apetecido hace un rato. Antes, por ejemplo, de tomarme un café.

Con el recuerdo del café en el paladar, el helado de queso y nueces [uno de mis top preferidos] no me apetece nada de nada. En todo caso, opto por el dulce de leche o el de galleta.

Después de cenar me suele apetecer tomar helado de té verde, pero eso a media tarde no me hace nada de tilín, a esa hora me inclino más por uno de ron y pasas, o de yogur y frutas del bosque. El helado para volver a casa dando un paseo de madrugada, es sin duda, de chocolate belga.

Porque hay sabores que nos gustan para toda la vida [el arroz con leche], otros que nos gustan para algunos momentos y otros que creemos odiar sólo porque no los hemos probado en el momento justo o en la preparación exacta. Porque no somos estatuas, somos seres vivos, y nos apetecen cosas distintas en cada momento, porque la vida es un fluir... y los apetitos fluyen por ella.

Y en este fluir de apetitos, fluyen las especias, al menos, en casa. Nos encantan, pero no siempre igual, no cada vez las mismas... alguna vez me planteo hacerme mezclas de especias y tenerlas siempre a mano, pero nada, si lo hago las modificaré cada vez que las use, y al final... las voy preparando en el momento, y así, me dejo llevar por lo que me pide el cuerpo cada vez...

Por eso, estas galletas especiadas, son orientativas. Para esta receta de #TiaAlia, he usado lo que me apeteció en ese momento, y de hecho, he hecho la versión más clásica de las pfeffernüsse que se hace sin chocolate y con huevo en lugar de mantequilla, porque me pareció mucho más ligera, pero no os dejéis llevar por mi receta, lo mismo lo que os apetece es algo totalmente distinto...



INGREDIENTES
[2 BANDEJAS DE GALLETAS]

Huevos, 2 uds
Fructosa, 100 gr [200 gr de azúcar]
Harina, 300 gr
Levadura, 1 cucharadita
Bicarbonato, 1/2 cucharadita
Piel de naranja en polvo [o ralladura fresca]
Especias, al gusto [Yo usé: clavo, canela, nuez moscada, pimienta blanca, jengibre y cardamomo]
Agua, 2/3 cucharadas

Glaseado:
Zumo de limón
Azúcar glas

MODUS OPERANDI

Montamos en un bol los huevos con el azúcar hasta tener una mezcla blanquecina y espumosa.

Mezclamos aparte la harina tamizada, todas las especias, la ralladura de naranja, la levadura y el bicarbonato.

Incorporamos con una espátula y con movimientos envolventes la mezcla de harina a los huevos y el azúcar, hasta que se integren bien. Podemos añadir 2/3 cucharadas de agua si vemos que hacen falta.

Con las manos mojadas [tendremos un bol con agua cerca] sacamos pequeñas porciones de masa y les damos forma de bolitas. Las ponemos en una bandeja de horno, y las aplastamos un poquito.

Las horneamos a 180º unos 15 minutos, o hasta que estén bien cocidas.

Mientras se hornean, preparamos el glaseado, mezclando zumo de limón y azúcar glas hasta que tengamos una pasta blanquecina, la consistencia es un poco personal, según como la quieras de densa.

Cuando las pfeffernüsse estén horneadas, las pasamos a una rejilla, las pintamos con el glaseado, y las decoramos a nuestro gusto [he usado bolitas de anís de colores]



HAMBURGUESAS VEGETARIANAS

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CAL 193,5 · HC 12,3 · PR 8,0 · GR 13,5 [POR RACIÓN]








Me siento triste.

No puedo hacer el payaso en una introducción a una receta, que he hecho en homenaje a una compañera que se ha marchado.

Me ha dado por pensar en que tengo un recuerdo culinario de todas las personas que no están ya en mi vida. Es curioso, verdad? A veces, hago ciertas comidas para acordarme de ellos.

El primero en irse fue mi abuelo paterno, al que siempre recordaré por sus migas, que eran conocidas y reconocidas, que hacía en unos calderos enormes que hasta hace bien poco colgaban en una pared del patio de la casa de mi abuela, sin uso desde que él nos dejó. Y el regaliz de palo que me traía del campo... como me gustaba!

A mi abuela paterna me la recuerda el arroz con leche. Ella me consentía el capricho de tener siempre arroz con leche cuando yo comía en su casa, y a veces pasaba allí veranos enteros. Sigue siendo mi postre favorito. Nunca ha sido destituido por ningún tipo de tarta esatratosférica, cupcake aburguesada o macaroon pijo.

También recuerdo a mis abuelos en el campo, porque tenían unas pequeñas tierras, lo típico de los pueblos, y allí nos íbamos todos juntos a plantar espárragos o a regar, con nuestras tortillas, las ensaladas camperas y el porrón de vino con gaseosa.

Mi abuelo materno me recuerda a los caracoles, y en lugar de porrón usaba bota de vino. No los cocinaba, a decir verdad nunca le vi cocinar, pero los traía del campo, y los purgábamos durante horas en enormes barreños de agua, y y los cocinaban las mujeres de la casa...

Mi abuela materna me trae a la memoria los macarrones con chorizo. A día de hoy, debo decir que no me gustan demasiado, de hecho siempre me pareció un poco fuerte el sabor del chorizo cocinado, pero me recuerdan tanto a ella, que me ponen tierna.

Mis abuelos maternos además siempre me traen un recuerdo muy bonito. Ella cocinando, en la planta baja, y él en la planta alta de la casa, gritando por el hueco de la escalera
- Teresaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, Tereeeeeeeeeeeeeeesaaaaaaaaaaaaa
- Que quieres?
- A tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
Mi abuela se enrabietaba, ya está este hombre diciendo tonterías pero era tierno, no os parece? Y lo hacía en el momento de hacer la comida, porque sabía que ella no iba a subir a regañarle si tenía la comida en el fuego.

Ellos tenían una de esas historias bonitas, de seminarista madurito y novicia tirando a solterona, que se conocen, mandan a paseo los votos y se casan.

He elegido las hamburguesas vegetarianas para establecer así un recuerdo de Carolina, la autora del blog "Bocadillo suculento", porque es una receta que he intentado mil veces, y por lo general, se me resiste.

Ahora, no solo he conseguido que me salgan, sin grandes estropicios de por medio, sino que además cada vez que las cocine, no podré evitar un recuerdo a Carolina, que las hacía para su marido, que es vegetariano, y que con esta receta encontró las hamburguesas que más les habían gustado a todos.

Esta vez he estudiado detenidamente todos los problemas que me dan siempre estas pequeñas, y en la explicación, os detallo como los he ido resolviendo...



INGREDIENTES
[6-8 MINI HAMBURGUESAS, 2 RACIONES]

Champiñones, 10 uds
Pimiento rojo, un cuarto [de uno grande]
Puerro, uno mediano, solo la parte blanca
Calabacín, un trozo pequeño [un cuarto, más o menos]
Cebolla, un cuarto
Ajo, un diente
Jengibre rallado, al gusto [o la especia que nos apetezca]
Perejil fresco, una pizca
Huevo, uno
Pan rallado, el necesario [o salvado de avena o de trigo]

Todos los ingredientes son un poco a ojo, echamos lo que más nos guste o lo que tengamos a mano.

Para acompañar:
Pan integral de molde tostado
Mostaza antigua
Manzana salteada
Un poco de ensalada de col, manzana, pasas y nueces aliñada con una vinagreta básica


MODUS OPERANDI

Aunque las hamburguesas vegetarianas son bastante endemoniadas de hacer, si tomamos algunas precauciones puede que nos compliquen menos la existencia...

La técnica es muy sencilla: Picamos todos los ingredientes muy pequeños [lo hice con un robot de cocina], los pochamos con un poco de sal, pimienta, y las especias y hierbas, a fuego medio durante unos 15 minutos hasta que dejen de soltar líquido, los retiramos del calor y los dejamos templar.

Añadimos en un bol toda la verdura, el huevo y el pan rallado, y lo mezclamos hasta tener una mezcla mínimamente compacta.

Formamos las hamburguesas. Para esto, necesitaremos un aro de emplatar. Ponemos el aro en la sartén, lo rellenamos con mezcla, y lo dejamos un minuto. Pasado este tiempo lo podemos retirar y formar la siguiente hamburguesa.

Les vamos dando la vuelta con una espátula ancha que coja la hamburguesa entera de una vez, para que no se desbarate en el proceso. Y lo hacemos rápido.

COSAS A TENER EN CUENTA...

Asegúrate de que cuando pochas la verdura, no quede absolutamente nada de líquido sin evaporar. El líquido es tu peor enemigo.

El jengibre o las especias, puedes añadirlas en el momento de pochar las verduras si quieres un sabor más matizado, o en el momento de mezclar todo. Yo lo hice aquí, puse muy poco y era fresco, de modo que dio bastante sabor.

Usa la mejor sartén que tengas, esa que no se pega nada nunca ni por asomo. La que guardas en la caja fuerte y solo usas tú. Y píntala con aceite, con un pincel, no eches un chorretón y te olvides.

Deja que se cocinen a fuego medio un ratito, no tengas prisa, o no cuajarán bien y se desarmarán enteras cuando las quieras dar la vuelta. La parte de debajo debe estar crujiente y bien cocinada, de lo contrario, convertirás las hamburguesas en un revuelto vegetal.

Para dar la vuelta, usa una espátula muy ancha y hazlo rápido. Si tienes problemas, puedes hacer una cosa: corta dos trozos de papel de horno del tamaño de tu hamburguesa, y pon un trozo de papel debajo del aro de emplatar [antes de poner la mezcla de hamburguesa], y otro sobre la hamburguesa [cuando lo hayas retirado]. No pasa nada, se cocinará igual sobre el papel, y a la hora de darle la vuelta, te facilitará mucho la vida. Aunque no quedará igual de tostada, es mejor que lo hagas solo si ves que no hay forma con la mezcla y no le puedes dar la vuelta.

No desesperes, hay que tener paciencia, son tan blanditas y tan inconsistentes que no son nada fáciles de hacer, pero con un poco de paciencia, de verdad que salen. Solo tenéis que ver las fotos, una sartén, un poco de tiempo y una buena espátula.



PAN NAAN. LA SIMPLICIDAD.

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Tic tac. Tic tac.

Qué receta hago, qué receta hago.

Tic tac.

Adapto una.

Tic tac. Tic Tac.

Una sencilla...

Tic tac.

Me complico la vida. Venga, va. Aquí una valiente!

Tic tac.

Y así hasta el lunes antes.

Así llevo el mes entero. Buscando y rebuscando y nada, que nada me convence.  Acabaré quedándome fuera del #Baketheworld. Tengo dos finalistas, dos recetas de naan que pueden ser la elegida. Pero no consigo inclinar la balanza.

Hasta que se ha inclinado sola.

Porque ante mi incapacidad congénita para decidir pequeñas cosas [las importantes las suelo decidir sin pensar, pa'qué] empecé con una de las recetas... para continuar con la otra.

Y es que cuando la amasaba yo veía que aquello no acabaría bien. Debo decir que la finalista no-elegida, no estaba mal-mal, pero sí estaba peor-mucho peor, y por eso no verá la luz.

Era una receta simple, sencillita, amasar, levar y al horno. Pero no... la masa era pegajosa como un demonio y ni añadiendo harina me hice con ella... no levó bien y la tuve que retardar toda la noche en la nevera [tras lo cual me encontré una preciosa bola de masa gigantesca y llena de burbujitas] pero conforme la amasaba no estaba nada convencida...

De modo que según terminé de amasar, me fui corriendo al libro de Peter Reinhart [sí, el de siempre] y me hice un croquis de su receta. Yo que soy la orgullosa hacedora de una preciosa y perfecta masa madre por el método de Peter [el más enrevesado, difícil y lento que he conocido] me di de narices con un pan que se hace únicamente con levadura. Leches. Y mi masa madre poniendome ojitos. Y yo haciendole pucheritos.

Buenooooo digamos que en la primera receta hice trampa y usé masa madre en vez de levadura [y así me fue: levó después de toda la noche, un levado perfecto, diré. Pero salió muy ácido, por algo no había que mezclar yogur y masa madre de centeno integral...].

Y en esta versión que os traigo, he sido del todo fiel a Peter, y a pesar de que a mitad de proceso me barruntaba lo peor [esta masa apenas ha subido...] el resultado ha sido espectacular. Supongo que no leí la parte de que la masa sólo iba a levar 1,5 veces, que me leo solo las instrucciones que considero oportunas, y así me pasa después.

Es un naan plano, sencillo y desnudito. Pero hay más. Si en el momento de desgasificar lo rellenamos, podemos tener estas variantes [entre otras]:

Kema naan, relleno de carne picada y especias, casi siempre cordero.
Amritsari naan, relleno de patatas, cebolla y una gran cantidad de especias.
Peshwari naan, dulce, relleno de pasas, coco rallado y frutos secos. Tentada estuve de hacerlo pero olvidé poner el relleno en el momento adecuado.

Pero aquí, sin rellenar, planito, hinchado, precioso y muy integral.





INGREDIENTES
[2 PANES INDIVIDUALES]

Harina integral de trigo, 150 gr [tener a mano el tarro por si hace falta más]
Yogur natural desnatado, 125 gr
Mantequilla fundida, 10 gr
Sal, 3 gr
Levadura seca de panadero, 1 gr [o 3 gr de levadura fresca]


MODUS OPERANDI

Vamos a hacer un pan 100% integral de fermentación retardada. Un pan sencillo, ya que no necesitamos desarrollar miga, que es donde invertimos más esfuerzo en los panes integrales.

FASE 1: MEZCLADO Y AMASADO

En un bol mezclamos todos los ingredientes hasta tener una masa compacta y homogénea.

Sacamos la masa a una encimera, y hacemos el primer amasado de unos 2 minutos, añadiendo harina si se nos pega demasiado a las manos. No es interesante añadir muuucha harina, la masa se irá doblegando según se amase, solo añadimos lo justo para poder trabajar.

[De hecho, yo no añadí nada, pero no me importa trabajar masas ligeramente pegajosas, les aguanto bien los amasados]

Damos 5 minutos de descanso, nos vamos a hacer otra cosa... si está 10 minutos tampoco pasará nada.

Amasamos otros 3-4 minutos, metemos en un bol previamente aceitado o enharinado, y lo tapamos con film.

Dejamos reposar la masa a temperatura ambiente unos 15-30 minutos, y después la dejamos en la nevera entre 12 y 36 horas, como mejor nos organicemos.



FASE 2: AMASADO, FORMADO, HORNEADO

Puede ser el mismo día [si has hecho la fase 1 por la mañana] o al día siguiente.

Desgasificamos ligeramente la bola de masa,  la dividimos en dos porciones y les damos forma de bola. Las espolvoreamos con un poco de harina, las tapamos con film o con un paño, y las dejamos levar de nuevo unos 45-60 minutos.

Pasado este tiempo, vamos a estirar los panes, de uno en uno y en tres veces. Esto ayudará a que la masa se relaje despacio y nos deje estirarla más, aunque si tienes prisa lo puedes hacer en una sola vez.

Primer estirado: Hundiendo los dedos en el centro de la masa, vamos formando un disco de 6-8 cms de diámetro. Esperamos un par de minutos, no hace falta más.

Segundo estirado: Con las manos o con un rodillo, estiramos la masa hasta tener un disco de 12-14 cms. Esperamos otros dos minutos.

Tercer estirado: Con las manos o con un rodillo, estiramos la masa hasta tener un disco de 18-20 cms, que será su tamaño final. El alto de la masa será alrededor de 3 mm. Ahora dejamos que repose 5 minutos.

Horno: A la máxima temperatura que tenga nuestro horno, lo cocemos unos 5-6 minutos, aunque lo vamos comprobando [un horno tradicional indio para este tipo de pan alcanza más de 500º, cualquier temperatura alta está bien, eso sí, ajusta el tiempo!]




ENSALADA DE REMOLACHA CON SALSA DE GRANADA

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CAL 173,3 · HC 17,0 · PR 4,1 · GR 10,0 [POR RACIÓN]





Hoy me lo han puesto fácil.

No me suele gustar contestar a tests y formularios, me siento homogeneizada como un brick de leche cuando lo hago.

Pero... a veces, una puede hacer una excepción. Cuando Miss Cookingdomme hace algunas preguntas, con el único ánimo de que todas las amigas virtuales que nos leemos cada día, nos conozcamos un poco mejor, me lanzo a contestar.

Pido ya disculpas por no seguir lanzando preguntas a nadie... por lo general acepto las invitaciones pero no las extiendo, porque no quiero elegir ni comprometer. Pero quien quiera, se sienta invitado a contestar en su blog estas mismas preguntas [para qué hacer otras, estas ya están bien]

Aquí van las mías!

¿Cuál es tu tarta favorita?

La Well spiced carrot cake de Linda Collister, con frosting de queso.
No tengo ninguna duda, ni grande ni pequeña ni de ningún otro tamaño. Es esa.


¿Puedes decirnos algo que nunca probarías?

Si veo algo que no he probado antes, soy incapaz de resistirme a saber cómo es, y tengo que probarlo. Lo necesito. No tengo remedio para esas cosas, mi curiosidad me lleva a probar todo lo nuevo y diferente que me encuentre. [Pero si me invitáis a comer por favor no me deis calabaza. No dudo que estará muy buena, pero soy intolerante... cosas raras que me pasan]

Os puedo contar una anécdota, real, de un amigo que es biólogo y en uno de sus proyectos viajó a Guinea para llevar hasta un pequeño poblado tribal un proyecto de potabilización de agua, y la tribu en agradecimiento organizó una comida de honor para él.

En esta comida se vio obligado a comer sesos de mono vivo, que por lo visto es una práctica habitual del país y se considera una deferencia hacia un invitado de la máxima categoría.

Sinceramente, no os puedo decir lo que hubiera hecho yo en esta circunstancia, que no es lo mismo pensarlo aquí en mi habitación con mi nevera a unos pocos metros, que en mitad de la selva guineana al lado del jefe de la tribu.


¿Y algo que nunca podrías dejar de comer?

Verdura, verdura y más verdura. 

Y todo ello, sin ser vegetariana, que no lo soy. Porque la alimentación es un acto de consumo. Y todos los actos de consumo están para mí muy vinculados a la ética. Es por ello por lo que como menos carne, y más verdura, que además me encanta. Me parece poco sostenible, y deberíamos avanzar a métodos de ganadería menos agresivos con los animales. 

Me gustaría decir aquí que solo consumo carne ecológica, pero por desgracia, mi economía no está a ese nivel... consumo aves sobre todo, del mercado, nunca de grandes superficies.


¿Cómo crees que puedes mejorar tu blog?

Dejando de meterme en todos los fregaos, militancias y activismos que me salen al paso, y pasando algunas horas más con el culo pegado a la silla.


¿El primer postre que hiciste?

Unas tortitas de harina y agua, que se fríen y se rebozan en azúcar. Tenía 11 años. Al dejar la masa en la sartén, saltó aceite, me asusté y al apartar la mano me llevé por delante la sartén, que me cayó sobre las piernas con el aceite caliente. No fue nada grave, pero la cicatriz del aceite tardó años en desaparecer.


¿El plato que peor te salió?

He tenido algún "puré de restos de nevera" memorable. Digamos que no siempre miro lo que echo, me limito a sacar cosas pochas de la nevera y van a la olla una detrás de otra. 

Esto, queridas y queridos, no siempre es una buena idea.


Además del blog, ¿a qué te gusta dedicar tu tiempo libre?

Como veníamos diciendo... digamos que soy lo que podemos llamar una multi-activista.

Milito en una organización política, en un movimiento social en general y en dos comisiones de trabajo en particular [enfocadas a las economías alternativas y sostenibles y a las redes de apoyo y autoorganización], en el grupo de Vivienda de mi barrio vinculado a la PAH, y en una entidad que trabaja con personas sin hogar. A veces, ocurre que un día no tengo reunión. No me pasa mucho, la verdad. Porque de vez en cuando también me cae algo que no es de mis militancias, como reuniones inter-cosas, plataformas, coordinaciones y cosas de esas.

Creo de verdad que un día, el mundo será mejor. [Y yo, podré sentarme un rato]


Un pequeño secreto de bloguer gastronómico:

Todo se puede congelar. En caso contrario, todo puede haber sido congelado con anterioridad, y no tiene por qué notarse.

Esto salva los inconvenientes de fotografiar platos de lentejas a la una de la madrugada, o guisos de carne a las 6:50 con el café y el trozo de bizcocho detrás de la cámara.


Un consejo para los que estamos empezando en este mundillo:

Un foco de luz fría hecho en casa, barato, apañao y muy útil. Con un paño blanco para matizar las sombras.


¿Cuál es tu tienda preferida para comprar accesorios de cocina?

No compro mucha cacharrería a pesar de todos los trastos imposibles que he acumulado a lo largo del tiempo... 

Suelo comprar en Madrid, cuando lo hago, en Cristalerías García y en Comercial Minguez, y para los ingredientes voy a Ta Tung [un supermercado asiático lleno de cosas maravillosas], a las tiendecitas de Lavapiés, y a Manuel Riesgo.


Algo que odias que ocurra mientras cocinas:

Las interferencias. 

Puedes prepararme ingredientes, puedes dar vuelta a un guiso, puedes ponerme una cervecita y un aperitivo... pero... no-me-in-ter-fie-ras-mien-tras-co-ci-no, gracias!







INGREDIENTES
[2 PERSONAS]

Para la ensalada
Canónigos, 100 gr [o la base verde que elijas]
Remolacha previamente cocida o asada, una [150 gr]
Zanahoria, una [50 gr]
Avellanas, un puñado [20 gr]

Para la salsa
Zumo de media naranja [50 ml]
Granada limpia, media [50 gr]
Aceite de oliva, 1 cucharada [15 ml]
Vinagre de Módena, 1/2 cucharada [7,5 ml]
Sal
Pimienta negra


MODUS OPERANDI

Preparamos los ingredientes de la ensalada:

...Canónigos lavados y secos
...Remolacha cortada en dados
...Zanahoria laminada con un pelador de verduras, o en bastoncitos
...Avellanas ligeramente rotas, y tostadas unos segundos en la sartén

Y la salsa:

Exprimimos el zumo de la media naranja, añadimos toda la granada excepto unos pocos granos que reservaremos, el aceite, el vinagre, sal y pimienta, y lo batimos en un robot de cocina a máxima potencia.

Colamos el zumo resultante [importante, la granada dejará restos duros en la salsa], añadimos los granos que teníamos reservados, y servimos sobre la ensalada.



Fuente: Healthy appetite, de Gordon Ramsay, con modificaciones

Receta participante en
hemc 60 -  la granada

VITELLO TONNATO [CANAPEROS]

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CAL 224,6 · HC 0,2 · PR 18,8 · GR 16,4 [100 GRS]







La crisis es lo que tiene.

Cuando surgen las crisis, personales, económicas o del estado de las cosas, nos vemos obligados a echar imaginación al asunto.

[Canapero.
Dícese de aquella persona que consigue colarse en todos los eventos y saraos donde se sirve comida.]

Para mí, es aquella persona que hace de la necesidad un arte, busca las oportunidades con talento, y con un ingenio casi de novela de caballeros, resuelve con gracia la tediosa necesidad de buscarse las habichuelas.

Tenía ganas de dedicar una entrada a estos seres entrañables que pueblan los saraos, me caen majos. Son seres en simbiosis, no son unos gorrones. Y desde luego, son unos artistas.

Los canaperos no van solo a comer, aunque sí van a comer. Se tragan estoicamente todo acto, presentación, charla o rueda de prensa que se tercie, así hablemos de las tetas de la esteban que de los hábitos reproductivos de los escarabajos peloteros.

Y se unen al final del sarao a todos los invitados para disfrutar de unos merecidos canapés, charlar con los otros invitados, y sentirse alguien, como algunos de ellos confiesan. Ojo, que las motivaciones de un canapero son muy personales, quede por delante.

Llegan a los saraos a través de los medios de comunicación, suscribiéndose a los boletines de novedades, haciéndose pasar por prensa, solicitando invitaciones directamente como ciudadanos interesados o pasando por trabajadores de una embajada. Una pequeña inversión en tarjetas, una presentación en sociedad... y a esperar invitaciones.

Y aunque las instituciones no siempre les acogen con los brazos abiertos, hay que reconocer que en ciertos actos, sin canaperos no tendrían público así que... vamos a aceptar que existe una relación de simbiosis que beneficia a las dos partes.

Esta receta de hoy, es un homenaje a mí misma en otro tiempo, sin ir más lejos, en mis comienzos en Madrid, cuando llegué con muchos sueños y la cabeza y muy pocos duros en el bolsillo.

Comencé a vivir en esta ciudad compartiendo piso con dos estudiantes de periodismo, que me apañaron un pase de prensa "bastante creíble" y de su mano, y a golpe de invitaciones, nos colábamos a cenar gratis en todo evento que se pusiera a tiro. Hemos ido de copas a presentaciones de libros, nos hemos dejado querer por editores y autores, y por directores de todo tipo. Que no eran eventos muy high-class los que las agencias reservaban a sus becarios, pero un par de cenas al mes, las resolvían.

Y para nuestra economía precaria de estudiantes-becarias, irnos de copas de la mano de los editores que se creían a pies juntillas nuestras promesas de hacerles críticas maravillosas, era lo más de lo más, sentíamos que nos codeábamos con lo más de la alta sociedad madrileña.

Que tiempos aquellos! Cuando sonaba el teléfono y era Silvia diciendo chicasssss ponerse los tacones que hoy cenamos gratis. No olvidéis los pases!

Así que, en homenaje a mis recuerdos, mis fines de mes esperando invitaciones a cenar por la cara, y los canaperos, he escogido esta receta. El vitello tonnato, viene de la mano de Al calor del horno, que es nuestra víctima de este mes en el #asaltablogs. Espero que os guste!








INGREDIENTES

Para la carne
Redondo de ternera, 500 grs [en una pieza]
Puerro, uno
Zanahoria, una
Apio, dos ramitas
Vinagre, 2 cucharadas soperas
Laurel
Sal

Para la salsa
Atún en aceite de oliva, 2 latas [130 gr]
Yemas de huevo, cocidas, 2
Anchoas en conserva, 4-6 uds
Aceite de oliva, 2 cucharadas [30  ml]
Agua de cocción de la carne, medio vaso [usaremos solo una parte]

Para servir
Alcaparras, un puñado
Sal y pimienta negra


MODUS OPERANDI

Esta receta la dejaremos preparada el día anterior, para que se enfríe la carne y se asiente la salsa. Se sirve fría.

Para la carne

En una olla, ponemos la carne en una pieza, el puerro [podemos usar las hojas verdes], la zanahoria pelada y cortada en dos o tres trozos, y el apio. Añadimos agua hasta cubrir, el laurel, el vinagre y sal, y lo dejamos cocer a fuego bajo una hora y media. [Ojo, calcula el tiempo si la pieza de carne es más grande]

*Si la pieza de carne es grande, te recomiendo que la brides con un hilo de bramante. Yo lo hice con el medio kilo, pero en verdad no era imprescindible. Ayuda a que no pierda la forma.

Una vez cocida, dejamos que enfríe dentro del mismo caldo de cocción. Y una vez fría, retiramos la carne a la nevera, y guardamos medio vaso del caldo de cocción. El resto se puede deshechar.


Para la salsa

En un robot de cocina, trituramos el atún bien escurrido, las yemas de huevo, las anchoas y el aceite. Cuando lo tengamos listo, añadiremos tanto agua de cocción como necesitemos para conseguir una textura que nos resulte agradable.

*Olvidé guardar agua de cocción, por eso la textura quedó un poco gruesa. Y no quise experimentar añadiendo nada...


Para servir

Loncheamos la carne muy fina [conviene que esté bien fría], la acompañamos de la salsa, unas alcaparras, y salpimentamos en el momento de servir.



BERENJENAS LA BOHEMIENNE [SOLTANDO LASTRE]

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CAL 106,8 · HC 11,1 · PR 2,5 · GR 8,0 [POR RACIÓN]






A veces voy por la vida sin pensar.

Hace 8 años, tomé una decisión que cambiaría mi vida hasta hoy [la sigue cambiando...la sigue cambiando].

Mis padres ya me lo advirtieron: Toma tus propias decisiones, actúa conforme a lo que creas que debes hacer. Pero una no siempre se encuentra escuchando lo que le dicen. Y a pesar de que no me pareció una buena idea, firmé aquel contrato de préstamo hipotecario.

Hace 5, me descubrí a mí misma sufriendo las consecuencias más perversas de aquella decisión. Y descubrí que las separaciones sólo afectan a las personas, y las hipotecas se quedan en mitad de todo el caos, flotando en una neblina que te envuelve y no te suelta. [Especialmente, las hipotecas burbuja. Esas que secuestraron nuestras vidas a cambio de pisos de valores imposibles, por los que debemos más del doble de lo que nos darían si los queremos vender, que son como grandes espinas que nos atraviesan de lado a lado].

Desde que comencé a caminar sola [y feliz, y muy libre, que esto no es una historia fea de peleas y desencuentros, solo es un punto de inflexión de dos personas que entienden que no pueden caminar juntas porque lo hacen en direcciones opuestas] lo hice desde el mismo sitio en el que ya por aquel entonces me empezaba a sentir atrapada: la casa que compré en común con el que fue mi pareja.

Razones hay muchas, y me las he repetido en voz alta, en voz baja y hasta en sueños. Tenemos que vender la casa, y para eso hay que enseñarla, no podemos permitirnos mantener el piso vacío con su correspondientes gastos, si la alquilamos imposibilitamos la venta... y él tiene donde ir mientras que yo no... y llegamos a un acuerdo: yo me quedé en la casa, asumiendo una parte importante de los gastos como contrapartida al uso que hago de ella. Pensaba que era una solución temporal.

5 años después, la temporalidad me resulta densa, larga, interminable. Y la he roto. El Soñador me ha ayudado, a saber que lo necesitaba, y a entender que era necesario hacerlo. Y aquí me nos teneis, recomenzando de nuevo. Y el porqué de mi ausencia, es ese. Tres semanas visitando entre dos y cuatro pisos diarios. Poniendo y quitando criterios de corte. La calefacción, imprescindible. La proximidad al metro, negociable. El tamaño, se puede ver. El vecindario, cualquiera. La luminosidad, nada que negociar. Amueblado o no, nos buscamos la vida. Con árboles cerca. Se admiten mascotas. Por favor por favor por favor que la cocina sea amplia.

Etcétera, etcétera, etcétera.

Y por fin.

El piso de nuestros sueños se materializó. Y empezó el kaos. Con K.

Se apilaron cajas, cajas y más cajas en el salón. La mesa de comer quedó oculta bajo la montaña de cajas vacías, después llenas, vacías otra vez. Vuelta a empezar.

¿De donde salen todas esas cosas? Nadie lo sabe.

Platos. Vasos. Sábanas. Paso de llevarme las copas, ahí se quedan. Relojes. Cuadros. Manteles. Cubiertos. La cafetera. El molinillo del café. Tarros y más tarros [alcaravea, anís estrellado, hinojo, cardamomo, varios tipos de curry... todo llevado de un lado a otro dentro de cajas, maltratado, estrujado, apilado, transportado y recolocado]. Las mermeladas. La ropa. Y los zapatos. Claro, y los bolsos, las pulseras, los pendientes. Moldes, cortadores, aromas, mi precioso bundt cake, mis amados rodillos, el molde del pan. Dos ordenadores. Mesas de trabajo. Estanterías. Y un número de comics más obsceno que el de mis cortadores de galletas.

La gata se pasea desconcertada entre el carnaval de cajas que pueblan la casa. Se mete, salta entre ellas, husmea su contenido, curiosea con la patita entre las cosas, está en estado de shock. Le hemos arrebatado su rincón de dormir y su caja de los juegos que ahora está llena de libros [te la devolveremos, palabra].

Hemos perdido su pelota de rayas y los ratones de trapo.

Creo que nos odia, porque no sabe que vamos a un sitio donde hay un pasillo que no existe ni en sus sueños más sucios. Nos amará cuando lo descubra.

El recomienzo es duro. Decidir donde van los garbanzos y donde el sacapuntas para las verduras. Montar muebles [solo uno, pero es tan grande que después de tres horas de trabajo hemos completado 19 pasos de 58], un pequeño infierno lleno de clavos, tornillos y herrajes, además de algunos moratones y mucho dolor de espalda.

Y muy ilusionante. Vivir en una corrala es algo que me resulta especialmente agradable. Los vecinos tienen el patio interior lleno de plantas. Y salir de la puerta de casa directamente al exterior me encanta, aunque sea un exterior de patio, con pasillos y ascensor. Y esas paredes... dejar de ver esas paredes... es lo que más me gusta. Dejar de sentir la presencia de la casa sobre mí, entrometiéndose en mis pensamientos y en mi sueño, recordando a golpe de vivencia que me está ahogando despacito.

Me siento libre.

Y culpable. Hace tres semanas que no visito vuestras cocinas, porque estoy colocando la mía [literalmente]. No cocino nada porque el horno está en una casa, los moldes en otra y las varillas eléctricas en una caja en alguna parte. Confieso que después de muchos años, voy a tener que comprar magdalenas si quiero desayunar algo.

Tengo unas ganas locas de acabar, o de empezar, y de volver a visitaros, y a contaros cosas. A contaros como acaba todo esto, porque es una aventura que puede acabar bien o muy mal, con una casa que queda vacía a mis espaldas y una hipoteca que tendremos que seguir pagando hasta que alguien la ocupe. Pero que empieza, y eso es lo importante: que empiece.

De momento he rescatado de un rinconcito del disco duro que voy a desconectar dentro de muy poco para meterlo en una caja, estas berenjenas. Deliciosas y reconfortantes. Las traigo porque tenía ya cierta necesidad de contaros el porqué de mi ausencia, y deciros que se os quiere y que volveré a vuestras cocinas muy pronto...








INGREDIENTES

Berenjenas, 3 uds [800 grs]
Tomate triturado, 400 grs
Cebolla, una mediana
Ajo, 2 dientes
Laurel, 2 hojas
Alcaparras, una cucharada
Albahaca seca, una cucharada
Aceite, 2 cucharadas [30 ml]
Sal, pimienta


MODUS OPERANDI


Lo primero de todo, es preparar las berenjenas. Una vez limpias, se cortan en cubos de unos 3 cms de lado, y se ponen en un recipiente espolvoreadas con abundante sal [se remueven bien para que la sal impregne todos los dados] para que pierdan el amargor. Se dejan así 30 minutos, se lavan y secan.

En una sartén alta o en una olla, se pone a calentar una cucharada de aceite. Se saltean las berenjenas por unos minutos, entre 5 y 10 será suficiente, y se retiran a un plato.

En la misma sartén, se añade la otra cucharada de aceite, y se pochan a fuego medio la cebolla cortada en juliana, y el ajo picado, hasta que estén blanditos.

Se añade el tomate triturado, el laurel, sal, pimienta y se deja hervir a fuego medio unos 5 minutos. Al cabo de este tiempo, se añaden las berenjenas reservadas, la albahaca y las alcaparras ligeramente troceadas, y se deja otros 5 minutos más o hasta que las berenjenas estén tiernas.

Se sirve caliente o tibio.





Fuente: For the love of food, travel and wine

SEMLOR [SEMI-INTEGRALES DE TRIGO Y ESPELTA]

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CAL 236,8 · HC 40,0 · PR 7,5 · GR 6,1 [POR BOLLITO, SIN RELLENO]
CAL 451,0 · HC 57,3 · PR 12,5 · GR 21,7 [POR BOLLITO, RELLENO]








Esta mañana, mientras desayunábamos, ocurrió lo inevitable. Lo que antes o después, tenía que pasar.

Dentro de un apetecible panecillo, nos encontramos un invitado inesperado. Uno delgadito, y largo. Muy largo. Un cabello delatoramente negro. Enrolladito y escondido, que estaba.

El Soñador me miró con una media sonrisa y me preguntó discretamente si usaba productos en el pelo, aunque él sabe que no, que ni laca ni espuma ni colonia, na de na.

Y es que en casa somos tres, pero el pelo negro es patrimonio de una servidora. La gata por su parte tiene algún pelo negro en su cola tricolor, pero no iba a ser muy factible convencer a su señoría de que un pelo del largo de digamos... una media melena [ejem] sea de ella. Vamos que lo tenía claro, solo podía poner cara de culpable.

Y mira que me ato todos los pelos con cualquier tipo de pinza, goma o pañuelo antes de entrar a la cocina, pero tenía que llegar el día...

Menos mal que estamos en familia y aquí no pasa ná, se retira el cabello, se ríe uno y continúa desayunando.

Peor ha sido cuando me ha pasado fuera de casa, que alguna vez me he enfrentado a situaciones peliagudas.

En un restaurante [tirando a caro], cenando, me encontré un pequeño pelito de ceja o pestaña dentro de una bolita de coco. Vale, no quiero parecer exagerada, pero son cosas que no me gusta que me pasen. Lo que me molestó, no fue el pelo, ni mucho menos, esto puedo entenderlo [por supuesto que sí] sino la actitud arrogante y descarada de la camarera. Tardó casi 15 minutos en volver y en lugar de disculparse me soltó en un tono muy impertinente Entonces quiere otro postre o no quiere nada? No he vuelto, no tuvieron ni el detalle de no cobrarnos el otro postre o invitarnos a un café, qué menos.

Y donde como a diario [bar con menú del día, cortesía de mis jefes] van cuatro veces que saco un pelo del plato. Vale, en 7 años no es cosa de montar un pifostio pero no deja de mosquearme que la cocinera use el gorro de cocina como una boina francesa.

Mucho peor fue en una estación muy concurrida de Madrid, donde me encontré un bicho flotando en mi café con leche, y cuando se lo enseñé todo lo educadamente que fui capaz a la camarera, hizo un gesto de asco, lo tiró, dijo mierda, otra vez y me puso otro! Lo tiré en la primera papelera que vi. Que asco!

Y os podría hablar de un bar, al que, que a pesar de lo que os voy a contar, todavía voy a veces. El bar en cuestión es muy barato, y pone unas tapas muy generosas con la caña. Ya despertaba cierta inquietud el hecho de que a veces nos pusieran aperitivos [siempre fritos] y después de morderlos, masticarlos, saborearlos... siguiéramos sin tener la certeza de si estábamos comiendo carne o pescado. Pero ay el día... el día que nos salió una cucaracha corriendo por encima de la barra fue cuando nos empezamos a preocupar... tardamos un tiempo en volver. Desde entonces es el bar de las cuquis. Por ponerle humor al asunto.

Al que no hemos vuelto es a uno en el que nos encontramos un clavo oxidado que formaba parte de un pincho, eso nos pareció demasiado... no quiero saber en qué circunstancias acabó ahí.

Lo cual me recuerda a mis años de estudiante, al año en que viví en una residencia de monjitas... las comidas de ese sitio merecen una entrada para ellas, pero sólo os contaré que las monjitas, además de servir cenas, cosían. Y se ponían alfileres en la solapa de los hábitos. Los mismos hábitos con los que después nos servían la cena. Hasta el día en que un alfiler cayó en la ensalada. Y casi se lo come una chica. En fin.

Que me lío, y no os doy la receta. Los Semlor son unos bollitos maravillosos llenos de cardamomo, y os traigo la versión de Uno de dos, más ligera y con un toque integral, de espelta que me parece una harina aromática que combina a la perfección con los sabores cítricos como el del cardamomo, con las cantidades de líquido debidamente ajustadas para estas harinas que he usado. He sido un poco tacaña con la pasta de almendras, pero si sois unos viciosos le ponéis más.


INGREDIENTES
[8 SEMLOR DE 80 GR]

Para los bollos
Harina blanca de trigo [panificable], 200 gr
Harina integral de espelta, 200 gr
Levadura seca de panadero, 7 gr [o 25 gr de levadura fresca]
Levadura química [tipo Royal], 4-5 gr o media cucharadita
Leche desnatada, 170 gr
Mantequilla, 40 gr
Fructosa, 30 gr [o 50 gr de azúcar]
Cardamomo, al gusto
Huevo, 1
Sal, 4 gr

Para el relleno
Almendra en polvo, 50 gr
Azúcar, 50 gr
Leche, 50 ml
Nata para montar, 200 ml
Azúcar, 70 gr [o sacarina equivalente]




MODUS OPERANDI

Lo primero primeroso, es calentar ligeramente la leche y disolver en ella la mantequilla. En un bol, preparamos la fructosa [o azúcar] y el cardamomo previamente reducido a polvo en el mortero.

Comprobamos que la temperatura de la leche no supera los 37º [si metes el dedito y no te quemas puede servir] y añadimos la levadura de panadero. Si la leche está pasada de temperatura, puedes arruinar la levadura y no sería una buena idea.

A esta mezcla, añadiremos el azúcar o fructosa con el cardamomo, y el huevo, y lo mezclamos todo bien.

En  un bol mezclamos las dos harinas, con la levadura química y la sal, y le añadimos todos los líquidos. Mezclamos hasta que se pueda amasar, y lo pasamos a la encimera.



Amasamos hasta tener una bola lisa y suave, y lo dejamos reposar dentro de un bol previamente aceitado, y tapado con papel film, hasta que doble su volumen. Tiene mucha levadura, si no estás atento te invadirá la cocina. Tardará entre 60 y 90 minutos [algo más si hace mucho frío en tu casa].

Cuando veamos que ha doblado su volumen [la mía triplicó el suyo] la desgasificamos suavemente, sin desgarrarla, y la dividimos por la mitad, cada mitad la volvemos a dividir en dos, y la dividimos una vez más hasta tener 8 porciones de unos 80-85 gramos. Usaremos una rasqueta afilada o un divisor de masas; si no tenemos, usamos un cuchillo afilado, nunca se desgarra una masa con las manos, ni se retuerce ni se tira de ella. Porfaplis. Tratemos con cuidado a nuestra pequeña.



Ya tenemos 8 porciones de masa del mismo tamaño. Vamos a bolearlas, con cuidado, las plegamos desde los bordes hasta el centro [en las instrucciones del roscón republicano tenéis un paso a paso de como hacer esto] y las rodamos sobre la mesa dejando las costuras en la parte inferior.

Las depositamos en una bandeja, las cubrimos con papel film y las dejamos levar por segunda vez. Tardarán poco, 30-40 minutos.

Pasado este tiempo, podemos pintarlas con mucho cuidado y un pincel de repostería, con huevo batido o con leche, y darles un acabado más brillante. No lo hice porque pensaba cubrir mis semlor con azúcar glas.

Los semlor se hornean a 200º unos 10 minutos, y se dejan enfriar sobre una rejilla.

El relleno




Mezclamos la almendra en polvo, el azúcar y la leche hasta tener una pasta densa. La leche la ponemos poco a poco, por si necesitara algo menos. El acabado es una pasta maleable pero densa, con la que se pueda hacer un relleno sin que se nos desparrame por los bordes.

Cogemos el primer bollito, y le abrimos el copete. Se puede hacer con un corte plano, en diagonal [el mío], en triángulo [los típicos] o como más te guste.

Con un sacabolas [si tenemos, si no, una cuchara nos servirá] retiramos un poco de miga del centro, para hacer sitio a la pasta de almendra. Si la pasta queda líquida y no hay manera de espesarla, podemos usar la miga para darle cuerpo. Si no... nos la comemos, que narices.

Rellenamos el hueco con la pasta de almendra, la cubrimos con nata montada y azucarada [si la aromatizas con un poco de cardamomo te mueres del gusto], ponemos el copete del semlor y lo espolvoreamos con azúcar glas.

Los semlor se comen tradicionalmente sumergidos en un tazón con leche. Cuando han absorbido la leche, se coge una cuchara y se disfruta sin fin. Que esto al fin y al cabo es como el pan migado de nuestros abuelos, pero en sueco.



Receta para Bake the world

GALLETAS DE MUESLI

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CAL 342,2 · HC 43,5 · PR 11,1 · GR 15,1 [100 GR]





El Soñador y la gata han decidido acompañarme en este paso de página de mi vida, del que os hablaba en mi entrada anterior.

Espaciadas, lo sé, últimamente escribo de higos a brevas porque las mudanzas son agotadoras, y si después de una mudanza, cuando te creías que todo iba a ser paz y tranquilidad y ya estabas tú cogiendo sitio para ponerte cual yogui meditante, te das cuenta de que te has pillado los dedos y de que tus compromisos blogosféricos se te comen... tienes que elegir sí o sí hacerte un #asaltablogs galleteril, que al menos puedas disfrutar de un café con galletitas y devolver tu karma a su sitio.

La cosa es que ando como desubicada. Mi horno, mi amado horno de los últimos 8 años, tuvo un fatal accidente en el traslado, y descansa en paz en el punto limpio. No era un horno muy especial, pero era el mío. Y yo lo conocía. Y él me conocía a mí. Y ambos sabíamos que 225º para nosotros significaba 200º y que función gratinado era una broma de mal gusto del fabricante. Pero eramos tan felices!

No pasa nada, en verdad, la casa a la que me mudé también tiene horno. Que no es el mío, pero es un horno. No tiene la puerta pegada por dos sitios con pegamento extrafuerte, y no tiene marcas en la base que no se quitan por más que rasques, y tampoco hace un ruido como de turbina de avión. Es más anodino, más del montón.

Pero funciona. Y no veais como. La primera tanda de galletas, carbonizadas. De lo bien que va [y de que olvidé bajar la temperatura y este horno tiene el límite muy por encima de los 225º]. Carbón carbón, del de la estufa, ni rascando con un cuchillo aparecía una galleta debajo.

La segunda, resuelto el error, quedó bien. Y es que este horno no se apaga solo, que esa es otra. El otro lo podía dejar programado y salir, que se apagaba solito. Con este ya nos hemos tenido que levantar una vez a la una menos cuarto de la madrugada para sacar un pan metido a última hora y que era nuestro desayuno del día siguiente.

La gata cree que se nos ha ido la olla. Cada vez que horneo algo, para calcular el precalentado, me veis con el termómetro de horno vigilando el cristal cada 5 minutos. Tengo que tener un temporizador que me avise de cuanto son 10 minutos en el mundo real y no en mi cabeza despistada y sin noción del tiempo.

Y hoy he vuelto a quemar ligeramente el pan, porque aún no controlo la altura más adecuada de la bandeja.

Pero todo va bien. En cuanto encuentre el lugar idóneo de esta casa para hacer fotos con una buena luz [estoy en ello...] será perfecto.

Así que aquí tenéis, las galletas de la segunda bandeja, las que sí se podían comer, las que son dignas de ser un asalto bloggero a Postres Originales


INGREDIENTES
[2 BANDEJAS]

Harina integral de trigo, 290 gr
Mantequilla, 75 gr
Muesli, 100 gr
Levadura, 7 gr
Azúcar, 120 gr [usé su equivalente en sacarina líquida]
Huevos, 2 ud


Nada como un rodillo regulable para estirar masas... son divinos.



MODUS OPERANDI

Cortamos la mantequilla en dados, y la dejamos atemperar un buen rato fuera de la nevera. No la necesitamos líquida, solo un poco blanda.

En un bol, ponemos la harina, el azúcar [si usamos sacarina líquida la pondremos con los huevos] y la levadura, y sobre la mezcla echamos la mantequilla. Mezclamos todo con las manos, hasta tener una mezcla con aspecto de arena gruesa.

Añadimos a esta mezcla los huevos, y amasamos hasta que se integren. Yo me ayudé de un robot amasador, pero se puede hacer con las manos.

Una vez lo tengamos, añadimos el muesli a la masa y lo integramos. Podemos añadir una gota de leche si vemos que es imposible trabajar la masa, pero sin pasarnos! Hacemos un rulo y lo envolvemos en papel film, lo metemos en la nevera y dejamos que pasen 30 minutos, no es necesario más.

Pasado este tiempo, sacamos la masa de la nevera, la estiramos [usé un rodillo ajustable y puse 1 cm de alto] y cortamos como más nos apetezca.

Para esta altura de galleta, se hornean a 180º unos 15-20 minutos, con el horno previamente calentado, claro!
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