↧
Pintxo
↧
BAGELS INTEGRALES [CARGADOS DE RECUERDOS]
CAL 177,9 · HC 33,3 · PR 7,1 · GR 2,7 [POR BAGEL]
CAL 246,3 · HC 46,2 · PR 9,9 · GR 3,7 [POR 100 GRS]
![]()
En mi primer paseo por el mercado de la ciudad, compré uno, de tamaño pequeño, redondito, por un sheckel [unos 25 céntimos de euro].
Hebrón fue para mí el comienzo de un viaje que fue más allá [mucho más allá] de ir a un país lejano como brigadista internacional de ICAHD [Israeli Committee Against House Demolitions] a reconstruir las casas palestinas que derriban los bulldozers enviados por la administración israelí con excusas peregrinas varias y legalidades difusas [y en cualquier caso, establecidas por la misma administración].
En Hebrón, ayudamos a acondicionar un centro social situado en el corazón de la ciudad. Dirigido por dos amigos, un judío israelí y un árabe palestino que han sabido separar y superar muchas cosas y trabajar juntos para construir un futuro para los niños palestinos.
El futuro que construyen entre todos es un centro de medios que empieza con la participación en The one minute project Jr [vídeos aquí] y termina en un proyecto un poco más grande.
Nuestro trabajo en este espacio [HEB2, el centro social] fue ayudar a acondicionar el edificio, como albañiles [ejem... no diría yo tanto...], además de el trabajo posterior de reuniones con diversos colectivos, charlas y activismos varios que incluyeron una manifestación con gases lacrimógenos.
Estábamos allí para comprender, para vivir, para escuchar. Y de paso, construir.
Nos encontrábamos en Hebrón, en un pequeño espacio de control palestino, situado en medio de una zona de control judío, a la que los vecinos de origen palestino [también residentes en Hebrón, pero en zonas de control palestino o control mixto] no pueden acceder por carretera. El acceso al centro HEB2 era necesariamente a pie.
La carretera más próxima permitida para el uso palestino está a unos 200 metros de distancia. Y en esta distancia hay monte, y unas exiguas y precarias escaleras de tierra y madera. De modo que una de nuestras tareas [la principal, en realidad] fue cargar los materiales hasta la obra. A pulso.
Subir sacos de cemento. Subir sacos de piedras. Subir sacos de grava. Subir planchas para el techo. Subir madera para revestimiento. Subir varios palés de ladrillos, tras desmontar los palés en grupos de 3 a 4 ladrillos por persona [esos bloques de cemento grises feos y pesadísimos].
El trabajo fue apasionante. La construcción fue dura, sobre todo para nuestras inexpertas [aunque voluntariosas] manos y no hubo obrero palestino que no mencionara lo mal que colocamos ladrillos los brigadistas... de hecho nos tuvieron que tirar un muro... ejem... Salvaré el honor diciendo que cargamos materiales como nadie y que hacemos cemento con mucho swim y lo dejamos al punto. Amén.
Ver las casas de las familias ya acabadas [HEB2 fue una excepción, además de acondicionar el centro social, construimos tres casas] fue maravilloso. Nos dejó sin palabras. Todavía me emociono cuando pienso en Alá, Anjad y su familia, en Abu Anan, su tropa de hijos, y su corral de cabras, y la cena que nos ofrecieron la última noche, cuando pienso en Salma, sobre todo, en Salma.
Quiero que conozcáis a Salma. Os pido un minuto solamente.
Y ya os podéis imaginar cómo me sentí cuando este mes, Virginia [Sweet & Sour] propuso para Bake the World estos maravillosos bagels. Aunque en origen son panes de cuaresma típicos de Cracovia, su consumo está muy extendido en la comunidad judía, y están presentes en las calles de las ciudades cisjordanas, casi siempre venidos por ciudadanos palestinos. Y a mí me producen un ataque intenso de recuerdos.
Sobre la receta, es integral. Semi-integral, para ser exacta.
He probado a hacer bagels con y sin prefermento. Las harinas integrales agradecen los prefermentos, por eso os dejo la receta que mejor resultado me dio para la harina que usé [semi-integral de trigo de Rincón del Segura]. La receta que usé sale del libro Whole grain breads de Peter Reinhart, y está ligeramente adaptada al comportamiento de mi harina.
Sin prefermento salieron ricos, aunque se apelmazaron más y tardaron mucho en subir. También es cierto que esos los preparé con masa madre de centeno, que influye y mucho. Prefiero los bagels con levadura, son más suaves y la masa se porta mejor.
![]()
INGREDIENTES
[6 BAGELS]
Soaker
Harina semiintegral de trigo, 150 gr
Agua, 95 grs
Sal, 2 grs
Azúcar, 25 grs [usé 15 grs de fructosa en su lugar]
Biga
Harina semiintegral de trigo, 150 gr
Agua, 95 gr
Levadura seca, 1 gr
Resto
Levadura seca, 6 gr
Sal, 4 gr
Semillas para cubrirlos [las que quieras]
![]()
MODUS OPERANDI
Comenzamos a preparar todo la noche de antes de hacer los bagels.
Soaker
Mezclamos todos los ingredientes hasta que tengamos una masa homogénea, la tapamos con film y la dejamos durante toda la noche en la nevera. Puede quedarse ahí entre 8 y 24 horas sin problema.
Biga
Mezclamos todos los ingredientes hasta que tengamos una masa homogénea, igual que hicimos con el soaker. Esta masa también va a pasar la noche en la nevera, debidamente tapada con film.
![]()
Bagels - primer amasado
Al día siguiente de preparar soaker y biga, comenzamos con los bagels. Lo primero de todo, si tenemos tiempo, es sacarlos de la nevera y dejarlos una hora para que pierdan el frío. Si no podemos, tampoco pasa nada. Van a salirnos bien.
Sacamos las dos masas de sus boles, y las amasamos juntas, añadiendo la levadura y la sal al comienzo del amasado para que se integren bien. Podemos rectificar ligerísimamente el agua o la harina, aunque yo no necesité hacerlo.
Yo hice dos amasados con un descanso de 10 minutos entre ambos, y la masa respondió bien.
Dejamos esta masa en un bol ligeramente aceitado, tapada con film, y esperamos a que leve y doble su volumen. Tardará entre una y dos horas, en función de la temperatura a la que esté.
![]()
Bagels - segundo amasado y formado de las piezas
Sacamos la bola de masa del bol y la amasamos muy ligeramente intentando no desgasificarla [más que amasarla, la preparamos para hacer las piezas]. Esto se hace presionando ligeramente la masa sin romperla, sin desgarrarla, trabajándola y doblándola con suavidad. De esta forma el aire que se ha formado dentro no se escapa.
Damos forma a los bagels. Para esto, hay dos técnicas: hacer una bola y aplastarla, para hacerle después un agujero en el centro; o hacer un churro alargado y unirlo por los extremos. He probado las dos, y me quedo con la segunda, porque la masa no tiende a expandirse hacia el centro y se mantienen los agujeros más grandes. Pero esto va en gustos...
Volvemos a levar nuestros bagels. Para ello, los tapamos nuevamente y dejamos que reposen unos 20-30 minutos, hasta que veamos que han subido.
Ahora viene la parte que a mí me resultó más farragosa, pero que diferencia estos bollos de cualquier otra masa de panadería, y les da ese acabado terso y crujiente tan rico.
Tenemos que tenerlo todo preparado, porque será rápido y no habrá tiempo para andar cacharreando:
...Olla con el agua hirviendo: Ponemos a hervir entre 1 y 1,5 litros de agua con 35-50 grs de azúcar en una olla, a ser posible ancha [para poder dar la vuelta a los bagels cómodamente].
...Una rejilla de trama muy cerrada o una rejilla con dos paños de cocina [algodón o lino] puestos encima, para dejar los bagels, que escurran el exceso de agua y no se deformen [en mi primer intento los dejé directamente en la rejilla y salieron bagels con rayas en el culete...]. Si tienes un tamiz muy grande y finito será perfecto.
...Plato con las semillas para el baño [amapola, sésamo, avena, pipas de girasol o calabaza, semillas de lino... lo que te apetezca]
...Horno precalentado a 250º
Cuando el agua esté hirviendo, metemos el primer bagel, es mejor hacerlo de uno en uno, no vamos a tardar tanto. Al cabo de 15 segundos le damos la vuelta, lo dejamos otros 15 segundos y lo sacamos. Los bagels deberán flotar si están bien levados.
Dejamos el bagel en nuestra rejilla con el paño, y continuamos hasta tenerlos todos escaldados.
Una vez hecho esto, cogemos los bagels y uno por uno, los vamos bañando en las semillas, presionando ligeramente para que se peguen bien.
Los pasamos a la bandeja del horno y los cocemos a 225º durante unos 15 minutos, o hasta que veamos que están dorados.
CAL 246,3 · HC 46,2 · PR 9,9 · GR 3,7 [POR 100 GRS]

25 JULIO 2010. Al llegar a Hebrón, me sorprendió la presencia de vendedores ambulantes que recorrían la ciudad con carros de madera cargados de grandes bagels ovalados, tersos y cubiertos de semillas.
En mi primer paseo por el mercado de la ciudad, compré uno, de tamaño pequeño, redondito, por un sheckel [unos 25 céntimos de euro].
![]() |
Foto cedida por Oriol, compañero de aventuras brigadistas |
Hebrón fue para mí el comienzo de un viaje que fue más allá [mucho más allá] de ir a un país lejano como brigadista internacional de ICAHD [Israeli Committee Against House Demolitions] a reconstruir las casas palestinas que derriban los bulldozers enviados por la administración israelí con excusas peregrinas varias y legalidades difusas [y en cualquier caso, establecidas por la misma administración].
En Hebrón, ayudamos a acondicionar un centro social situado en el corazón de la ciudad. Dirigido por dos amigos, un judío israelí y un árabe palestino que han sabido separar y superar muchas cosas y trabajar juntos para construir un futuro para los niños palestinos.
El futuro que construyen entre todos es un centro de medios que empieza con la participación en The one minute project Jr [vídeos aquí] y termina en un proyecto un poco más grande.
Nuestro trabajo en este espacio [HEB2, el centro social] fue ayudar a acondicionar el edificio, como albañiles [ejem... no diría yo tanto...], además de el trabajo posterior de reuniones con diversos colectivos, charlas y activismos varios que incluyeron una manifestación con gases lacrimógenos.
Estábamos allí para comprender, para vivir, para escuchar. Y de paso, construir.
Nos encontrábamos en Hebrón, en un pequeño espacio de control palestino, situado en medio de una zona de control judío, a la que los vecinos de origen palestino [también residentes en Hebrón, pero en zonas de control palestino o control mixto] no pueden acceder por carretera. El acceso al centro HEB2 era necesariamente a pie.
La carretera más próxima permitida para el uso palestino está a unos 200 metros de distancia. Y en esta distancia hay monte, y unas exiguas y precarias escaleras de tierra y madera. De modo que una de nuestras tareas [la principal, en realidad] fue cargar los materiales hasta la obra. A pulso.
Subir sacos de cemento. Subir sacos de piedras. Subir sacos de grava. Subir planchas para el techo. Subir madera para revestimiento. Subir varios palés de ladrillos, tras desmontar los palés en grupos de 3 a 4 ladrillos por persona [esos bloques de cemento grises feos y pesadísimos].
El trabajo fue apasionante. La construcción fue dura, sobre todo para nuestras inexpertas [aunque voluntariosas] manos y no hubo obrero palestino que no mencionara lo mal que colocamos ladrillos los brigadistas... de hecho nos tuvieron que tirar un muro... ejem... Salvaré el honor diciendo que cargamos materiales como nadie y que hacemos cemento con mucho swim y lo dejamos al punto. Amén.
Ver las casas de las familias ya acabadas [HEB2 fue una excepción, además de acondicionar el centro social, construimos tres casas] fue maravilloso. Nos dejó sin palabras. Todavía me emociono cuando pienso en Alá, Anjad y su familia, en Abu Anan, su tropa de hijos, y su corral de cabras, y la cena que nos ofrecieron la última noche, cuando pienso en Salma, sobre todo, en Salma.
Quiero que conozcáis a Salma. Os pido un minuto solamente.
Y ya os podéis imaginar cómo me sentí cuando este mes, Virginia [Sweet & Sour] propuso para Bake the World estos maravillosos bagels. Aunque en origen son panes de cuaresma típicos de Cracovia, su consumo está muy extendido en la comunidad judía, y están presentes en las calles de las ciudades cisjordanas, casi siempre venidos por ciudadanos palestinos. Y a mí me producen un ataque intenso de recuerdos.
Sobre la receta, es integral. Semi-integral, para ser exacta.
He probado a hacer bagels con y sin prefermento. Las harinas integrales agradecen los prefermentos, por eso os dejo la receta que mejor resultado me dio para la harina que usé [semi-integral de trigo de Rincón del Segura]. La receta que usé sale del libro Whole grain breads de Peter Reinhart, y está ligeramente adaptada al comportamiento de mi harina.
Sin prefermento salieron ricos, aunque se apelmazaron más y tardaron mucho en subir. También es cierto que esos los preparé con masa madre de centeno, que influye y mucho. Prefiero los bagels con levadura, son más suaves y la masa se porta mejor.

INGREDIENTES
[6 BAGELS]
Soaker
Harina semiintegral de trigo, 150 gr
Agua, 95 grs
Sal, 2 grs
Azúcar, 25 grs [usé 15 grs de fructosa en su lugar]
Biga
Harina semiintegral de trigo, 150 gr
Agua, 95 gr
Levadura seca, 1 gr
Resto
Levadura seca, 6 gr
Sal, 4 gr
Semillas para cubrirlos [las que quieras]

MODUS OPERANDI
Comenzamos a preparar todo la noche de antes de hacer los bagels.
Soaker
Mezclamos todos los ingredientes hasta que tengamos una masa homogénea, la tapamos con film y la dejamos durante toda la noche en la nevera. Puede quedarse ahí entre 8 y 24 horas sin problema.
Biga
Mezclamos todos los ingredientes hasta que tengamos una masa homogénea, igual que hicimos con el soaker. Esta masa también va a pasar la noche en la nevera, debidamente tapada con film.

Bagels - primer amasado
Al día siguiente de preparar soaker y biga, comenzamos con los bagels. Lo primero de todo, si tenemos tiempo, es sacarlos de la nevera y dejarlos una hora para que pierdan el frío. Si no podemos, tampoco pasa nada. Van a salirnos bien.
Sacamos las dos masas de sus boles, y las amasamos juntas, añadiendo la levadura y la sal al comienzo del amasado para que se integren bien. Podemos rectificar ligerísimamente el agua o la harina, aunque yo no necesité hacerlo.
Yo hice dos amasados con un descanso de 10 minutos entre ambos, y la masa respondió bien.
Dejamos esta masa en un bol ligeramente aceitado, tapada con film, y esperamos a que leve y doble su volumen. Tardará entre una y dos horas, en función de la temperatura a la que esté.

Bagels - segundo amasado y formado de las piezas
Sacamos la bola de masa del bol y la amasamos muy ligeramente intentando no desgasificarla [más que amasarla, la preparamos para hacer las piezas]. Esto se hace presionando ligeramente la masa sin romperla, sin desgarrarla, trabajándola y doblándola con suavidad. De esta forma el aire que se ha formado dentro no se escapa.
Damos forma a los bagels. Para esto, hay dos técnicas: hacer una bola y aplastarla, para hacerle después un agujero en el centro; o hacer un churro alargado y unirlo por los extremos. He probado las dos, y me quedo con la segunda, porque la masa no tiende a expandirse hacia el centro y se mantienen los agujeros más grandes. Pero esto va en gustos...
Volvemos a levar nuestros bagels. Para ello, los tapamos nuevamente y dejamos que reposen unos 20-30 minutos, hasta que veamos que han subido.
Bagels - escaldado, baño de semillas y horneado
Ahora viene la parte que a mí me resultó más farragosa, pero que diferencia estos bollos de cualquier otra masa de panadería, y les da ese acabado terso y crujiente tan rico.
Tenemos que tenerlo todo preparado, porque será rápido y no habrá tiempo para andar cacharreando:
...Olla con el agua hirviendo: Ponemos a hervir entre 1 y 1,5 litros de agua con 35-50 grs de azúcar en una olla, a ser posible ancha [para poder dar la vuelta a los bagels cómodamente].
...Una rejilla de trama muy cerrada o una rejilla con dos paños de cocina [algodón o lino] puestos encima, para dejar los bagels, que escurran el exceso de agua y no se deformen [en mi primer intento los dejé directamente en la rejilla y salieron bagels con rayas en el culete...]. Si tienes un tamiz muy grande y finito será perfecto.
...Plato con las semillas para el baño [amapola, sésamo, avena, pipas de girasol o calabaza, semillas de lino... lo que te apetezca]
...Horno precalentado a 250º
Cuando el agua esté hirviendo, metemos el primer bagel, es mejor hacerlo de uno en uno, no vamos a tardar tanto. Al cabo de 15 segundos le damos la vuelta, lo dejamos otros 15 segundos y lo sacamos. Los bagels deberán flotar si están bien levados.
Dejamos el bagel en nuestra rejilla con el paño, y continuamos hasta tenerlos todos escaldados.
Una vez hecho esto, cogemos los bagels y uno por uno, los vamos bañando en las semillas, presionando ligeramente para que se peguen bien.
Los pasamos a la bandeja del horno y los cocemos a 225º durante unos 15 minutos, o hasta que veamos que están dorados.
↧
↧
CULECA Y OTROS CRISTOS
CAL 366,1 · HC 59,1 · PR 10,1 · GR 11,2 [100 GRS]
CAL 427,1 · HC 69,0 · PR 11,8 · GR 13,1 [POR CULECA, SÓLO EL BOLLO]
Cuando yo era pequeña [más pequeña, quiero decir] vivía en mi pueblo. Dónde voy a vivir si no, si era pequeña. Pues eso.
Luego crecí y he vivido en otros sitios que no son mi pueblo [uso "mi" como posesivo reafirmador de mi orgullo puebleril], pero vamos a lo que os contaba.
En mi pueblo, cada 3 de mayo, se celebra el día del Cristo. Que es una cosa que consiste, así a grandes trazos, en ir a una pequeña ermita en el monte a hacer el cabra sin control adulto [o con la abuela subiendo la montaña detrás de ti, gracias abuela, ahora me doy cuenta de la proeza de tirar monte p'arriba con la falda arremangada y las zapatillas de suelas de goma, rosario en mano...] y a comer unos bollos cubiertos de azúcar, que se llaman culecas, mientras las [demás] abuelas acuden a misa a rezar por la paz en el mundo y porque sus nietos no se descalabren montaña abajo. Básicamente.
Mi recuerdo del día del Cristo es el de mi abuela Ana Mari en la cima de la montaña, que entonces era como la cima del mundo, porque estaba muy alta, diciendo "Niña, para un poco... que la abuela se cansa". Incombustible, tenaz y cabezota, como su nieta.
La ermita, a un kilómetro del pueblo [eso antes, que ahora con la expansión urbanística se ha pegado un poco más a la urbe] está a pie de un monte. Se levantó en ese sitio después de que apareciera una cruz flotando en las aguas del río que pasa justo al lado del camino, que digo yo que igual podían haber buscado a su dueño, pero en su lugar hicieron una ermita.
Primero, misa. Para las [demás] abuelas, como decía, que los críos y las cabras andan mejor por el monte.
Y pasada la misa, merienda. Con reparto de culecas, que es un bollo dulce cubierto de azúcar y con una o dos jorobas que se corresponden con uno o dos huevos cocidos en su interior.
Y así es como los chiquillos aprenden que las piñas salen de los pinos, las culebras de los riachuelos y los dientes sólo vuelven a salir si son los de leche. Cosas prácticas de la vida.
INGREDIENTES
[PARA CUATRO CULECAS INDIVIDUALES O DOS DOBLES]
La receta original:
Harina blanca de fuerza, 325 grs
Leche tibia, 85 grs
Levadura fresca, 40 grs
Azúcar, 80 grs
Aceite, 50 grs
Huevo, 1 ud
La receta tuneada por mí:
Harina blanca de trigo [con germen], 200 grs
Harina semiintegral de trigo, 125 grs
Leche tibia, 95 grs [la harina integral necesita más líquido]
Levadura seca de panadero, 10 grs [dos sobres]
Fructosa, 45 grs
Aceite de oliva suave, 40 grs [le quité un poquito]
Huevo, 1 ud
Es verdad, lleva una cantidad ingente de levadura. Todas las recetas que he encontrado [las auténticas, de las mujeres de los pueblos cercanos] llevan más o menos esa cantidad. Yo soy contraria a usar tanta pero la unanimidad esta vez me ha [con]vencido.
NOTA: La culeca NO ES UN BOLLO SUIZO. Es un bollo [amén de que se ponga huevo y se haga alargado, o una sea una repostera-casera-anarka y haga culecas redondas y sin huevo] terso, de miga densa y compacta, mucho más dura que la de un suizo.
Para pecar sin parar, sin complejos y sin conciencia.
MODUS OPERANDI
Lo primero de todo es calentar la leche a 37º. Esto siempre es una cosa como muy aproximada, que si metes el dedo meñique en la leche y no te quemas, ya es una buena temperatura. Lo importante es que no se caliente demasiado, que la levadura se achicharra y eso no tiene arreglo.
Disolvemos la levadura [da igual si es fresca o seca] en la leche y reservamos.
En un bol batimos el huevo, y añadimos la mezcla de leche y levadura. Una vez bien mezclado añadimos el azúcar o la fructosa, y el aceite y lo integramos.
Sobre esta mezcla echamos la harina, lo mezclamos hasta donde se pueda, lo pasamos a una mesa o encimera y comenzamos a amasar hasta tener una bola lisa y elástica. [Con dos amasados de cinco minutos y un descanso de 10-15 minutos entre ellos es suficiente.]
Metemos la bola de masa en el bol y la dejamos reposar tapada con film hasta que triplique su volumen.
Hay que tener en cuenta que las masas levan a distinto ritmo según la levadura que usemos, el tipo de harina y la temperatura ambiente: en invierno tardan el doble o más que en verano. Si sirve de referencia, a 18-19º de temperatura ambiente y con harina semiintegral [es algo más lenta] ha tardado 3 horas.
Sacamos la masa del bol, y la cortamos en cuatro porciones más o menos iguales. Intentaremos manipular la masa lo menos posible en este paso.
Las culecas, originalmente son alargadas con forma de torpedo o de bollo de pan, y llevan un huevo duro en el interior. He prescindido del huevo y he preferido hacerlas redondas.
Formamos cada porción [sin amasar de nuevo, tan solo plegar, bolear y dejar bolas de masa lisas y con las costuras en la base, o bollos alargados a los que habremos metido un huevo duro en el centro] y las dejamos reposar tapadas de media hora a tres cuartos de hora más o menos, o hasta que doblen su volumen.
Precalentamos el horno a 250º con tiempo suficiente para que esté en su punto cuando las culecas terminen de levar. Esto es muy personal, cada horno tiene un tiempo, lo normal será que tarde 15-20 minutos si el horno es más o menos moderno.
Una vez las culecas hayan levado, hacemos dos cortes en cada bola o bollo para que se abran bien en el horno [se abren muy poquito pero vamos a decirles por donde y evitaremos que se rompan], pintamos cada bola o bollo con leche y espolvoreamos un poco de azúcar.
Las metemos al horno,y bajamos un poco la temperatura. A 225º tardarán unos 12-15 minutos.
![]()
CAL 427,1 · HC 69,0 · PR 11,8 · GR 13,1 [POR CULECA, SÓLO EL BOLLO]
Cuando yo era pequeña [más pequeña, quiero decir] vivía en mi pueblo. Dónde voy a vivir si no, si era pequeña. Pues eso.
Luego crecí y he vivido en otros sitios que no son mi pueblo [uso "mi" como posesivo reafirmador de mi orgullo puebleril], pero vamos a lo que os contaba.
En mi pueblo, cada 3 de mayo, se celebra el día del Cristo. Que es una cosa que consiste, así a grandes trazos, en ir a una pequeña ermita en el monte a hacer el cabra sin control adulto [o con la abuela subiendo la montaña detrás de ti, gracias abuela, ahora me doy cuenta de la proeza de tirar monte p'arriba con la falda arremangada y las zapatillas de suelas de goma, rosario en mano...] y a comer unos bollos cubiertos de azúcar, que se llaman culecas, mientras las [demás] abuelas acuden a misa a rezar por la paz en el mundo y porque sus nietos no se descalabren montaña abajo. Básicamente.
Mi recuerdo del día del Cristo es el de mi abuela Ana Mari en la cima de la montaña, que entonces era como la cima del mundo, porque estaba muy alta, diciendo "Niña, para un poco... que la abuela se cansa". Incombustible, tenaz y cabezota, como su nieta.
La ermita, a un kilómetro del pueblo [eso antes, que ahora con la expansión urbanística se ha pegado un poco más a la urbe] está a pie de un monte. Se levantó en ese sitio después de que apareciera una cruz flotando en las aguas del río que pasa justo al lado del camino, que digo yo que igual podían haber buscado a su dueño, pero en su lugar hicieron una ermita.
Primero, misa. Para las [demás] abuelas, como decía, que los críos y las cabras andan mejor por el monte.
Y pasada la misa, merienda. Con reparto de culecas, que es un bollo dulce cubierto de azúcar y con una o dos jorobas que se corresponden con uno o dos huevos cocidos en su interior.
El resultado de la jornada era invariable: niños llenos de tierra hasta los dientes, culecas de un huevo para los enanos y de dos huevos para los más mayores [el momento en que pasabas a la culeca de dos huevos era un evento trascendente que marcaba tu infancia], daños menores en rodillas y codos seguidos de muchas tiritas y curasanas, y algún crío descalabrado sin grandes consecuencias más allá de un brazo roto o algunos dientes menos. Y por supuesto, disfrute general del día sobre todo para los niños.
INGREDIENTES
[PARA CUATRO CULECAS INDIVIDUALES O DOS DOBLES]
La receta original:
Harina blanca de fuerza, 325 grs
Leche tibia, 85 grs
Levadura fresca, 40 grs
Azúcar, 80 grs
Aceite, 50 grs
Huevo, 1 ud
La receta tuneada por mí:
Harina blanca de trigo [con germen], 200 grs
Harina semiintegral de trigo, 125 grs
Leche tibia, 95 grs [la harina integral necesita más líquido]
Levadura seca de panadero, 10 grs [dos sobres]
Fructosa, 45 grs
Aceite de oliva suave, 40 grs [le quité un poquito]
Huevo, 1 ud
Es verdad, lleva una cantidad ingente de levadura. Todas las recetas que he encontrado [las auténticas, de las mujeres de los pueblos cercanos] llevan más o menos esa cantidad. Yo soy contraria a usar tanta pero la unanimidad esta vez me ha [con]vencido.
NOTA: La culeca NO ES UN BOLLO SUIZO. Es un bollo [amén de que se ponga huevo y se haga alargado, o una sea una repostera-casera-anarka y haga culecas redondas y sin huevo] terso, de miga densa y compacta, mucho más dura que la de un suizo.
Para pecar sin parar, sin complejos y sin conciencia.
MODUS OPERANDI
Lo primero de todo es calentar la leche a 37º. Esto siempre es una cosa como muy aproximada, que si metes el dedo meñique en la leche y no te quemas, ya es una buena temperatura. Lo importante es que no se caliente demasiado, que la levadura se achicharra y eso no tiene arreglo.
Disolvemos la levadura [da igual si es fresca o seca] en la leche y reservamos.
En un bol batimos el huevo, y añadimos la mezcla de leche y levadura. Una vez bien mezclado añadimos el azúcar o la fructosa, y el aceite y lo integramos.
Sobre esta mezcla echamos la harina, lo mezclamos hasta donde se pueda, lo pasamos a una mesa o encimera y comenzamos a amasar hasta tener una bola lisa y elástica. [Con dos amasados de cinco minutos y un descanso de 10-15 minutos entre ellos es suficiente.]
Metemos la bola de masa en el bol y la dejamos reposar tapada con film hasta que triplique su volumen.
Hay que tener en cuenta que las masas levan a distinto ritmo según la levadura que usemos, el tipo de harina y la temperatura ambiente: en invierno tardan el doble o más que en verano. Si sirve de referencia, a 18-19º de temperatura ambiente y con harina semiintegral [es algo más lenta] ha tardado 3 horas.
Sacamos la masa del bol, y la cortamos en cuatro porciones más o menos iguales. Intentaremos manipular la masa lo menos posible en este paso.
Las culecas, originalmente son alargadas con forma de torpedo o de bollo de pan, y llevan un huevo duro en el interior. He prescindido del huevo y he preferido hacerlas redondas.
Precalentamos el horno a 250º con tiempo suficiente para que esté en su punto cuando las culecas terminen de levar. Esto es muy personal, cada horno tiene un tiempo, lo normal será que tarde 15-20 minutos si el horno es más o menos moderno.
Una vez las culecas hayan levado, hacemos dos cortes en cada bola o bollo para que se abran bien en el horno [se abren muy poquito pero vamos a decirles por donde y evitaremos que se rompan], pintamos cada bola o bollo con leche y espolvoreamos un poco de azúcar.
Las metemos al horno,y bajamos un poco la temperatura. A 225º tardarán unos 12-15 minutos.

↧
NARANJAS DESHIDRATADAS [Recetas para la crisis]
Entrada para concienciar, lo siento! Me ha salido la vena.
Vamos a evitar a toda cosa cargarnos el planeta, a ver si es posible! Que digo yo que aprovechando que tenemos una crisis del tamaño de un planeta grande, como poco, podemos hacer algo por esa otra crisis que es la que de verdad importa.
Porque el dinero, vaquitas, os puede importar lo que os apetezca a cada una de vosotras, pero si necesitamos 1,5 planetas iguales a la tierra para satisfacer nuestras
Si alguien desconfía de mi chapa, puede ver la mega-chapa contrastada y documentada del Living planet report y si le queda estómago, pues ya nos cuenta...
Así que vamos a ser buenos y a aprovechar recursos y de paso, ahorramos con estas sugerencias:
Reutilizar el agua de la ducha.
El agua nunca sale caliente desde el comienzo. El primer minuto de agua fría, se puede guardar para regar las plantas. No es cuestión de usarla para hacer sopa, pero las plantas no se quejarán y ahorraremos unos 600 litros de agua al mes. Otra opción: llenar el cubo de la fregona.
Las salsas, a un botecito.
Se acabó eso de fregar las fuentes de horno y sartenes tirando [tirar! pensadlo bien] los restos de salsas y fondos. Esto bañando unas patatas, un plato de pasta o un arroz, o incluso en un hojaldre luego enrolladito y horneado, es una maravilla, y un aprovechamiento estupendo.
Probemos cosas nuevas.
Hay alimentos muy económicos como la soja texturizada, que dan mucho juego. También podemos utilizar arroz o patata como base de hamburguesas vegetales, que nos salen estupendas y muy baratitas. Es irresponsable comer carne y pescado sin parar [NO soy vegetariana, es cuestión de ser responsables con el entorno], hay que mirar con cariño a legumbres, cereales y verduras y hacerles un poco más de caso. Son más sostenibles.
Reciclemos.
Hay talleres de reciclaje hasta por Internet.
Las anillas de las latas sirven para hacer pulseras, cinturones y hasta bolsos.
La ropa vieja se puede tunear y reaprovechar, o reconvertir en pantallas de lámparas, bolsos, alfombras...
Las latas de atún y las hueveras son joyeros fantásticos.
Los bricks se convierten en originales monederos.
Probemos cosas nuevas.
Hay alimentos muy económicos como la soja texturizada, que dan mucho juego. También podemos utilizar arroz o patata como base de hamburguesas vegetales, que nos salen estupendas y muy baratitas. Es irresponsable comer carne y pescado sin parar [NO soy vegetariana, es cuestión de ser responsables con el entorno], hay que mirar con cariño a legumbres, cereales y verduras y hacerles un poco más de caso. Son más sostenibles.
Reciclemos.
Hay talleres de reciclaje hasta por Internet.
Las anillas de las latas sirven para hacer pulseras, cinturones y hasta bolsos.
La ropa vieja se puede tunear y reaprovechar, o reconvertir en pantallas de lámparas, bolsos, alfombras...
Las latas de atún y las hueveras son joyeros fantásticos.
Los bricks se convierten en originales monederos.
Demos una oportunidad a todas estas cosas que todavía sirven, y dejemos de ir por la vida uniformados con la misma ropa, los mismos bolsos y complementos, seamos diferentes!
Regalemos.
Magdalenas. Bizcochos. Galletas de canela. Bundt cakes. Cake-pops. Tartas de tres chocolates. Hojaldres rellenos. Galletas con chips de chocolate. Panes. Macaroons. Piruletas. Helados. Trufas. Bizcochos de plátano. Tartas de avellanas. Bombones.
Dejemos de consumir cosas absurdas que no sirven para nada, salvo para ocupar espacio y generar basura [adiós a los llaveros de "Estuve en Villalavirgen y me acordé de ti", las camisetas horteras que acaban limpiando cristales, las figuritas de porcelana, los dedales con foto de la catedral del pueblo de tus tíos, las cucharitas de adorno con un relieve de la Virgen del Turista Pardillo, y un largo etcétera de despropósitos que todos, sin excepción, hemos comprado alguna vez].
![]()
Naranjas
[Horno]
[Tiempo]
MODUS OPERANDI
Las naranjas deshidratadas son lo más sencillo que os podáis imaginar.
Solo necesitamos un poco de pulso o una buena mandolina para cortar rodajas de naranja lo más finas y uniformes que podamos. Ya está. Esto era lo difícil.
Colocamos todas las rodajas sobre una bandeja de horno. Las horneamos a 80º durante una hora, al cabo de la cual, damos la vuelta a todas y cada una de las rodajas, y las volvemos a meter a 80º, esta vez dos horas.
Si tenemos posibilidad de hacerlo [yo no la tengo] al darles la vuelta las pasamos a una rejilla. Esto es porque en el papel de horno puede quedar humedad y en la rejilla van a secarse mejor. Si las ponemos aquí desde el principio, se pueden deformar, hay que esperar a que hayan endurecido un poco.
Según el grosor del corte, tardarán más o menos, las vamos vigilando.
Estas naranjas se han deshidratado tal cual, sin azúcar y sin añadidos de ningún tipo. Son ligeramente amargas, porque así es como me gustan a mí. Sobre todo si después las baño en chocolate negro.
¿Qué hago si no las quiero amargas?
Plan A: Naranjas sin amargor.
Pon una cacerola con abundante agua, y blanquea las rodajas unos 5 minutos para que suelten el amargor. Cuidado con no pasarte! A partir de aquí, las deshidratamos igual que si no se hubieran blanqueado.
Plan B: Naranjas dulces
Se pueden confitar primero, y deshidratar después. Para ello, preparamos un almíbar fuerte con el doble de azúcar que de agua, y cocemos las rodajas de naranja en este almíbar durante una hora. A partir de aquí, las deshidratamos, pero teniendo en cuenta que tardarán más tiempo en secarse.
![]()
Regalemos.
Magdalenas. Bizcochos. Galletas de canela. Bundt cakes. Cake-pops. Tartas de tres chocolates. Hojaldres rellenos. Galletas con chips de chocolate. Panes. Macaroons. Piruletas. Helados. Trufas. Bizcochos de plátano. Tartas de avellanas. Bombones.
Dejemos de consumir cosas absurdas que no sirven para nada, salvo para ocupar espacio y generar basura [adiós a los llaveros de "Estuve en Villalavirgen y me acordé de ti", las camisetas horteras que acaban limpiando cristales, las figuritas de porcelana, los dedales con foto de la catedral del pueblo de tus tíos, las cucharitas de adorno con un relieve de la Virgen del Turista Pardillo, y un largo etcétera de despropósitos que todos, sin excepción, hemos comprado alguna vez].

INGREDIENTES
Naranjas
[Horno]
[Tiempo]
MODUS OPERANDI
Las naranjas deshidratadas son lo más sencillo que os podáis imaginar.
Solo necesitamos un poco de pulso o una buena mandolina para cortar rodajas de naranja lo más finas y uniformes que podamos. Ya está. Esto era lo difícil.
Colocamos todas las rodajas sobre una bandeja de horno. Las horneamos a 80º durante una hora, al cabo de la cual, damos la vuelta a todas y cada una de las rodajas, y las volvemos a meter a 80º, esta vez dos horas.
Si tenemos posibilidad de hacerlo [yo no la tengo] al darles la vuelta las pasamos a una rejilla. Esto es porque en el papel de horno puede quedar humedad y en la rejilla van a secarse mejor. Si las ponemos aquí desde el principio, se pueden deformar, hay que esperar a que hayan endurecido un poco.
Según el grosor del corte, tardarán más o menos, las vamos vigilando.
Estas naranjas se han deshidratado tal cual, sin azúcar y sin añadidos de ningún tipo. Son ligeramente amargas, porque así es como me gustan a mí. Sobre todo si después las baño en chocolate negro.
¿Qué hago si no las quiero amargas?
Plan A: Naranjas sin amargor.
Pon una cacerola con abundante agua, y blanquea las rodajas unos 5 minutos para que suelten el amargor. Cuidado con no pasarte! A partir de aquí, las deshidratamos igual que si no se hubieran blanqueado.
Plan B: Naranjas dulces
Se pueden confitar primero, y deshidratar después. Para ello, preparamos un almíbar fuerte con el doble de azúcar que de agua, y cocemos las rodajas de naranja en este almíbar durante una hora. A partir de aquí, las deshidratamos, pero teniendo en cuenta que tardarán más tiempo en secarse.

↧
BlogLovin
Follow my blog with Bloglovin
¡Me paso a BlogLovin!
Nos seguimos desde aquí...
Muaks!
PD No estoy desaparecida, pronto volveré con más recetas...
¡Me paso a BlogLovin!
Nos seguimos desde aquí...
Muaks!
PD No estoy desaparecida, pronto volveré con más recetas...
↧
↧
ALMEJAS CON ALCACHOFAS Y GUISANTES
CAL 159.9 · HC 8,5 · PR 13,8 · GR 7,8 [POR RACIÓN]
Me paso por los blogs, veo lo que cocináis, incluso cuando puedo hasta os hablo. Y no publico. Lo sé.
No he dejado de cocinar, para nada. De hecho las fotos de lo que he cocinado en este último mes y medio se apilan peligrosamente sobre la maltrecha memoria de mi ordenador amenazando con entrar en una crisis de bytes.
Soñador, que me sufre, ha pasado un inmerecido hambre viendo como se enfriaba la comida en los platos mientras sujetaba el foco y la pantalla sobre la mesa orientando la luz y difuminando las sombras. No protesta mientras sujeta el foco [un foco de jardín sencillo que emite un calor infernal] mientras su estómago se queja porque no entiende qué pasa aquí. Con eso se ha ganado el cielo y un poquito más.
Y llegará, de verdad, todo llegará.
Estoy trabajando duro en un nuevo proyecto que pronto verá la luz, y es eso lo que me tiene fuera de la blogosfera últimamente. Quiero un cambio. Uno de verdad. No voy a hacer una locura, solo que voy a reinventar lo que hago, ni más ni menos. Nada muy grave, a decir verdad.
Así que mientras voy trabajando poquito a poquito, y haciendo sin parar fotos que se apilan en la memoria de este pobre ordenador, os voy a dejar una recetita, que tengo el blog muy abandonado y esto no me gusta.
Es sencilla, y muy rica, espero que os guste tanto como a mí.
![]()
INGREDIENTES
[2 RACIONES]
Almejas, 500 gr
Alachofas frescas, 6 uds
Guisantes frescos, 150 gr
Sidra, medio botellín [125 ml]
Cayena, una o dos
Ajo, dos dientes, laminados
Aceite, sal, perejil
![]()
MODUS OPERANDI
Si usamos verdura fresca, limpiamos las alcachofas hasta dejar solo el corazón [podemos pelar los tallos y usarlos, o dejarlos para otra receta] y desgranamos los guisantes [las vainas también se pueden usar para hacer puré o para cocerlas y saltearlas].
Cocemos las dos verduras por separado [las alcachofas en agua con sal y una cucharada de harina durante 20 minutos, y los guisantes en caldo de verdura 10-12 minutos] y las escurrimos.
En una sartén, ponemos un poquito de aceite y doramos el ajo junto con la cayena. Cuando el ajo comienza a coger color, echamos en la sartén las almejas, y las cocinamos tapadas durante unos 3 minutos, o hasta que se abran. Pasado este tiempo, añadimos la sidra y al cabo de dos o tres minutos, las alcachofas y los guisantes.
Lo cocinamos junto unos cinco minutos, no es necesario más, y lo servimos recién hecho y espolvoreado con perejil.
Fuente: Koldo Royo en Canal Cocina
![]()
Sé que ando un poco despistada últimamente.
Me paso por los blogs, veo lo que cocináis, incluso cuando puedo hasta os hablo. Y no publico. Lo sé.
No he dejado de cocinar, para nada. De hecho las fotos de lo que he cocinado en este último mes y medio se apilan peligrosamente sobre la maltrecha memoria de mi ordenador amenazando con entrar en una crisis de bytes.
Soñador, que me sufre, ha pasado un inmerecido hambre viendo como se enfriaba la comida en los platos mientras sujetaba el foco y la pantalla sobre la mesa orientando la luz y difuminando las sombras. No protesta mientras sujeta el foco [un foco de jardín sencillo que emite un calor infernal] mientras su estómago se queja porque no entiende qué pasa aquí. Con eso se ha ganado el cielo y un poquito más.
Y llegará, de verdad, todo llegará.
Estoy trabajando duro en un nuevo proyecto que pronto verá la luz, y es eso lo que me tiene fuera de la blogosfera últimamente. Quiero un cambio. Uno de verdad. No voy a hacer una locura, solo que voy a reinventar lo que hago, ni más ni menos. Nada muy grave, a decir verdad.
Así que mientras voy trabajando poquito a poquito, y haciendo sin parar fotos que se apilan en la memoria de este pobre ordenador, os voy a dejar una recetita, que tengo el blog muy abandonado y esto no me gusta.
Es sencilla, y muy rica, espero que os guste tanto como a mí.

INGREDIENTES
[2 RACIONES]
Almejas, 500 gr
Alachofas frescas, 6 uds
Guisantes frescos, 150 gr
Sidra, medio botellín [125 ml]
Cayena, una o dos
Ajo, dos dientes, laminados
Aceite, sal, perejil

MODUS OPERANDI
Si usamos verdura fresca, limpiamos las alcachofas hasta dejar solo el corazón [podemos pelar los tallos y usarlos, o dejarlos para otra receta] y desgranamos los guisantes [las vainas también se pueden usar para hacer puré o para cocerlas y saltearlas].
Cocemos las dos verduras por separado [las alcachofas en agua con sal y una cucharada de harina durante 20 minutos, y los guisantes en caldo de verdura 10-12 minutos] y las escurrimos.
En una sartén, ponemos un poquito de aceite y doramos el ajo junto con la cayena. Cuando el ajo comienza a coger color, echamos en la sartén las almejas, y las cocinamos tapadas durante unos 3 minutos, o hasta que se abran. Pasado este tiempo, añadimos la sidra y al cabo de dos o tres minutos, las alcachofas y los guisantes.
Lo cocinamos junto unos cinco minutos, no es necesario más, y lo servimos recién hecho y espolvoreado con perejil.
Fuente: Koldo Royo en Canal Cocina

↧
NOVEDADES novedosas y sorteo
Reempiezo.
Hacía tiempo que necesitaba esta pequeña mudanza. Un cambio de piel sin apenas consecuencias, aparentemente. Un pequeño punto de inflexión. Había dejado de sentirme cómoda en mi propia identidad. Cosas que pasan.
El blog es una ventana al mundo, pero también es una ventana hacia dentro. Y para poder dar nombre a una ventana que mira hacia dentro, primero hay que asomarse a ella. No podemos hacer un juicio previo de lo que encontraremos ahí. Y por esa razón, este blog que empezó siendo Mis Vacas Flacas, ha decidido llamarse Migas en la mesa. Se siente más cómodo, más identificado, ve el reflejo de lo que os ha contado durante todo este tiempo que hemos caminado juntos.
Y puesta a mirar hacia adentro, os cuento unas pocas cosas de las que he visto por aquí. La piedra angular que hace posible esto.
¿Por qué cocino?
Amaso panes infinitos que lleno de semillas, corto cuidadosamente galletas, elaboro frostings, aliños, cremas, salteo vivamente verduras frescas, preparo durante horas platos que serán devorados en minutos, y más, porque me gusta ver gente feliz a mi alrededor.
Y si la comida preparada con esmero hace feliz a la gente, la repostería la hace enloquecer. Es el nomasplus de cualquier elaboración culinaria. Atrás queda esa moussaka que dejaste preparada ayer, esos delicados souffles de salmón y hasta aquel pan de aceitunas y romero que amasaste con tanto mimo. Cuando apareces con un postre goloso, gordo, grande, rebosando chocolate y lleno de capas y capas de pecado y más pecado, todo queda eclipsado.
Por esto, he decidido regalaros algo que os va a servir para convertiros en máquinas expendedoras de felicidad, en generadores de pecado, en conversores de malos humos a sonrisas incondicionales.
[No. No te voy a pedir que te hagas seguidor de mi blog.]
Me pongo loca de contenta cada vez que el numerito de seguidores me dice que alguien más ha entrado en mi vida virtual, lo confieso. Todos y cada uno. Os quiero... un webo ;)
Pero yo quiero que cada seguidor decida leerme y compartir conmigo lo que quiera, porque de verdad quiere. No porque quiera ganar un libro.
El libro es algo que yo personalmente he decidido compartir con la blogosfera porque me apetece y punto. Porque estoy contenta de llevar aquí casi 5 años, y porque a pesar de lo poco que publico, me leeis.
[Aun así, el contador de felicidad subirá si te quedas conmigo]
Como es habitual en este tipo de sorteos, numeraré los comentarios y usaré uno de esos programas que te dan números al azar. Publicaré [o eso espero] el resultado el día 28.
Solo tendré en cuenta a los participantes que se encuentren en España... lo siento mucho, sé que me entendéis.
Marian Keyes escribió este libro tras descubrir que la repostería y la pastelería funcionaban como estimulantes para superar la depresión que padecía.
Nos cuenta que tras muchas terapias para salir de su estado depresivo, fue una tarta preparada para recibir la visita de una amiga la que consiguió sacarla de su letargo. Y desde entonces, hasta este libro, ya os podéis imaginar.
El libro es monísimo, de los que te llaman desde la estantería de las librerías diciendo "chsssss, tú, si tú... regalame anda... regalame... venga si soy muy monoooooooo". Yo soy muy de escuchar a los libros cuando me hablan, porque no lo hacen a menudo, así que aquí están Marian Keyes y sus maravillosos pasteles.
El logo, porque hay gente muy maja que publica los sorteos en sus blogs. Esto es muy de agradecer y hace que me caigas mucho mejor:
Hacía tiempo que necesitaba esta pequeña mudanza. Un cambio de piel sin apenas consecuencias, aparentemente. Un pequeño punto de inflexión. Había dejado de sentirme cómoda en mi propia identidad. Cosas que pasan.
El blog es una ventana al mundo, pero también es una ventana hacia dentro. Y para poder dar nombre a una ventana que mira hacia dentro, primero hay que asomarse a ella. No podemos hacer un juicio previo de lo que encontraremos ahí. Y por esa razón, este blog que empezó siendo Mis Vacas Flacas, ha decidido llamarse Migas en la mesa. Se siente más cómodo, más identificado, ve el reflejo de lo que os ha contado durante todo este tiempo que hemos caminado juntos.
Y puesta a mirar hacia adentro, os cuento unas pocas cosas de las que he visto por aquí. La piedra angular que hace posible esto.
¿Por qué cocino?
Amaso panes infinitos que lleno de semillas, corto cuidadosamente galletas, elaboro frostings, aliños, cremas, salteo vivamente verduras frescas, preparo durante horas platos que serán devorados en minutos, y más, porque me gusta ver gente feliz a mi alrededor.
Y si la comida preparada con esmero hace feliz a la gente, la repostería la hace enloquecer. Es el nomasplus de cualquier elaboración culinaria. Atrás queda esa moussaka que dejaste preparada ayer, esos delicados souffles de salmón y hasta aquel pan de aceitunas y romero que amasaste con tanto mimo. Cuando apareces con un postre goloso, gordo, grande, rebosando chocolate y lleno de capas y capas de pecado y más pecado, todo queda eclipsado.
Por esto, he decidido regalaros algo que os va a servir para convertiros en máquinas expendedoras de felicidad, en generadores de pecado, en conversores de malos humos a sonrisas incondicionales.
Bases
Dejame un comentario, es todo lo que necesitas para participar. Si no tienes un blog al que pueda contactarte si ganas, enviame un mail con tus datos a [maullandoenlaluna (arroba) gmail (punto) com].[No. No te voy a pedir que te hagas seguidor de mi blog.]
Me pongo loca de contenta cada vez que el numerito de seguidores me dice que alguien más ha entrado en mi vida virtual, lo confieso. Todos y cada uno. Os quiero... un webo ;)
Pero yo quiero que cada seguidor decida leerme y compartir conmigo lo que quiera, porque de verdad quiere. No porque quiera ganar un libro.
El libro es algo que yo personalmente he decidido compartir con la blogosfera porque me apetece y punto. Porque estoy contenta de llevar aquí casi 5 años, y porque a pesar de lo poco que publico, me leeis.
[Aun así, el contador de felicidad subirá si te quedas conmigo]
Plazo y sorteo
Desde hoy mismo, hasta el 27 de Septiembre [incluido]Como es habitual en este tipo de sorteos, numeraré los comentarios y usaré uno de esos programas que te dan números al azar. Publicaré [o eso espero] el resultado el día 28.
Solo tendré en cuenta a los participantes que se encuentren en España... lo siento mucho, sé que me entendéis.
El regalito
Esta preciosidad:Marian Keyes escribió este libro tras descubrir que la repostería y la pastelería funcionaban como estimulantes para superar la depresión que padecía.
Nos cuenta que tras muchas terapias para salir de su estado depresivo, fue una tarta preparada para recibir la visita de una amiga la que consiguió sacarla de su letargo. Y desde entonces, hasta este libro, ya os podéis imaginar.
El libro es monísimo, de los que te llaman desde la estantería de las librerías diciendo "chsssss, tú, si tú... regalame anda... regalame... venga si soy muy monoooooooo". Yo soy muy de escuchar a los libros cuando me hablan, porque no lo hacen a menudo, así que aquí están Marian Keyes y sus maravillosos pasteles.
El logo, porque hay gente muy maja que publica los sorteos en sus blogs. Esto es muy de agradecer y hace que me caigas mucho mejor:
↧
TARTA GUINESS [TU AMISTAD SÍ ES UN REGALO]
CAL 409,4 · HC 39,1 · PR 9,2 · GR 25,6 [100 GRS de placer]

El Sargento Romerales no es sargento. Y no se apellida Romerales.
Cosas de la vida.
Le conocí hace ya algunos años, una tarde de invierno, en uno de tantos parques de esta urbe demencial que es Madrid. Desde entonces, de tarde en tarde, cuando está de buen humor [algunos días se levanta gruñón y no hay quien pueda con él] me ha contado, de a pocos, muchas cosas de su vida.
El sargento nació en un pueblo manchego [como él siempre dice yo nací en el pueblo de la Montiel], al que hace ya muchos años que no vuelve.
Muy joven, en los tiempos duros que siguieron a la posguerra, empezó a trabajar como jornalero. Fue de pueblo en pueblo segando mieses y recogiendo cosechas, hasta que un día aprendió a trabajar el cuero y la alpaca, y se hizo artesano. Trabajó durante muchos años haciendo pulseras y pendientes, que vendía en las ferias de los pueblos y en mercadillos. Siempre que lo recuerda me dice más de veinte años tengo cotizados, que conste que trabajar, he trabajado.
Conoció a la gallega, con la que tuvo un hijo, al que no conoce.
A veces, cuando echa la vista atrás, nos cuenta que le perdió la cocaína. Y el alcohol. La gallega no se lo pudo perdonar.
Vive en el mismo parque en que le conocí. Durante el día, pasa las horas sentado en un banco. Por las noches se refugia en un soportal, allí duerme envuelto en mantas bajo los cartones que le sirven para pasar, al menos un rato, lejos del ruido, la luz y el frío.
Testarudo, con una voluntad inquebrantable, se niega a vivir en un centro de acogida. Si alguna vez decidió probar suerte, acabó discutiendo con los cuidadores y volvió a la calle. No son para él los horarios ni los menús. Él sabe, igual que yo, que su artrosis galopante dará con él en una residencia el día que las muletas no sean suficiente apoyo. Pero de momento, no lo piensa.
Rara vez le he visto pidiendo, solo lo hace si no hay más remedio, cuando ya no queda nada de la paga. Algo menos de cuatrocientos euros no dan para llegar a fin de mes, aunque vivas en la calle. La última vez que le vi, me pidió prestados cuarenta céntimos, y los cogió diciendo cuando pases otra vez, te los devuelvo.
Carga 60 años recién cumplidos sobre sus espaldas, aunque aparenta muchos más, porque la calle es perra y le envejece a uno demasiado deprisa.
Los cumplió casi a finales del verano. Yo, que siempre celebro los cumpleaños de mis amigos regalando galletas, bizcochos, tartas... no hice una excepción con el Sargento, no podía ser de otra manera. Y decidí celebrarlo llevando hasta su casa una tarta de cerveza negra, porque le pega y sabía que le iba a gustar.

Cortada en pociones, porque facilita las cosas cuando no hay bandejas, ni sillas, ni tan siquiera mesa. Con una sola vela, que una es discreta con la edad de los demás. Y unos amigos que nos acompañaron.
No quiero dar una impresión equivocada. A pesar de su profunda soledad, el Sargento no está solo. Somos muchos los amigos que nos pasamos por su casa para charlar un rato con él. Y siempre nos recibe. Estoy segura de que más de uno le ha reconocido, al fin y al cabo, no he ocultado su nombre.
Y siempre hay un día en el que alguien que te quiere se acuerda de ti, y decide celebrar tu cumpleaños, te lleva una tarta, y aunque odies los corazones de azúcar [tomo nota, Sargento] lo agradeces de corazón.
[Es difícil juzgar.
No voy a decir si el Sargento ha sido o no el causante de su situación, pero no es culpable de vivir así. Nadie lo es. Solo la sociedad que deja en sus márgenes a quien no ha vivido de acuerdo a lo establecido, lo es. La sociedad que no ha perdonado los errores. La que no mira a los lados.
Y todos, como miembros de esta sociedad, somos un poco responsables.]

INGREDIENTES
Para el bizcocho
Harina, 250 gr
Cerveza negra, 250 ml
Mantequilla, 250 gr
Cacao, 75 gr
Azúcar, 300 gr [la original lleva 400 pero la primera vez que la hice la encontré muy dulce para mi gusto]
Bicarbonato, 2 cucharaditas y media
Nata de montar, 150 ml
Huevos, 2 medianos
Vainilla, al gusto
Para el frosting
Nata de montar, 350 ml
Queso en crema, 300 gr
Azúcar glas, 150 gr
MODUS OPERANDI
Para el bizcocho
Calentamos en un cazo la cerveza, con el fuego más bien bajo, y una vez empieza a humear, añadimos la mantequilla y esperamos a que se derrita*. Dejamos reposar la mezcla.
En un bol, mezclamos la harina y el cacao tamizados, azúcar, el bicarbonato y la vainilla si la usamos en polvo.
En otro bol batimos los huevos y la nata [líquida, sin montar]. Si usamos vainilla líquida, la añadimos aquí. Sobre esta mezcla, incorporamos la mezcla de cerveza y mantequilla. Y sobre el conjunto, incorporamos los ingredientes secos, hasta que quede bien integrado.
Lo llevamos a un molde, y lo horneamos unos 40 minutos a 180º. Lo pinchamos para asegurarnos de que está bien cocido en el interior, y le añadimos más tiempo si lo necesita.
*En la versión original, se calienta la mantequilla y se añade la cerveza al final. Lo hice así, pero la cerveza no reposó lo suficiente y el bizcocho se llenó de gas, por lo que se hundió en el centro al salir del horno. Creo que esto tiene que ver con las marcas de cerveza y el gas que contienen, por eso creo que es mejor poner la cerveza al comienzo, para asegurarnos de que desgasifica bien, de hecho algunas variantes de esta receta lo hacen así. Solo por si acaso.
Para el frosting
Montamos la nata, y la reservamos.
Batimos el queso de untar y el azúcar, y cuando tenga consistencia cremosa añadimos poco a poco y con movimientos envolventes toda la nata.
Dejamos caer el frosting sobre la tarta completamente fría.
Fuente: Con las zarpas en la masa


↧
BACALAO AJOARRIERO [QUE RARA ME SIENTO A VECES]
CAL 243,4 . HC 7,5 . PR 22,8 . GR 15,3 [RACIÓN, 350 GRS]
Os cuento mi vida, como siempre, y además me voy con ManuCatman a #cocinaunasonrisa]
Sábado, agosto, 8:00 AM en un lugar de La Mancha...
Sección 1:
- Chanclas
- Bocatatortilla
- Agua
- Protección 50
Sección 2:
- Braguitas limpias
- Sujetador idem
- Calcetines idem
- Pantalón cómodo de lino
- Camiseta de tirantes de algodón
- Gelchampú todoenuno y toalla
- Ya
Esto, con una versión reducida del bolso [véase monedero+llaves+movil+kleenex+gafas de ver, por si las lentillas fallan+lágrima para las lentillas] es todo lo que necesito un día de piraguas y cerveza en el bar del camping.
Así que ya os imagináis la cara de poker que se me queda cuando salgo de las duchas, después de remar unas 6 horas río arriba-río abajo, más dos horas de comida y baño, y veo a mis compis que en su sección 1 llevaban:
- Pantalón para la piragua
- Camiseta para la piragua
- Toalla para la piragua [¿?]
- Chanclas
- Bocatatortilla [tanto refinamiento para acabar con un bocatatortilla]
- Agua, refrescos [sí, en una neverita]
Sacar de su sección 2:
- Gel
- Champú tratamiento con acondicionador
- Mascarilla capilar sin aclarado rizos perfectos
- Hidratante corporal
- Hidratante facial
- Un neceser de maquillaje más grande que mi bolso de diario
- Pinzas de depilar+espejo
- Perfume
- Desodorante
- Toalla [de baño, distinta de la toalla de piragua]
- Braguitas, sujetador, esas cosas
- Vestido de noche, veraniego
- Sandalias de tacón
- Bolso de noche
- Adornos para el pelo, pulseras, anillos, colgantes etc
En ese momento me sentí como un asceta en sanfermines. Fuera de lugar. Pensando: qué debo hacer ahora, sin vestido y sin tacones, sin rimmel... piensa, chiquilla, piensa. Van a salir todas, y tú ahí... piensa, rápido! Escóndete tras los arbustos o reivindicate tal y como eres, pero haz algo ya!
No sabía si llorar o reírme, y opté por lo práctico. Me puse mi pantalón de sport y mi camiseta, las zapatillas [sí, las mismas que traía por la mañana dios no tengo conciencia] y así, con los pelos mojados y lavados con gelchampú de viaje [llegada a este punto, qué sentido tenía pedir prestados secador y plancha para el pelo, que por supuesto, mis compis llevaban consigo], sin colonia ni nada, y me reuní con los chicos del grupo para integrarme con la causa común de esperar pacientemente
Uffffff menos mal!
Por suerte solidarizamos y decidimos empezar con las cañas antes de que salieran, y me sentí menos marginada. O menos rara. Desde luego, que simple soy, solo se me ocurre a mí irme a hacer piragüismo sin un vestido de fiesta con tacones y bolso a juego! Vaya!
Debo decir que había otra chica que también decidió romper con los canones del glamour para pasar un día en el campo, y que pudo tomarse una cerveza fría en el bar del camping vestida con un pantalón corto y unas zapatillas. Y sin despeinarnos, oye. Y hasta sin maquillarnos. Y ni vergüenza ni nada, que no tenemos.
Y entre caña y caña, nos pusieron un aperitivo de bacalao ajoarriero [o algo parecido] que despertó mis instintos navarros, y no pude reprimirme a preparar en casa un señor bacalao ajoarriero como es mandao.
Bacalao desalado, 300 grs
Cebolla, 100 grs [media]
Pimiento verde, 50 grs [medio]
1/2 cucharadita de pulpa de ñora o 1/2 cucharada pimentón [mucho más auténtico con ñora... lo otro solo es el plan B]
Pimientos de piquillo, 100 gr [o pimientos rojos naturales]
1 diente de ajo
Aceite de oliva, 30 ml
Tomate, 200 grs [natural rallado o triturado]
MODUS OPERANDI [THERMOMIX]
Picar la cebolla y los ajos 10 segundos a velocidad 3. Bajar con la espátula, añadir el aceite y cocinar 5 minutos a 100º velocidad 1.
Añadir los pimientos verdes en trozos, si usamos pimiento rojo natural también lo añadimos ahora junto con los ajos, la pulpa de ñora o cucharada de pimentón y el tomate, programar 5 minutos a 100º velocidad cuchara, giro a la izquierda.
Incorporar los pimientos de piquillo en tiras [si hemos optado por ellos] y el bacalao desalado y desmigado, sin piel ni espinas. Calentar 5 minutos a 100º velocidad 1, probar de sal, rectificar y servir al momento.
MODUS OPERANDI [TRADICIONAL]
En una sartén con una cucharada de aceite [15 ml] pochar a fuego bajo la cebolla.
Cuando la cebolla esté caída, añadir los pimientos verdes, si usamos pimiento rojo natural también lo añadimos ahora, la pulpa de ñora o pimientón y el tomate, y seguir cocinando unos 10 minutos más.
Si usamos pimientos del piquillo en lugar de naturales, que es como más auténtica la versión:
En una sartén aparte, sofreímos los ajos en una cucharada de aceite y se añaden los pimientos del piquillo cortados en tiras. Los cocinamos durante 5 minutos a fuego bajo.
En la primera sartén [cebolla, pimiento verde, ñora, tomate] añadimos el bacalao desmigado, y cocinamos por unos 3 minutos, tras los cuales añadimos los pimientos del piquillo y dejamos que se hagan juntos unos 2-3 minutos más. Rectificamos de sal, y servimos.
![]()
Por suerte solidarizamos y decidimos empezar con las cañas antes de que salieran, y me sentí menos marginada. O menos rara. Desde luego, que simple soy, solo se me ocurre a mí irme a hacer piragüismo sin un vestido de fiesta con tacones y bolso a juego! Vaya!
Debo decir que había otra chica que también decidió romper con los canones del glamour para pasar un día en el campo, y que pudo tomarse una cerveza fría en el bar del camping vestida con un pantalón corto y unas zapatillas. Y sin despeinarnos, oye. Y hasta sin maquillarnos. Y ni vergüenza ni nada, que no tenemos.
Y entre caña y caña, nos pusieron un aperitivo de bacalao ajoarriero [o algo parecido] que despertó mis instintos navarros, y no pude reprimirme a preparar en casa un señor bacalao ajoarriero como es mandao.
Bacalao desalado, 300 grs
Cebolla, 100 grs [media]
Pimiento verde, 50 grs [medio]
1/2 cucharadita de pulpa de ñora o 1/2 cucharada pimentón [mucho más auténtico con ñora... lo otro solo es el plan B]
Pimientos de piquillo, 100 gr [o pimientos rojos naturales]
1 diente de ajo
Aceite de oliva, 30 ml
Tomate, 200 grs [natural rallado o triturado]
MODUS OPERANDI [THERMOMIX]
Picar la cebolla y los ajos 10 segundos a velocidad 3. Bajar con la espátula, añadir el aceite y cocinar 5 minutos a 100º velocidad 1.
Añadir los pimientos verdes en trozos, si usamos pimiento rojo natural también lo añadimos ahora junto con los ajos, la pulpa de ñora o cucharada de pimentón y el tomate, programar 5 minutos a 100º velocidad cuchara, giro a la izquierda.
Incorporar los pimientos de piquillo en tiras [si hemos optado por ellos] y el bacalao desalado y desmigado, sin piel ni espinas. Calentar 5 minutos a 100º velocidad 1, probar de sal, rectificar y servir al momento.
MODUS OPERANDI [TRADICIONAL]
En una sartén con una cucharada de aceite [15 ml] pochar a fuego bajo la cebolla.
Cuando la cebolla esté caída, añadir los pimientos verdes, si usamos pimiento rojo natural también lo añadimos ahora, la pulpa de ñora o pimientón y el tomate, y seguir cocinando unos 10 minutos más.
Si usamos pimientos del piquillo en lugar de naturales, que es como más auténtica la versión:
En una sartén aparte, sofreímos los ajos en una cucharada de aceite y se añaden los pimientos del piquillo cortados en tiras. Los cocinamos durante 5 minutos a fuego bajo.
En la primera sartén [cebolla, pimiento verde, ñora, tomate] añadimos el bacalao desmigado, y cocinamos por unos 3 minutos, tras los cuales añadimos los pimientos del piquillo y dejamos que se hagan juntos unos 2-3 minutos más. Rectificamos de sal, y servimos.

↧
↧
PAN POLAR [TUNNBRÖD]
CAL 193,1 · HC 40,2 · PR 6,6 · GR 1,2 [POR PAN]


Hace demasiado tiempo que me gusta amasar pan. Demasiado.
Sentir una masa pegada a mis dedos es algo casi pornográfico, o gastro-pornográfico, es el sueño sucio de mis desparrames culinarios.
Tengo tanta devoción a los pegotitos de masa bajo las uñas, que me gusta amasar incluso cuando me involucro sentimentalmente en un ménage-à-trois con harina de trigo y centeno [vosotros que habéis amasado el centeno lo sabéis bien].
No he usado cebada, como hacen los suecos en algunas versiones de este pan, [me he hecho la sueca-europea-despistada por esta vez]. Trigo y centeno está bien. Muy bien.
Tengo una buena amiga que ha vivido durante muchos años en Estocolmo, hasta hace muy poco, que se mudó a Belfast. Cuando volvía a España, de vez en cuando se quedaba uno o dos días en mi casa, en Madrid.
No es fácil convivir con las pocas horas de luz solar, el frío eterno, los suecos y su carácter distante y excesivamente medido, los palazos de nieve, los arenques, las albóndigas suecas y el ponche. Si eres una española alegre y extrovertida, a la que gusta bailar y salir de cañas, estás perdida. No es tu país.
Hemos compartido cenas agradables en Madrid, siempre con jamón y un buen vino en la mesa, en las que me ha hablado sobre su vida allí, su relación con los suecos, con el sistema fiscal, las comidas a lo europeo a las que nunca se acostumbró, y con las horas de luz.
Y he llegado a la conclusión de que los suecos no son fríos y distantes, sino que expresan sus emociones de diferente manera a nosotros, que somos ruidosos y expresivos y sin conocernos apenas ya nos abrazamos y nos gritamos y nos saludamos a la voz de Puriiiiiiiii pero cuanto tiempooooooooo niñaaaaaaaa!
Los suecos se expresan, en parte, a través de sus panes. No todo, claro, solo un poco. Panes intensos, llenos de sabores muy especiales, panes oscuros, integrales, a veces planos. Son una de las cosas que me hacen compartir un trozo de realidad con los suecos.
Y yo siempre he sentido una cierta fascinación por todos los panes que vienen de porahíarriba, todos esos panes intensos que saben a centeno, a cardamomo, a alcaravea, a piel de naranja.
Así que al ver la propuesta para Septiembre de Bake the World, me encantó [siempre me encantan].
Me da un poco de pena que mi amiga no haya podido estar aquí estos días para compartir este pan polar, me guardo con mimo la receta por si un día se viene desde Belfast y decide quedarse unas horas conmigo. Quien sabe, algún día echará de menos este país del que acumula tantos años de recuerdos, y lo podremos sentir una vez más aunque solo sea con un trocito de pan polar y un arenque.


INGREDIENTES
[2 PERSONAS. 4 PANES EN UNA SARTÉN DE 18 CM]
Harina blanca de trigo, panificable, 75 gr
Harina integral de trigo, 75 gr [se pueden poner 150 gr de harina blanca en lugar de mitad y mitad]
Harina integral de centeno, 75 gr
Levadura fresca de panadero, 15-20 gr [o levadura seca de panadero, 4 gr]
Agua tibia, 100 ml
Yogur natural, 2 cucharadas [unos 30-40 grs]
Miel, 1 cucharada
Semillas de hinojo, opcionales [o alcaravea, cominos, o cualquier otra cosa que se nos antoje]
Sal, media cucharadita [3-4 gr, lo correcto sería 4,5 pero yo personalmente pongo siempre un poco menos]
*En las fotos: queso fresco, salmón marinado, aguacate, pepinillo solo en algunas, y eneldo.
MODUS OPERANDI
*Aviso a navegantes: Si no has amasado nunca centeno, no te asustes cuando la masa se empiece a pegar a las manos, encimera y en general a todo lo que encuentre a su paso. Es normal.
En un bol, tamizamos juntas las tres harinas, y añadimos la sal y las semillas de hinojo previamente espachurradas [ligeramente, en el mortero].
Incorporamos la levadura, la miel, el yogur y casi todo el agua [dejamos unos 25 ml para más adelante]. Amasamos y poco a poco incorporamos el agua que hemos reservado. El centeno agradecerá este detalle y se pegará un poco menos.
Amasamos el conjunto unos 10 minutos, más menos, hasta tener una bola de masa razonablemente lisa y manejable*. Dejamos reposar la masa en un bol previamente aceitado o enharinado y cubierta por un paño o con papel film. Esperamos hasta que doble su volumen. Esto dependerá de la temperatura que tengamos en casa, tarda entre una y dos horas.
Al cabo de este tiempo, dividimos la bola en cuatro porciones iguales, las estiramos con ayuda de un rodillo, y las pinchamos con un tenedor [o un rodillo de pinchos para masas, si tienes uno] para evitar que se hinche el pan durante la cocción.
Inmediatamente lo ponemos en una sartén sin engrasar, y lo dejamos 2 minutos por cada lado.
*Las masas de pan dependen en gran medida de la cantidad de agua que absorbe cada harina, y podemos necesitar una pequeña rectificación de harina o de agua. Yo tuve que añadir harina, pero creo que fue porque me pasé poniendo yogur... y dejé demasiado hidratada la masa.
![]()
![]()
*Aviso a navegantes: Si no has amasado nunca centeno, no te asustes cuando la masa se empiece a pegar a las manos, encimera y en general a todo lo que encuentre a su paso. Es normal.
En un bol, tamizamos juntas las tres harinas, y añadimos la sal y las semillas de hinojo previamente espachurradas [ligeramente, en el mortero].
Incorporamos la levadura, la miel, el yogur y casi todo el agua [dejamos unos 25 ml para más adelante]. Amasamos y poco a poco incorporamos el agua que hemos reservado. El centeno agradecerá este detalle y se pegará un poco menos.
Amasamos el conjunto unos 10 minutos, más menos, hasta tener una bola de masa razonablemente lisa y manejable*. Dejamos reposar la masa en un bol previamente aceitado o enharinado y cubierta por un paño o con papel film. Esperamos hasta que doble su volumen. Esto dependerá de la temperatura que tengamos en casa, tarda entre una y dos horas.
Al cabo de este tiempo, dividimos la bola en cuatro porciones iguales, las estiramos con ayuda de un rodillo, y las pinchamos con un tenedor [o un rodillo de pinchos para masas, si tienes uno] para evitar que se hinche el pan durante la cocción.
Inmediatamente lo ponemos en una sartén sin engrasar, y lo dejamos 2 minutos por cada lado.
*Las masas de pan dependen en gran medida de la cantidad de agua que absorbe cada harina, y podemos necesitar una pequeña rectificación de harina o de agua. Yo tuve que añadir harina, pero creo que fue porque me pasé poniendo yogur... y dejé demasiado hidratada la masa.


↧
OUTRAGEOUS CHOCOLATE COOKIES [SANTA MARTHA STEWART]
CAL 516,8 · HC 59,3 · PR 6,7 · GR 26,2 [100 GRS]
[¿EN SERIO QUERÍAS SABER ESTO?]
Chocolate. Dulce o amargo.
Entre ellos, la distancia de un contiente, varios gobiernos, un puñado de guerras, y el océano. Y por encima de todo ello, las multinacionales.
En Costa de Marfil se compran regularmente niños dentro del país y a países limítrofes, especialmente Mali Y Burkina Faso. Estos niños son utilizados como esclavos en las plantaciones de cacao, café y algodón, donde trabajan más de doce horas al día, manejando machetes, sin las mínimas condiciones laborales, higiénicas o sanitarias, y sin ningún tipo de control, sufriendo continuos abusos físicos. Es una de las peores formas de explotación infantil que se conocen. Ghana y Guinea no quedan lejos de esta realidad.
Otros niños son enviados por sus propias familias, para realizar los trabajos más duros a cambio de un salario mísero, y son explotados hasta la adolescencia. Cuando son demasiado fuertes para ser intimidados por los patrones, son devueltos a sus poblados.
Muchas de ellas, en una campaña de lavado de cara, firmaron el Protocolo del Cacao. Una de ellas, cuando la pillaron pasándose el mencionado protocolo por el arco del triunfo, declaró
La verdad es que no podía pasar por alto que charlaramos un rato sobre el chocolate y los niños. Me cuesta obviar ciertas cosas. Lo siento... no tengo arreglo.
Pero voy a terminar con una nota positiva.
Por fortuna es posible encontrar cacao y derivados procedentes de comercio justo en casi cualquier sitio. Sí, son productos caros, y yo confieso que no siempre puedo acceder a ellos, y me veo abocada a los productos de los supermercados porque mi vida es esta y mi entorno me limita, como a todos. Pero creo que cada vez que compramos un producto sostenible o de comercio justo, todos hacemos del mundo un lugar mejor.
Y todo esto viene a cuento de la invitación a participar en el reto recién inaugurado por Sweet and Salty en el que nos propone jugar con el chocolate.Y yo que necesito poco para animarme... aquí estoy!
Mi idea era cocinar algo salado y no algo dulce, pero creo que el comienzo de un nuevo reto merece una receta a la altura. Y para mí, la receta de chocolate es esta.
Puro vicio en formato galleta.
[Gracias, santa Martha]
INGREDIENTES
[2 BANDEJAS DE GALLETAS]
Chocolate fondant, 225 gr
Mantequilla sin sal, 50 gr
Harina, 90 gr
Levadura, 1/2 cta
Sal, 1/4 cta
Huevos, 2 ud
Azúcar moreno, 150 gr
Vainilla, al gusto
Perlas de chocolate, 200 gr
MODUS OPERANDI
Fase "chocolate por toda la cocina"
Lo primero primerísimo de todo, es fundir el chocolate con la mantequilla y dejar templar la mezcla. No lo necesitamos frío, pero no es recomendable que esté excesivamente caliente.
En un bol, tamizamos la harina, la levadura y la sal. Reservamos.
En otro bol, batimos los huevos con el azúcar y la vainilla hasta que estén blanquecinos y espumosos [hasta que monten]. Esto lo haremos con las varillas eléctricas a velocidad alta, o si tenemos Thermomix con la mariposa, a 37º y velocidad 3,5. Como última opción lo podemos hacer a mano, pero esto nos llevará un buen rato.
Una vez tenemos los huevos montados, añadimos a baja velocidad la mezcla de chocolate y mantequilla, y seguimos batiendo hasta que se integre. No nos llevará más de un minuto.
En este punto desenchufamos el robot o Thermomix y cogemos una espátula. Con movimientos envolventes, integramos la harina en la mezcla hasta que no queden trazas, despacio y con cuidado de no quitar volumen al conjunto.
Añadimos las perlas de chocolate y mezclamos de nuevo con cuidado.
La masa debe ser algo líquida, más parecida a una masa de brownie que a algo de lo que saldrán galletas. Paciencia. Todo llega. Y valdrá la pena.
Fase horno
En una bandeja de horno, y sobre papel o silicona de hornear, vamos dejando montoncitos pequeños de masa, de unos 2 o 3 cm de ancho, y a 4 o 5 cm de distancia entre ellos, porque se expandirán. A mí me gusta hacer esto con manga pastelera, porque se mancha mucho menos, pero se puede hacer con un par de cucharas (una para coger la masa, y otra debajo para recoger lo que gotee la primera).
Si quieres unas galletas como éstas, entonces sigue leyendo... al final de la entrada hay un mini-tutorial.
Horneamos de 10 a 12 minutos a 180º con el horno precalentado.
Fase enfriado
Sacamos la bandeja del horno, y pasamos el papel de hornear con las galletas encima a la encimera, sí, has leído bien, papel y galletas. Al cabo de 5 o 10 minutos, movemos las galletas a una rejilla. Si no me escuchas, se romperán, avisado quedas.
Cuando estén frías, guarda las que queden en una lata. Y ponla en la caja fuerte... si quieres volver a verlas.
Gracias a Martha Stewart
Queremos hacer cookies. Pero la masa de cookies es una pesadilla, es blanda, poco consistente, y no se puede dar forma. El resultado son galletas menos monas porque la masa se ha desparramado al ponerla en las bandejas, y en el horno ha crecido en completa anarquía de forma y volumen.
La solución, si no tenemos moldes específicos, es improvisarlos con un poco de papel de aluminio y otro poco de papel para horno.
![]()
Cogemos un vaso, cortador, o aro de cualquier tipo, tamaño y forma. He escogido un cortador de galletas pequeño porque me gustaba su tamaño.
Ponemos un trocito de aluminio en la base, y hacemos un pequeño molde con él.
Cortamos tiras largas de papel de horno, del ancho del molde que hemos usado, o un poco más. Dibujamos en uno de los extremos del papel el contorno de nuestro molde. Y vamos doblando el papel sobre sí mismo en zigzag, dejando arriba el dibujo. Cuando lo tenemos doblado del todo, cortamos el círculo y tendremos unos cuantos a la vez [esto es la vuelta al cole y las manualidades de aquellos muñequitos que se recortaban en tiras, os acordais?]
Colocamos dentro de cada molde de aluminio un circulito de papel de horno, esto evitará que la masa se quede pegada, ya que el aluminio no es antiadherente.
Ponemos una pequeña porción de masa en cada molde, con cuidado de que no sea mucha porque se expandirá y crecerá a lo alto. Solo queremos poner límites a la masa, no vamos a hacer muffins!
Al sacarlas del horno, dejaremos 5 minutos las galletas en estos moldes antes de sacarlas, o se romperán. Yo abro primero todos los papeles de aluminio, para que enfríen antes, y después las saco y retiro el papel de horno.
[¿EN SERIO QUERÍAS SABER ESTO?]
[Yo quería hablar de cosas bonitas. De verdad que sí. Chocolate, galletas, niños felices, caras manchadas, alegría y bombones. Y mis manos, en un pacto sin precedentes con mi conciencia, han decidido otra cosa. Lo siento, no he podido hacer nada, no me dejan opinar.]Los niños que comen chocolate no son los niños que cultivan cacao.
Entre ellos, la distancia de un contiente, varios gobiernos, un puñado de guerras, y el océano. Y por encima de todo ello, las multinacionales.
En Costa de Marfil se compran regularmente niños dentro del país y a países limítrofes, especialmente Mali Y Burkina Faso. Estos niños son utilizados como esclavos en las plantaciones de cacao, café y algodón, donde trabajan más de doce horas al día, manejando machetes, sin las mínimas condiciones laborales, higiénicas o sanitarias, y sin ningún tipo de control, sufriendo continuos abusos físicos. Es una de las peores formas de explotación infantil que se conocen. Ghana y Guinea no quedan lejos de esta realidad.
Otros niños son enviados por sus propias familias, para realizar los trabajos más duros a cambio de un salario mísero, y son explotados hasta la adolescencia. Cuando son demasiado fuertes para ser intimidados por los patrones, son devueltos a sus poblados.
[Las niñas, mientras tanto, son empleadas en el servicio doméstico o como esclavas sexuales, en condiciones incluso peores]Algunas multinacionales, para esquivar la etiqueta de slave-made chocolate [chocolate obtenido con mano de obra esclava] han ido mezclando grandes cantidades de origen indudablemente esclavo, con otras variedades más controladas. Pero las multinacionales crecen, y las variedades controladas no, y las necesidades de cacao exigen rapidez, volumen, y no admiten tanta quisquillosidad.
Muchas de ellas, en una campaña de lavado de cara, firmaron el Protocolo del Cacao. Una de ellas, cuando la pillaron pasándose el mencionado protocolo por el arco del triunfo, declaró
"Está bien, llamadlo esclavitud; pero todos sabemos que seguirán siendo pobres de todas formas"Una gran declaración de principios, sí señor. A mí lo que me gusta es la gente clara, porque así no me devano los sesos para formarme una opinión.
La verdad es que no podía pasar por alto que charlaramos un rato sobre el chocolate y los niños. Me cuesta obviar ciertas cosas. Lo siento... no tengo arreglo.
Pero voy a terminar con una nota positiva.
Por fortuna es posible encontrar cacao y derivados procedentes de comercio justo en casi cualquier sitio. Sí, son productos caros, y yo confieso que no siempre puedo acceder a ellos, y me veo abocada a los productos de los supermercados porque mi vida es esta y mi entorno me limita, como a todos. Pero creo que cada vez que compramos un producto sostenible o de comercio justo, todos hacemos del mundo un lugar mejor.
Y todo esto viene a cuento de la invitación a participar en el reto recién inaugurado por Sweet and Salty en el que nos propone jugar con el chocolate.Y yo que necesito poco para animarme... aquí estoy!
Mi idea era cocinar algo salado y no algo dulce, pero creo que el comienzo de un nuevo reto merece una receta a la altura. Y para mí, la receta de chocolate es esta.
Puro vicio en formato galleta.
[Gracias, santa Martha]
INGREDIENTES
[2 BANDEJAS DE GALLETAS]
Chocolate fondant, 225 gr
Mantequilla sin sal, 50 gr
Harina, 90 gr
Levadura, 1/2 cta
Sal, 1/4 cta
Huevos, 2 ud
Azúcar moreno, 150 gr
Vainilla, al gusto
Perlas de chocolate, 200 gr
MODUS OPERANDI
Fase "chocolate por toda la cocina"
Lo primero primerísimo de todo, es fundir el chocolate con la mantequilla y dejar templar la mezcla. No lo necesitamos frío, pero no es recomendable que esté excesivamente caliente.
En un bol, tamizamos la harina, la levadura y la sal. Reservamos.
En otro bol, batimos los huevos con el azúcar y la vainilla hasta que estén blanquecinos y espumosos [hasta que monten]. Esto lo haremos con las varillas eléctricas a velocidad alta, o si tenemos Thermomix con la mariposa, a 37º y velocidad 3,5. Como última opción lo podemos hacer a mano, pero esto nos llevará un buen rato.
Una vez tenemos los huevos montados, añadimos a baja velocidad la mezcla de chocolate y mantequilla, y seguimos batiendo hasta que se integre. No nos llevará más de un minuto.
En este punto desenchufamos el robot o Thermomix y cogemos una espátula. Con movimientos envolventes, integramos la harina en la mezcla hasta que no queden trazas, despacio y con cuidado de no quitar volumen al conjunto.
Añadimos las perlas de chocolate y mezclamos de nuevo con cuidado.
La masa debe ser algo líquida, más parecida a una masa de brownie que a algo de lo que saldrán galletas. Paciencia. Todo llega. Y valdrá la pena.
Fase horno
En una bandeja de horno, y sobre papel o silicona de hornear, vamos dejando montoncitos pequeños de masa, de unos 2 o 3 cm de ancho, y a 4 o 5 cm de distancia entre ellos, porque se expandirán. A mí me gusta hacer esto con manga pastelera, porque se mancha mucho menos, pero se puede hacer con un par de cucharas (una para coger la masa, y otra debajo para recoger lo que gotee la primera).
Si quieres unas galletas como éstas, entonces sigue leyendo... al final de la entrada hay un mini-tutorial.
Horneamos de 10 a 12 minutos a 180º con el horno precalentado.
Fase enfriado
Sacamos la bandeja del horno, y pasamos el papel de hornear con las galletas encima a la encimera, sí, has leído bien, papel y galletas. Al cabo de 5 o 10 minutos, movemos las galletas a una rejilla. Si no me escuchas, se romperán, avisado quedas.
Cuando estén frías, guarda las que queden en una lata. Y ponla en la caja fuerte... si quieres volver a verlas.
Gracias a Martha Stewart
~ ~ ~
TUTORIAL: COMO HACER GALLETAS BONITAS CON UNA MASA PEGAJOSA E INGOBERNABLE
Queremos hacer cookies. Pero la masa de cookies es una pesadilla, es blanda, poco consistente, y no se puede dar forma. El resultado son galletas menos monas porque la masa se ha desparramado al ponerla en las bandejas, y en el horno ha crecido en completa anarquía de forma y volumen.
La solución, si no tenemos moldes específicos, es improvisarlos con un poco de papel de aluminio y otro poco de papel para horno.

Cogemos un vaso, cortador, o aro de cualquier tipo, tamaño y forma. He escogido un cortador de galletas pequeño porque me gustaba su tamaño.
Ponemos un trocito de aluminio en la base, y hacemos un pequeño molde con él.
Cortamos tiras largas de papel de horno, del ancho del molde que hemos usado, o un poco más. Dibujamos en uno de los extremos del papel el contorno de nuestro molde. Y vamos doblando el papel sobre sí mismo en zigzag, dejando arriba el dibujo. Cuando lo tenemos doblado del todo, cortamos el círculo y tendremos unos cuantos a la vez [esto es la vuelta al cole y las manualidades de aquellos muñequitos que se recortaban en tiras, os acordais?]
Colocamos dentro de cada molde de aluminio un circulito de papel de horno, esto evitará que la masa se quede pegada, ya que el aluminio no es antiadherente.
Ponemos una pequeña porción de masa en cada molde, con cuidado de que no sea mucha porque se expandirá y crecerá a lo alto. Solo queremos poner límites a la masa, no vamos a hacer muffins!
Al sacarlas del horno, dejaremos 5 minutos las galletas en estos moldes antes de sacarlas, o se romperán. Yo abro primero todos los papeles de aluminio, para que enfríen antes, y después las saco y retiro el papel de horno.
↧
Y el libro va...
Queridos, queridas, el azar ha querido que el libro de Marian Keyes vaya a...
Isa, de Copiando Recetas
Me alegro mucho de que este libro ya sea tuyo!
Y porque esto hay que ponerlo:
NOTA SOBRE EL SORTEO:
Para contabilizar los comentarios he eliminado los duplicados [comprobando que fueran duplicados reales y no personas con el mismo nombre que también las hay], mis respuestas, y a alguien que no se comportó bien y optó por bombardearme a comentarios con cuatro mails distintos todos seguiditos, y además lo hizo dos veces...
Lo siento, pero no me gustan las malas prácticas y el juego sucio, y he decidido descartar a este anónimo.
No he descartado a personas que comentaron dos veces con medio mes de diferencia porque eso también me habría pasado a mí, solo he descartado el segundo comentario pero el primero sí ha participado.
↧
FRICANDÓ [Y UNA HISTORIA DE MIS ANTEPASADOS]
CAL 490,6 · HC 6,8 · PR 33,0 · GR 35,4 [POR RACIÓN]
Es 1943.
Estamos en un pequeño pueblo de la ribera navarra. La guerra ha pasado dejando 38 muertos en un pueblo que apenas suma 2.000 habitantes.
[Todos los vivos conocen a los muertos cuando son pocos los primeros, y muchos los segundos]
En una casa baja, con patio y un pequeño corral, vive una parte de mis antepasados.
Mi bisabuela Catalina, mi bisabuelo Mariano, cuatro hijos, y un hermano de Catalina: Ignacio. En la familia siempre se ha escuchado que el tío Ignacio había perdido el juicio al acabar la guerra. Nadie lo sabe. Era una persona solitaria, huidiza, nunca pisó una iglesia y tampoco se casó. Vivía en la casa, nunca fue al campo, pero ayudaba con los animales y era el chofer de la familia, en uno de aquellos primeros cachivaches con motor que circularon por el pueblo.
Además de la familia, había en la casa conejos, gallinas, varios gatos callejeros que rondaban el patio, y un loro, que se llamaba Blas y era el ojito derecho del tío Ignacio.
Un día, la hija menor de la bisabuela Catalina enfermó de gravedad, a la edad de 2 años. Tanto que el médico del pueblo no supo hacer nada por ella, y recomendó que se la llevaran a Zaragoza a ingresar.
Se cerró la casa. La familia [bisabuelos y tío Ignacio] se fue a Zaragoza, y los niños se quedaron con una tía en el pueblo. Y claro, a los animales los cuidaba una vecina, pero el loro… el loro era un bicho muy delicado, y no lo querían dejar tantos días en soledad. Así que se lo encargaron a un familiar, que vivía en un sitio donde Blas iba a estar siempre acompañado: a la tía Julia, monja.
En un hecho sin precedentes, fue el propio Ignacio quien preparó la jaulita con tiempo, ya que la pequeña tardó un par de semanas en ir a Zaragoza. Que antes no había estas prisas de hoy, y el médico quería intentar toda su ciencia.
Llevó personalmente loro y jaula, y lo dejó en la entrada del patio interior, por donde pasaban las monjas en su camino a la capilla. En un rinconcito fresco y transitado. Y hasta escribió de su puño y letra una nota pidiendo que no olvidaran darle una onza de chocolate cada día.
El primer día que pasó Blas allí se armó en el convento la de sanquintín.
Al salir las monjas de su primer oficio de la tarde, el loro, que sabía hablar y mucho, empezó a decir lo siguiente:
Se cerró la casa. La familia [bisabuelos y tío Ignacio] se fue a Zaragoza, y los niños se quedaron con una tía en el pueblo. Y claro, a los animales los cuidaba una vecina, pero el loro… el loro era un bicho muy delicado, y no lo querían dejar tantos días en soledad. Así que se lo encargaron a un familiar, que vivía en un sitio donde Blas iba a estar siempre acompañado: a la tía Julia, monja.
En un hecho sin precedentes, fue el propio Ignacio quien preparó la jaulita con tiempo, ya que la pequeña tardó un par de semanas en ir a Zaragoza. Que antes no había estas prisas de hoy, y el médico quería intentar toda su ciencia.
Llevó personalmente loro y jaula, y lo dejó en la entrada del patio interior, por donde pasaban las monjas en su camino a la capilla. En un rinconcito fresco y transitado. Y hasta escribió de su puño y letra una nota pidiendo que no olvidaran darle una onza de chocolate cada día.
El primer día que pasó Blas allí se armó en el convento la de sanquintín.
Al salir las monjas de su primer oficio de la tarde, el loro, que sabía hablar y mucho, empezó a decir lo siguiente:
“Monja. Monja. Monja. Cooooooooooño cuantas monjas!”
Sí. Dicen del tío Ignacio que estaba un poco loco, pero en verdad, yo aprecio su fino sentido del humor. La tía Julia creo que nunca le perdonó la gamberrada y bueno, la bisabuela, ya se sabe… al fin y al cabo, era su hijo.
He elegido contaros esta historia, que he escuchado infinitas veces a mi abuela [hija de Catalina y sobrina de tío Ignacio] porque este guiso, que nos propone Tía Alia, me recuerda a los guisos que ella hacía en su cocina del pueblo, en una casa baja, con patio y corral, igual que aquella casa en la que había vivido su madre. Y como llevo tanto tiempo queriendo participar y cocinar estas recetas, aquí va la primera, con todos mis recuerdos por delante.
He elegido contaros esta historia, que he escuchado infinitas veces a mi abuela [hija de Catalina y sobrina de tío Ignacio] porque este guiso, que nos propone Tía Alia, me recuerda a los guisos que ella hacía en su cocina del pueblo, en una casa baja, con patio y corral, igual que aquella casa en la que había vivido su madre. Y como llevo tanto tiempo queriendo participar y cocinar estas recetas, aquí va la primera, con todos mis recuerdos por delante.
*La hija menor de mi bisabuela pasó unos días ingresada en Zaragoza, pero nada pudieron hacer por ella. He heredado su nombre, y una fotografía tomada el día siguiente de dejarnos, porque no tenían ningún recuerdo de esa hija efímera que se fue así, de repente.
INGREDIENTES
[6 PERSONAS]
Filetes de ternera, 1 kg
Cebolla, 1 grande [300 grs]
Tomates, 4-5 piezas [500 grs]
Setas de cardo, 250 grs [opcional y sustituible por cualquier tipo de seta o champiñón]
Tomates cherry, 150 grs [opcional, solo decoran un poco]
Vino blanco, 1 vaso y medio [350 ml]
Laurel, 2 o 3 hojas
Agua, la que necesite
Aceite de oliva, 4 cucharadas [60 ml]
Sal, pimienta negra
Como siempre ocurre en los guisos tradicionales, las cantidades son un poco a ojo. De forma orientativa, he pesado todo y os cuento cuánto he puesto de cada cosa expresado en cifras redondas, pero vamos... que esto es a gusto del cocinero.
MODUS OPERANDI
Utilizaremos para todo el guiso la misma olla, debe ser lo bastante grande como para que quepan todos los ingredientes, y sobre un poco. Recomiendo usar una lo más ancha posible, y que tenga tapa.
En la olla, ponemos una cucharada de aceite. Salamos todos los filetes por ambos lados, y los vamos marcando por tandas. Marcar los filetes es meterlos en la olla con el aceite y dejarlos medio minuto por cada lado. Ahora no los vamos a cocinar, no pasa nada si quedan crudos, solo queremos sellar la carne. A mitad de los filetes hará falta añadir un poco más de aceite.
Reservamos los filetes marcados [y crudos] en una fuente, no uséis un plato llano porque van a soltar jugo. Cuando tengamos todos los filetes marcados, pasamos a las verduras.
Cortamos la cebolla en juliana o en daditos [la trituraremos al final... yo la he metido en la Thermomix y la he cortado a lo loco], la echamos en la olla, con los restos de los jugos que ha soltado la carne, añadimos un poco más de aceite, y salamos ligeramente. La dejamos que se cocine unos minutos a fuego medio, hasta que esté blandita.
Rallamos o trituramos el tomate [nuevamente Thermomix... los he triturado a lo bruto, con piel y todo. También puedes poner tomate triturado de lata, pero NO uses tomate frito de bote!] y lo añadimos a la cebolla, con una cucharada de azúcar si los tomates son ácidos. Si tienes dudas, ponla, no hará ningún daño.
Cuando el tomate lleve un rato sofriéndose con la cebolla, unos 10-15 minutos, añadimos el vino y el laurel, y esperamos a que se evapore el alcohol. Unos 5 minutos, 10 como mucho [estará bien cuando veas que ha reducido bastante el líquido].
Ahora añadimos los filetes junto con todo el jugo que han soltado en la fuente. Este jugo es sabor, y hay que aprovecharlo. Si hemos decidido poner setas, las ponemos ahora. Cubrimos con agua, esperamos a que empiece a hervir, bajamos el fuego y tapamos el guiso.
Los filetes de ternera tardarán en estar tiernos entre una hora y una hora y media. Diez minutos antes de terminar, añade los tomates cherry si has decidido usarlos. Su función es únicamente dar un poco de color. [Y si no confundes el temporizador del horno con el de tu guiso, como hice yo, y no los añades 40 minutos antes de tiempo... además no se desintegrarán como me ha pasado a mí].
Cuando nuestro guiso esté terminado, solo tenemos que pasar los filetes a una fuente, junto a las setas y los cherry si hemos puesto, retirar el laurel, rectificar de sal, añadir pimienta negra molida, y triturar la salsa hasta que quede finísima. Si está muy líquida, la podemos volver a llevar al fuego y reducirla un poco más. Yo no lo he necesitado, pero esto dependerá de los tomates que uses, lo carnosos que sean y el agua que suelten.
↧
↧
MACARRONES CON POLLO CRUJIENTE [Y ALGÚN GUSTITO...]
CAL 469 · HC 48,2 · PR 36,4 · GR 13,8 [POR RACIÓN]
...Sentarte en la calle más pija de tu ciudad para comprobar que los pijos, por mucha pasta que tengan, a veces combinan mal la ropa porque se les han frito los sesos tras tanto leer revistas de moda
...Ya sentada, pedir al camarero un helado gigante de dulce de leche con barquillo, avellanas y chocolate belga fundido. A ser posible escogeremos para este fin una terraza situada junto a una tienda de moda para anoréxicas
...Engañar a tu primo carnívoro que desprecia sin misericordia todos los vegetales diciendo "eso es para los conejos, a mí me sacas del chuletón y es que ya no sé comer" y verle disfrutar comiendo una hamburguesa de tofu creyendo que es buey de kobe
...Abrir la lata de las galletas, ver que solo quedan dos y pensar para tus adentros "estoy sooooolaaaaa" para luego decir con tus mejores morritos "cariño, ¿estás seguro de que no quedan galletas? ¡No puede ser!"
...Descubrir la implacable tarjetita de cliente [esa que se engancha al llavero] del supermercado descuento de tu barrio metida con las llaves de tu prima maripuri que desde que se casó con un notario solo compra en elcortinglés porque se ha vuelto una señora fina.
...Ir a pasarela cibeles con un bocata de chorizo y mirar con cara de satisfacción a las flacuchas que desfilan muertas de hambre.
...Jugar en el jardín de tu comunidad con el hijo pequeño de tu vecina del cuarto y enterarte de que ella, tan puesta, que va por ahí diciendo "yo dirijo mi propio negocio" es en realidad manicurista a domicilio [profesión digna donde las haya, pero chicas, ser autónomas no es lo mismo que ser grandes empresarias, lo siento!]
...Descubrir, tras una cena muy agradable [pero templada - casi fría], en la basura de la cocina de tu amigo ese que una vez frió un huevo y se cree Ferrán Adriá los envases del catering gourmet a domicilio
...Tirar disimuladamente uno de esos envases fuera del cubo, cogerlo con tu mejor sonrisa, levantarlo bien alto y preguntar ¿Esto es orgánico, papel o plástico?
...Bajar a la piscina de tu pueblo para ver como las divas de cantimpalo pasan tres horas metiendo tripa y conteniendo la respiración con una sonrisa tatuada en la cara haciendo que pasan la tarde, así, sin más y aún no se han dado cuenta de que empiezan a ponerse ligeramente moraditas
...Pensar Que mala persona que soy. Pero como lo disfruto!
Y después de toda esta maldad desparramada por toda la pantalla, haremos una cosa buena, rica y nada malvada, baja en grasas, baja en calorías, en remordimientos y en culpabilidad. Y la vamos a compartir con Sweet and Salty que este mes nos propone cocinar macarrones.
INGREDIENTES
[2 PERSONAS]
Macarrones integrales, 120 gr [Si va a ser plato único o eres un glotón, pon 160 gr y deja igual los demás ingredientes]
Carne picada de pollo, 250 gr
Espinacas frescas, 150 gr
Ajetes tiernos, un manojo [60-80 gr] sustituibles por 4 dientes de ajo
Semillas de hinojo, 1 cucharadita generosa
Cayena, al gusto [he puesto una, y picaban lo justo]
Aceite, una cucharada [15 ml]
Limón, medio [usaremos solo la ralladura]
Queso al gusto, para rallar
Sal, pimienta negra
MODUS OPERANDI
Para que esto sea rápido y no se enfríe nada por el camino, usaremos dos fuegos al mismo tiempo.
Empezamos poniendo a hervir una olla con agua. Esta nos servirá para la verdura y después para la pasta. De momento, la dejamos con agua y esperamos a que empiece a borbotonear.
En el otro fuego ponemos una sartén con la cucharada de aceite, y dejamos que coja temperatura. Añadimos el pollo, un poco de sal, y dejamos que se empiece a hacer a fuego fuerte.
Mientras tanto [tenemos el agua a punto de hervir y el pollo cocinándose] cogemos un mortero y espachurramos las semillas de hinojo y el chile. Cuando lo tengamos, lo añadimos a la sartén con el pollo y damos vueltas para que se integre. Bajamos el fuego, y dejamos que se haga despacio, a fuego más bien bajo. Va a estar unos 15 minutos, se caramelizará y quedará dorado y muy crujiente, pero no podemos olvidarnos de darle unas vueltas de cuando en cuando.
Ya deberíamos tener el agua lista, así que ponemos los ajetes cortados en trozos y las espinacas, un poco de sal, y lo dejamos hervir unos 3-4 minutos. No necesitan más. Si no tenemos ajetes, podemos usar ajos en su lugar, pero habrá que hervirlos 3 minutos, añadir las espinacas y dejarlo todo 4 minutos más.
Sacamos la verdura del agua, escurrida, y la ponemos en un robot de cocina o en el vaso de la batidora. Lo tapamos, o se enfriará.
En el agua de las verduras, echamos la pasta y dejamos que cueza según las instrucciones del paquete, lo normal son unos 10 minutos.
En este tiempo, seguimos dando vueltas de vez en cuando al pollo, que se está quedando muy crujiente y huele realmente bien a hinojo.
Cuando ya esté la pasta, la escurrimos y la dejamos en el colador, que colocamos sobre la olla con el agua [o una parte del agua, que no debe tocar la pasta, solo dar calor].
Retomamos las verduras. Las echamos al robot de cocina, les ponemos un poquito [2-3 cucharadas] del agua de cocción de la pasta, unos golpes de pimienta, y lo trituramos, comprobamos la sal y rectificamos antes de acabar. Si se ha enfriado, podemos calentarla un minuto al fuego.
Servimos la pasta en los platos. Ponemos la salsa por encima, con generosidad. Retiramos el pollo del fuego, y lo ponemos sobre la salsa.
Espolvoreamos la ralladura de medio limón, dará un toque fresco que combina bien con el hinojo y neutralizará el picante de la cayena, y un poco de pimienta negra. Se puede añadir un poco de queso rallado, al gusto.
Y le damos las gracias a Jamie Oliver, que nos ha enseñado este plato tan rico, y que yo he tuneado por el camino.
Si es que somos humanos o COSAS QUE DAN GUSTIRRINÍN
[AUNQUE CUESTE CONFESARLAS]
...Sentarte en la calle más pija de tu ciudad para comprobar que los pijos, por mucha pasta que tengan, a veces combinan mal la ropa porque se les han frito los sesos tras tanto leer revistas de moda
...Ya sentada, pedir al camarero un helado gigante de dulce de leche con barquillo, avellanas y chocolate belga fundido. A ser posible escogeremos para este fin una terraza situada junto a una tienda de moda para anoréxicas
...Engañar a tu primo carnívoro que desprecia sin misericordia todos los vegetales diciendo "eso es para los conejos, a mí me sacas del chuletón y es que ya no sé comer" y verle disfrutar comiendo una hamburguesa de tofu creyendo que es buey de kobe
...Abrir la lata de las galletas, ver que solo quedan dos y pensar para tus adentros "estoy sooooolaaaaa" para luego decir con tus mejores morritos "cariño, ¿estás seguro de que no quedan galletas? ¡No puede ser!"
...Descubrir la implacable tarjetita de cliente [esa que se engancha al llavero] del supermercado descuento de tu barrio metida con las llaves de tu prima maripuri que desde que se casó con un notario solo compra en elcortinglés porque se ha vuelto una señora fina.
...Ir a pasarela cibeles con un bocata de chorizo y mirar con cara de satisfacción a las flacuchas que desfilan muertas de hambre.
...Jugar en el jardín de tu comunidad con el hijo pequeño de tu vecina del cuarto y enterarte de que ella, tan puesta, que va por ahí diciendo "yo dirijo mi propio negocio" es en realidad manicurista a domicilio [profesión digna donde las haya, pero chicas, ser autónomas no es lo mismo que ser grandes empresarias, lo siento!]
...Descubrir, tras una cena muy agradable [pero templada - casi fría], en la basura de la cocina de tu amigo ese que una vez frió un huevo y se cree Ferrán Adriá los envases del catering gourmet a domicilio
...Tirar disimuladamente uno de esos envases fuera del cubo, cogerlo con tu mejor sonrisa, levantarlo bien alto y preguntar ¿Esto es orgánico, papel o plástico?
...Bajar a la piscina de tu pueblo para ver como las divas de cantimpalo pasan tres horas metiendo tripa y conteniendo la respiración con una sonrisa tatuada en la cara haciendo que pasan la tarde, así, sin más y aún no se han dado cuenta de que empiezan a ponerse ligeramente moraditas
...Pensar Que mala persona que soy. Pero como lo disfruto!
Y después de toda esta maldad desparramada por toda la pantalla, haremos una cosa buena, rica y nada malvada, baja en grasas, baja en calorías, en remordimientos y en culpabilidad. Y la vamos a compartir con Sweet and Salty que este mes nos propone cocinar macarrones.
INGREDIENTES
[2 PERSONAS]
Macarrones integrales, 120 gr [Si va a ser plato único o eres un glotón, pon 160 gr y deja igual los demás ingredientes]
Carne picada de pollo, 250 gr
Espinacas frescas, 150 gr
Ajetes tiernos, un manojo [60-80 gr] sustituibles por 4 dientes de ajo
Semillas de hinojo, 1 cucharadita generosa
Cayena, al gusto [he puesto una, y picaban lo justo]
Aceite, una cucharada [15 ml]
Limón, medio [usaremos solo la ralladura]
Queso al gusto, para rallar
Sal, pimienta negra
MODUS OPERANDI
Para que esto sea rápido y no se enfríe nada por el camino, usaremos dos fuegos al mismo tiempo.
Empezamos poniendo a hervir una olla con agua. Esta nos servirá para la verdura y después para la pasta. De momento, la dejamos con agua y esperamos a que empiece a borbotonear.
En el otro fuego ponemos una sartén con la cucharada de aceite, y dejamos que coja temperatura. Añadimos el pollo, un poco de sal, y dejamos que se empiece a hacer a fuego fuerte.
Mientras tanto [tenemos el agua a punto de hervir y el pollo cocinándose] cogemos un mortero y espachurramos las semillas de hinojo y el chile. Cuando lo tengamos, lo añadimos a la sartén con el pollo y damos vueltas para que se integre. Bajamos el fuego, y dejamos que se haga despacio, a fuego más bien bajo. Va a estar unos 15 minutos, se caramelizará y quedará dorado y muy crujiente, pero no podemos olvidarnos de darle unas vueltas de cuando en cuando.
Ya deberíamos tener el agua lista, así que ponemos los ajetes cortados en trozos y las espinacas, un poco de sal, y lo dejamos hervir unos 3-4 minutos. No necesitan más. Si no tenemos ajetes, podemos usar ajos en su lugar, pero habrá que hervirlos 3 minutos, añadir las espinacas y dejarlo todo 4 minutos más.
Sacamos la verdura del agua, escurrida, y la ponemos en un robot de cocina o en el vaso de la batidora. Lo tapamos, o se enfriará.
En el agua de las verduras, echamos la pasta y dejamos que cueza según las instrucciones del paquete, lo normal son unos 10 minutos.
En este tiempo, seguimos dando vueltas de vez en cuando al pollo, que se está quedando muy crujiente y huele realmente bien a hinojo.
Cuando ya esté la pasta, la escurrimos y la dejamos en el colador, que colocamos sobre la olla con el agua [o una parte del agua, que no debe tocar la pasta, solo dar calor].
Retomamos las verduras. Las echamos al robot de cocina, les ponemos un poquito [2-3 cucharadas] del agua de cocción de la pasta, unos golpes de pimienta, y lo trituramos, comprobamos la sal y rectificamos antes de acabar. Si se ha enfriado, podemos calentarla un minuto al fuego.
Servimos la pasta en los platos. Ponemos la salsa por encima, con generosidad. Retiramos el pollo del fuego, y lo ponemos sobre la salsa.
Espolvoreamos la ralladura de medio limón, dará un toque fresco que combina bien con el hinojo y neutralizará el picante de la cayena, y un poco de pimienta negra. Se puede añadir un poco de queso rallado, al gusto.
Y le damos las gracias a Jamie Oliver, que nos ha enseñado este plato tan rico, y que yo he tuneado por el camino.
↧
PAN 80% INTEGRAL DE ESPELTA Y CENTENO CON CIRUELAS PASAS Y CARDAMOMO
CAL 192,3 · HC 40,8 · PR 6,6 · GR 0,9 [100 GRS]
Me han dado un tirón de orejas.
Me dice el Soñador que mis entradas traslucen una crítica mordaz a lo normalizado, a lo convencionalmente bonito y aceptable. Buscar lo normal, o lo bello, lo aceptado por todo el mundo, es dañino, es cruel y crea frustración. Y esto es algo a lo que las mujeres nos vemos sometidas desde el comienzo de los tiempos, fruto del patriarcado.
Y ahora, también los hombres. Son los nuevos esclavos, las nuevas víctimas de los cánones de lo que debe ser y lo que no.
Se han femineizado por fuera, y también un poco por dentro, o eso pensamos.
Porque en lugar de aceptar la igualdad, y abandonar los roles masculinos [poder, toma de decisiones, competitividad, control] lo que han abandonado han sido los roles machorros [conductas machirulas como falta de limpieza, desorden, brutismo en las relaciones sociales, sexualidad como afirmación social y todo eso].
Vamos, que nos hemos liao.
Y nos ha salido un churro.
Y es que los machos han pasado del
Mozaaaaaaaaaaaaaaaaaa refocilamóóóóóóós?
A invitarte a pasar la noche del sábado viendo un ciclo de cine vietnamita de autor en versión original, para después tomar un tibio café con leche, en una de esas librerías modernas que abren hasta las tres de la mañana [aunque tras ese trance lo que el cuerpo te pide es un carajillo... a ser posible sin café].
Que digo yo que entre retozar en el pajar y tragarse un ciclo de cine vietnamita en versión original, habrá un término medio, algo así como cenar, tomarse una copa y echar un polvo... lo de toda la vida, vamos.
Han visto que vamos a chueca y se nos escapan las bragas tras esos metrosexuales refinados, y no solo les imitan sino que se ven tan abducidos por las personalidades ñoñas, que se convierten en señoritos educados que luego te piden permiso para invitarte a una copa y te doblan la falda sobre una silla después de quitartela... leches, donde están esos arrebatos de pasión con ropa por toda la casa? Esto no puede ser.
Y menos cuando es una pose para ligar.
Que no se trata de que cambien las formas al tomar la iniciativa. Se trata de no asumir que deban tomar la iniciativa siempre, de que acepten que la igualdad entre sexos no es ponerse colonia y hacerse los señoritos finos, sino aceptar un papel pasivo, de cuando en cuando [para empezar].
Entender que la actitud adecuada no es entrar de diferente manera a un mismo objetivo: seducir, para colgar un trofeo y marcarse un tanto. La actitud es dejar de hablar de trofeos y de tantos; hablemos de relaciones humanas, aunque sean efímeras.
Y que a nosotras, también nos gusta salir de copas, tomar la iniciativa, decidir lo que nos gusta... y cogerlo. Y que no somos flores delicadas del campo, que no tienen que fingir ser lords ingleses para ligar, primero porque no engañan a nadie y segundo, porque... ¿quien dice que eso sea lo que buscamos?
Les irá mejor si equilibran las cosas, buscan un termino medio, inician una relación [corta, larga o como sea] en términos de igualdad, y no de caza. Mucho mejor. Que hasta para un revolcón ocasional es mejor estrategia, de verdad que sí.
Y aquí viene mi revolcón ocasional tras 2 días de intensa relación... con una masa de pan. Sí, no estoy loca, soy un poco rara pero ya está. Feliz #WorldBreadDay [o mejor dicho, feliz #wbd]
![]()
INGREDIENTES
[UN PAN DE 800 GRS]
Biga
Harina blanca de espelta, 90 gr
Harina integral de centeno, 135 gr
Agua, 150 ml
Sal, 3 gr
Soaker
Harina integral de espelta, 225 gr
Agua, 150 ml
Levadura seca, 1,2 gr
Resto, para el pan
Sal, 6 gr
Levadura seca, 1,8 gr
Resto, complementario
Ciruelas secas deshuesadas, 6
Cardamomo, 1 vaina
![]()
MODUS OPERANDI
Día 1:
Biga
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, amasando lo necesario para que se integren, lo tapamos con papel film y lo dejamos estar.
Soaker:
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, tapamos con film y lo dejamos estar, igual que la biga.
Amasado
Sacamos los dos boles de la nevera, y los dejamos atemperar, unos 15 minutos.
Volcamos las dos masas en la mesa de trabajo, añadimos los dos ingredientes que faltan para el pan [levadura y sal] y amasamos. Yo amaso 2 minutos, descanso 5 y amaso otros 2. Si veo que la masa necesita una tercera vuelta, se la doy.
Cuando la masa esté lista, integramos los ingredientes adicionales, en este caso una vaina de cardamomo a la que hemos quitado la cáscara y hemos pulverizado en el mortero, y unas ciruelas pasas en trocitos.
Formamos el pan y lo metemos en el molde o banetón. Este día me decanté por un molde. Lo cubrimos de harina integral de centeno [se pega menos] y lo tapamos con papel film.
Lo dejamos levar, entre una y dos horas, en función de la temperatura. Cuando veamos pequeñas burbujitas de aire en la superficie, ya estará. En verano en Madrid tarda 45 minutos [pleno agosto a medio día] y en invierno puede tardar hasta 3 horas.
Horneado
Como no tengo horno con tiro de aire [ya me gustaría] lo meto en mi horno de aire forzado y lo programo 225º los primeros 10 minutos [si tienes 250º úsalos] y otros 30 minutos a 200º.
Puedes vaporizar agua con un difusor cada pocos minutos durante los 10 primeros para que la corteza sea más crujiente.
![]()
Me dice el Soñador que mis entradas traslucen una crítica mordaz a lo normalizado, a lo convencionalmente bonito y aceptable. Buscar lo normal, o lo bello, lo aceptado por todo el mundo, es dañino, es cruel y crea frustración. Y esto es algo a lo que las mujeres nos vemos sometidas desde el comienzo de los tiempos, fruto del patriarcado.
Y ahora, también los hombres. Son los nuevos esclavos, las nuevas víctimas de los cánones de lo que debe ser y lo que no.
Se han femineizado por fuera, y también un poco por dentro, o eso pensamos.
Porque en lugar de aceptar la igualdad, y abandonar los roles masculinos [poder, toma de decisiones, competitividad, control] lo que han abandonado han sido los roles machorros [conductas machirulas como falta de limpieza, desorden, brutismo en las relaciones sociales, sexualidad como afirmación social y todo eso].
Vamos, que nos hemos liao.
Y nos ha salido un churro.
Y es que los machos han pasado del
Mozaaaaaaaaaaaaaaaaaa refocilamóóóóóóós?
A invitarte a pasar la noche del sábado viendo un ciclo de cine vietnamita de autor en versión original, para después tomar un tibio café con leche, en una de esas librerías modernas que abren hasta las tres de la mañana [aunque tras ese trance lo que el cuerpo te pide es un carajillo... a ser posible sin café].
Que digo yo que entre retozar en el pajar y tragarse un ciclo de cine vietnamita en versión original, habrá un término medio, algo así como cenar, tomarse una copa y echar un polvo... lo de toda la vida, vamos.
Han visto que vamos a chueca y se nos escapan las bragas tras esos metrosexuales refinados, y no solo les imitan sino que se ven tan abducidos por las personalidades ñoñas, que se convierten en señoritos educados que luego te piden permiso para invitarte a una copa y te doblan la falda sobre una silla después de quitartela... leches, donde están esos arrebatos de pasión con ropa por toda la casa? Esto no puede ser.
Y menos cuando es una pose para ligar.
Que no se trata de que cambien las formas al tomar la iniciativa. Se trata de no asumir que deban tomar la iniciativa siempre, de que acepten que la igualdad entre sexos no es ponerse colonia y hacerse los señoritos finos, sino aceptar un papel pasivo, de cuando en cuando [para empezar].
Entender que la actitud adecuada no es entrar de diferente manera a un mismo objetivo: seducir, para colgar un trofeo y marcarse un tanto. La actitud es dejar de hablar de trofeos y de tantos; hablemos de relaciones humanas, aunque sean efímeras.
Y que a nosotras, también nos gusta salir de copas, tomar la iniciativa, decidir lo que nos gusta... y cogerlo. Y que no somos flores delicadas del campo, que no tienen que fingir ser lords ingleses para ligar, primero porque no engañan a nadie y segundo, porque... ¿quien dice que eso sea lo que buscamos?
Les irá mejor si equilibran las cosas, buscan un termino medio, inician una relación [corta, larga o como sea] en términos de igualdad, y no de caza. Mucho mejor. Que hasta para un revolcón ocasional es mejor estrategia, de verdad que sí.
*Si alguien quiere contarme como son estas cosas en el contexto de una relación entre personas del mismo sexo, estaré encantada de escuchar. Encantadísima, de hecho. Solo me he podido formar una opinión basada en mi experiencia, y en la de mis amigos más próximos... Y como soy prudente, solo me río de aquello que conozco bien.
Y aquí viene mi revolcón ocasional tras 2 días de intensa relación... con una masa de pan. Sí, no estoy loca, soy un poco rara pero ya está. Feliz #WorldBreadDay [o mejor dicho, feliz #wbd]

INGREDIENTES
[UN PAN DE 800 GRS]
Biga
Harina blanca de espelta, 90 gr
Harina integral de centeno, 135 gr
Agua, 150 ml
Sal, 3 gr
Soaker
Harina integral de espelta, 225 gr
Agua, 150 ml
Levadura seca, 1,2 gr
Resto, para el pan
Sal, 6 gr
Levadura seca, 1,8 gr
Resto, complementario
Ciruelas secas deshuesadas, 6
Cardamomo, 1 vaina

MODUS OPERANDI
Día 1:
Biga
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, amasando lo necesario para que se integren, lo tapamos con papel film y lo dejamos estar.
Soaker:
Mezclamos en un bol todos los ingredientes, tapamos con film y lo dejamos estar, igual que la biga.
Dejamos ambos recipientes a temperatura ambiente entre 15 y 30 minutos, y los metemos a la nevera. Van a pasar allí entre 12 y 36 horas, según como vayas de tiempo.
Esto ayudará a que cuando la fermentación [retardada en la nevera] comience, haya suficientes enzimas devorando gluten dentro de nuestro pan. Si lo metemos muy pronto, las levaduras no tienen tiempo de reproducirse a un nivel óptimo para fermentar con frío. Y nos comeremos un pisapapeles. Que no pasa nada, que no sería el primero...
Día 2:
Amasado
Sacamos los dos boles de la nevera, y los dejamos atemperar, unos 15 minutos.
Volcamos las dos masas en la mesa de trabajo, añadimos los dos ingredientes que faltan para el pan [levadura y sal] y amasamos. Yo amaso 2 minutos, descanso 5 y amaso otros 2. Si veo que la masa necesita una tercera vuelta, se la doy.
Cuando la masa esté lista, integramos los ingredientes adicionales, en este caso una vaina de cardamomo a la que hemos quitado la cáscara y hemos pulverizado en el mortero, y unas ciruelas pasas en trocitos.
Formamos el pan y lo metemos en el molde o banetón. Este día me decanté por un molde. Lo cubrimos de harina integral de centeno [se pega menos] y lo tapamos con papel film.
Lo dejamos levar, entre una y dos horas, en función de la temperatura. Cuando veamos pequeñas burbujitas de aire en la superficie, ya estará. En verano en Madrid tarda 45 minutos [pleno agosto a medio día] y en invierno puede tardar hasta 3 horas.
Horneado
Como no tengo horno con tiro de aire [ya me gustaría] lo meto en mi horno de aire forzado y lo programo 225º los primeros 10 minutos [si tienes 250º úsalos] y otros 30 minutos a 200º.
Puedes vaporizar agua con un difusor cada pocos minutos durante los 10 primeros para que la corteza sea más crujiente.


↧
ROLLITOS DE POLLO Y MANZANA
CAL 135 . HC 14 . PR 23 . GR 10 [RACION]
Hoy me pilláis ejerciendo de concursante, porque con esta receta participo en el concurso "Recetas sanas, ligeras y equilibradas" para celebrar el 30 Aniversario del Hospital General Universitario de Elda con mi especialidad: la comida sana, que es la bandera del blog [aunque de vez en cuando se me cae alguna galleta pecaminosa entre plato y plato...] y económica, que una no está pa sustos.
Andaba yo pensando qué requisitos tendría que tener un plato para poder ser servido en un hospital, y partiendo de que el comensal tenga dientes [sí, lo sé, pero era muy difícil ponerme en otra situación y hacer un segundo plato en formato puré] se me ocurre que mi elección debe ser:
...Económica. Que no está el horno para bollos, eso ya lo sabemos. Cualquiera le dice a la ministra que queremos cordero, si están recortaqueterecorta en todos los servicios de los hospitales públicos! Que más que un equipo de ministros parece que tenemos una plantilla de peluqueros al frente del gobierno.
...Ligera. Que todos sabemos que los enfermos están a dieta. Esto, si lo pensamos, es injusto: Estás enfermo, o sea, que estás j***do con lo tuyo, tienes que aguantarte y quedarte en una cama, en una habitación triste de hospital, lejos de toda comodidad, y encima, van y te ponen a dieta. Que todo lo más parecido al vicio que ves son las natillas y las galletas maría. Esto lo hacen para que pidamos el alta voluntaria y nos larguemos.
...Fácil de preparar en grandes cantidades. No es tampoco cuestión de que el personal del hospital tenga que envolver, una por una, un millón de cerezas previamente deshuesadas y rellenas de mousse de chocolate, en un pétalo de pasta frola... que entre cereza y cereza me echan un conjuro que me desgracian de por vida.
...Transportable en tupper y recalentable. Sí, para cuando toque. Podéis ir ensayando la cara de idiotas que se os quedó [como a mí] cuando nos dijeron que a nuestros niños les iban a cobrar por recalentarles el tupper en el cole. Porque la misma igualita igualita vamos a poner cuando nos digan que el catering del hospital nos lo autogestionamos las familias.
Que ya me veo a las enfermeras revisando los tuppers de cocido y explicando a las amorosas mamás que su niño no puede comer cocido, porque le acaban de hacer una reducción de estómago y que cuando le dijeron que le hiciera algún puré, no se referían a que metiera el trozo de tocino en el vaso de la batidora.
Y que me lo nieguen. Que la ministra tiene sueños sucios con los recortes, que eso lo sé yo.
Que están pensando [seguro]
"Bah, total, hemos cerrado ambulatorios y centros de salud, hospitales y hasta servicios de urgencias, hemos retirado 456 medicamentos de la cobertura, instaurado el co-pago, re-pago y requete-pago de vacunas, algunos medicamentos y del cambio de sexo [los caprichos se los paga cada uno, a ver que cachondeo es este]. A los esquizofrénicos les hemos colado un medicamento de 250 € en lugar del suyo de siempre que valía menos de 5€, y no mencionaré por no extenderme la falta de cobertura sanitaria a un gran porcentaje de la población o el follón con las lista de espera, que ahora son listas de desespera. Y oye, que tampoco se nos han quejado tanto, no van a ponerse en pie de guerra por unos pocos tuppers"Así que oye, con todo mi sentido práctico, aquí vengo con este pollo. Rápido, fácil de hacer y de transportar y muy, muy sabroso. De verdad, esto hay que probarlo. Que por si acaso no ponen microondas en los hospitales, o los ponen con moneditas, os prometo que incluso frío está rico. Ea.

INGREDIENTES
[4 RACIONES]
Pollo o pavo, 4 filetes [unos 600 grs]
Manzana, una reineta grande
Calvados, medio vaso [en su defecto, licor de manzana]
Caldo de ave, un vaso [250 ml]
Aceite, 2 cdas [30 ml]
Sal, pimienta
MODUS OPERANDI
Ponemos los filetes extendidos en la tabla, y sobre ellos una hoja de film transparente, y con una maza o rodillo los aplastamos bien, desbocando todo nuestro instinto asesino para darles una señora paliza. Total el pollo no se va a quejar - y si lo hace, siempre podéis denunciar al que le dio matarile como responsable subsidiario o decir "Sr Juez, es que yo no sabia... que los filetes de pollo tenian sentimientos"-.
Salpimentamos los filetes ya aplastados y los reservamos.
Pelamos y limpiamos la manzana, y la cortamos en láminas finas [con una mandolina se hace en un momento, no asustarse]. Repartir estas láminas sobre cada filete abierto y enrollar, sujetando los extremos y el centro con palillos para que no se abran los rollos. También se pueden bridar, pero esto ya es más entretenido.
Cuando coloquemos la manzana, debemos dejar libre un trozo cerca del borde por el que vayamos a acabar el rollo, para poder cerrarlo bien.
Ponemos a calentar el aceite, y cuando esté listo, doramos el rollo por todos los lados, unos 4-5 minutos.
Añadimos a la sartén el Calvados o el licor de manzana, desglasamos, añadimos el caldo* y lo cocinamos a fuego medio durante 30 minutos, dando vuelta de vez en cuando para que se haga por igual. Si se vemos que necesita más caldo, lo añadimos, o usamos un poco de agua en su lugar. [La idea no es que el pollo salga nadando el salsa, solo necesitaremos una poca para acompañar].
Servimos los rollitos acompañados de la salsa restante, y espolvoreamos un poco de perejil.


↧
MOUSSE DE PLÁTANO
CAL 217,2 · PR 18,7 · HC 4,9 · GR 13,9
![]()
[Con esta receta participo en el Concurso “Recetas sanas, ligeras y equilibradas” para celebrar el 30 Aniversario del Hospital General Universitario de Elda]
A mí los plátanos me recuerdan a los elefantes.
Y más en concreto, a un elefante. Sí, los puristas me diréis ahora que los plátanos son para los monos y todo eso, pero para mí, los plátanos son para los elefantes, que yo voy por libre.
Yo sé que todo el mundo asocia los elefantes a África, a los circos, a los grandes faldones de terciopelo y las trapecistas que hacen piruetas en sus lomos. Yo no.
Mi primer recuerdo de un elefante es del zoo de un pueblo cercano al mío, un zoo que cerró hace muchos, muchos años. En concreto, recuerdo su enorme y áspera trompa entrando por las ventanas del coche en mitad del safari [entended lo que quiero decir aquí con safari] para coger una bolsa de plátanos que mi abuela llevaba en su bolso para dar a los monos.
Es una suerte que los monos de ese zoo prefirieran con mucho los caramelos de violetas [no preguntéis] a los plátanos, porque con tales maneras, no nos quedó más remedio que darle a ese elefante la bolsa entera, cualquiera discute en esas condiciones!
No puedo evitar una sonrisa cuando pienso en aquel zoo de mi infancia, donde los monos te daban la mano a través de la jaula, y te cogían los caramelos. El león estaba en una exigua jaula central cerrada solo con un pestillo, que uno de mis compañeros de cole abrió en una excursión. Por fortuna el león no vio nada, otro niño se chivó a la profe y todo quedó en un tirón de orejas. Que siempre es mejor que volver con un par de niños menos y dando explicaciones embarazosas.
Allí vi mis primeras jirafas y toqué por primera [y única] vez el lomo de un delfín. Luego te hacían una ruta con leones en libertad, que esos sí que nos miraban con los ojos golosos esperando a que algún insensato decidiera hacer fotos desde fuera del coche...
Ya veis. Que cuando pienso en elefantes ni siquiera pienso en Bostwana. Qué cosas, como nos condicionan los recuerdos. Aún puedo sentir el tacto de la trompa áspera de aquel elefante que se iba con el bolso de mi abuela y que coló su trompa por la ventana delantera para llegar hasta mitad del asiento de atrás, de uno de aquellos R5 donde viajábamos apiñada toda la familia para pasar el día.
Y todo eso me viene a la cabeza para hablaros de este postre que he elegido para los pacientes del hospital universitario de Elda. Creo sinceramente que si bien no es el postre más ligero del mundo, bien se merecen un homenaje, y en todo caso, un homenaje con un bajo aporte graso y muy poco azúcar.
INGREDIENTES
[4 PERSONAS]
Plátanos maduros, 6 uds [400 gr]
Nata líquida, 200 ml [para montar]

[Con esta receta participo en el Concurso “Recetas sanas, ligeras y equilibradas” para celebrar el 30 Aniversario del Hospital General Universitario de Elda]
A mí los plátanos me recuerdan a los elefantes.
Y más en concreto, a un elefante. Sí, los puristas me diréis ahora que los plátanos son para los monos y todo eso, pero para mí, los plátanos son para los elefantes, que yo voy por libre.
Yo sé que todo el mundo asocia los elefantes a África, a los circos, a los grandes faldones de terciopelo y las trapecistas que hacen piruetas en sus lomos. Yo no.
Mi primer recuerdo de un elefante es del zoo de un pueblo cercano al mío, un zoo que cerró hace muchos, muchos años. En concreto, recuerdo su enorme y áspera trompa entrando por las ventanas del coche en mitad del safari [entended lo que quiero decir aquí con safari] para coger una bolsa de plátanos que mi abuela llevaba en su bolso para dar a los monos.
Es una suerte que los monos de ese zoo prefirieran con mucho los caramelos de violetas [no preguntéis] a los plátanos, porque con tales maneras, no nos quedó más remedio que darle a ese elefante la bolsa entera, cualquiera discute en esas condiciones!
No puedo evitar una sonrisa cuando pienso en aquel zoo de mi infancia, donde los monos te daban la mano a través de la jaula, y te cogían los caramelos. El león estaba en una exigua jaula central cerrada solo con un pestillo, que uno de mis compañeros de cole abrió en una excursión. Por fortuna el león no vio nada, otro niño se chivó a la profe y todo quedó en un tirón de orejas. Que siempre es mejor que volver con un par de niños menos y dando explicaciones embarazosas.
Allí vi mis primeras jirafas y toqué por primera [y única] vez el lomo de un delfín. Luego te hacían una ruta con leones en libertad, que esos sí que nos miraban con los ojos golosos esperando a que algún insensato decidiera hacer fotos desde fuera del coche...
Ya veis. Que cuando pienso en elefantes ni siquiera pienso en Bostwana. Qué cosas, como nos condicionan los recuerdos. Aún puedo sentir el tacto de la trompa áspera de aquel elefante que se iba con el bolso de mi abuela y que coló su trompa por la ventana delantera para llegar hasta mitad del asiento de atrás, de uno de aquellos R5 donde viajábamos apiñada toda la familia para pasar el día.
Y todo eso me viene a la cabeza para hablaros de este postre que he elegido para los pacientes del hospital universitario de Elda. Creo sinceramente que si bien no es el postre más ligero del mundo, bien se merecen un homenaje, y en todo caso, un homenaje con un bajo aporte graso y muy poco azúcar.
INGREDIENTES
[4 PERSONAS]
Plátanos maduros, 6 uds [400 gr]
Nata líquida, 200 ml [para montar]
Café soluble, 2 cucharadas
Ron, 3 cucharadas [45 ml] *opcional
Fructosa, 50 gr [o 100 gr de azúcar]
Canela, para espolvorear
MODUS OPERANDI
La gracia que va a diferenciar nuestro mousse de cualquier mousse sencillo y ramploncete, es que vamos a asar los plátanos con el ron antes de empezar. Este momentito de horno les va a dar un punto distinto, y vamos a conseguir un postre rico sin meter calorías por un tubo a base de nata.
Para asar los plátanos, solo hay que ponerlos en una fuente, rociarlos con el ron [opcional, se puede omitir o cambiar por otro licor] y tenerlos unos 15 minutos en el horno a 200º.
Una vez asados, los trituramos en un robot de cocina junto al café soluble, aprovechando todos los restos del ron que queden en la fuente. Yo hice menos cantidad, y los espachurré con el tenedor. La textura no quedará igual de fina, tenlo en cuenta. Una vez triturados, los reservamos.
Por otro lado, montamos la nata con unas varillas y cuando haga picos blandos, añadimos la fructosa en dos o tres veces hasta que esté montada pero no excesivamente dura.
Añadimos la nata a la crema de plátano, primero una tercera parte de la nata, mezclamos sin demasiado cuidado, y después el resto de la nata en dos veces, con movimientos envolventes, como si estuviéramos trabajando con claras montadas.
Reservamos en la nevera al menos dos horas antes de servir, y en ese momento lo espolvoreamos con un poco de canela o de cacao en polvo.
↧
↧
PASTAS DE ALMENDRA DE #TIAALIA PARA LOS NUEVOS ESCLAVOS
CAL 499 · PR 42,6 · HC 32,9 · GR 30,20 [100 GRS]
SE BUSCAN esclavos. No importa color, edad ni sexo.
Ya no.
El imperio del consumo, y especialmente el de la moda y la estética, ya nos había convencido de que las princesas son blancas, esbeltas, guapas, jóvenes y no tienen vello. Por Chanel que no.
Nos han contado que por ser mujeres debemos ser y estar perfectas, y nos lo hemos creído.
Nos depilamos con máquinas infernales y nos terminamos de repasar a mano con una pinza, porque los cánones de lo perfecto y lo bello no incluyen pelos fuera de su sitio. Y después criticamos a nuestras amigas que han tenido la osadía de no depilarse las cejas.
Compramos automáticamente ropa igual que la ropa que acabamos de tirar solo porque le cuelgan etiquetas de nueva y nos han dicho que hay que cambiar de temporada y que ahora ya no se lleva el rosa chicle sino el fucsia.
Consumimos como locas cremas, tónicos, lociones, limpiadores y aguas micelares para lavar nuestro rostro de bases de maquillaje, polvos, colorete, correctores, sombras de ojos en varias texturas, rimmel, eyeliner, pintalabios y muchas más cosas que no venían de serie.
Y todo... ¿por qué?
Las mujeres somos víctimas del imperio de lo bello, de lo perfecto, de lo que se espera de nosotras, de la imagen de mujer triunfadora alta, blanca, esbelta y sin pelo que nos venden en todos los anuncios. Y vivimos frustradas porque nunca tendremos el trasero de las niñas de 15 años que anuncian anticelulíticos.
Peeeeeeeeeeeeeero... la industria crece, y todas las mujeres del primer mundo no somos suficiente alimento para la maquinaria de lo bello. Ya incluyeron a las mujeres de otras razas en los cánones de belleza [blanqueando un poco a las de raza negra y redondeando ligeramente los ojos de las asiáticas] pero no es suficiente...
Les toca el turno a los hombres. Ay pobres.
Ahora estos machos hispánicos de pelo en pecho y medallita de la virgendelpilar, tienen que refinarse. Ya no pueden ir en chandal ni tirarse pedos. Ahora tienen que ser finos, oler a perfumes caros y vestirse bien.
Y que ha pasado?
Que en lugar de liberarnos todos y todas de esta trampa, hemos caído en la red [y yo la primera, que me pintarrajeo y estoy apuntada a un gimnasio]. De pleno.
Hemos convertido a los hombres en los nuevos esclavos del culto a la imagen. Y de pronto, se cuidan. Consumen cosméticos. Van al gimnasio y pasan horas conversando sobre proteínas, hidratos de carbono y sus implicaciones en las sesiones de entrenamiento, que si me como un filete se me hincha el brazo y si tomo leche me va a la barriga. Y se fríen en sesiones de rayos uva que los pobres parece que se han barnizado.
A algunos se les ha ido la mano.
Que las revistas de hombres de ahora, les enseñan a comprar ropa cara, perfumes, y gastarse media nómina en cremitas de todo tipo. Y para muestra, mi último compañero de piso, un macho ibérico de tomo y lomo con un neceser que ocupaba tres veces lo que el mío y un armario de zapatillas de marca más grande que el zapatero de Eva Perón.
Y por supuesto, les dan toda clase de trucos hilarantes y ridículos para ligar, frases de acercamiento, técnicas para estar más guapos [o al menos parecerlo un ratito] y les enseñan a cocinar langostinos y ostras para seducirnos. Les explican qué reloj llevar para impresionar a sus amigos, y qué zapatos elegir para impresionarnos a nosotras.
Y se han creído que ser modernos y estar guapos pasa por mazarse en los gimnasios [aunque a veces toman tantos anabolizantes que resulta que hay tíos con músculos hasta en las orejas que quitan peso cuando me levanto de una máquina, y os prometo que yo no solo tengo poca fuerza, es que además soy vaga a muerte y me esfuerzo lo justito pa aparentar que hago algo].
Se han liado a comprar como locos todo tipo de cremas para hombre, que son como las cremas para mujer pero en botes azules. Saben combinar camisas y corbatas. Tienen zapatos para cada ocasión, y hasta bolsos a juego. Se depilan, y no solo las cejas.
Y no es este el problema. No.
El problema radica en que se han convertido en los nuevos esclavos de la sociedad de consumo.
Que en lugar de firmar un armisticio y decidir que todos, hombres y mujeres, somos como la naturaleza nos ha creado, y descolgar a las quinceañeras de culos impecables de las marquesinas de autobuses, hemos colgado enfrente marineritos musculados y sensuales que crean en los hombres las mismas frustraciones que arrastramos las mujeres desde hace siglos.
Vaya.
Que mal nos lo hemos montado en esta evolución. Que nos hemos hecho iguales, sí, pero por el lado chungo.
Con lo fácil que hubiera sido, ya que somos más, plantarle cara al negocio de lo bello, y decidir que lo bello en realidad es lo verdadero. Que lo real viene con pelo, con michelines, con las tetas un poco caídas, con barriga y bolsas bajo los ojos, pero es así, y punto. Y que lo interesante es hacer las cosas que nos gusten: leer, cocinar, escalar montañas o ver culebrones. Y no lo que nos mandan, que no somos ovejas.
INGREDIENTES
Almendra cruda, 150 gr
Azúcar, 120 gr
Yemas, 2 ud
Cointreau, 1 cucharadita [opcional]
*He optado por una versión más bien dura y modelable de las pastas, porque no me quedaban huevos en la nevera... cosas que pasan. Las aligeré con un poco de Cointreau, y les sentó muy bien. Se pueden añadir yemas hasta que tengamos la textura que nos guste.
MODUS OPERANDI
La almendra se muele hasta tener una harina razonablemente fina. También se puede comprar en polvo.
Se añaden el azúcar, las yemas y el Cointreau y se mezcla bien hasta tener una pasta manejable similar al mazapán.
Como decía, se pueden añadir tantas yemas como necesitemos. Yo con estas conseguí una textura que me gustó porque se puede trabajar bien y hacer pequeñas figuras parecidas a los mazapanes, pero se pueden añadir más y hacerlas con manga pastelera o con pistola para galletas.
Si usas estas cantidades, ten en cuenta cuando hagas las formas de las galletas, que en el horno se abren ligeramente y se craquelan.
Una vez les hemos dado forma, se hornean a 180º unos 12-15 minutos sin quitarles el ojo de encima.
Ya no.
El imperio del consumo, y especialmente el de la moda y la estética, ya nos había convencido de que las princesas son blancas, esbeltas, guapas, jóvenes y no tienen vello. Por Chanel que no.
Nos han contado que por ser mujeres debemos ser y estar perfectas, y nos lo hemos creído.
Nos depilamos con máquinas infernales y nos terminamos de repasar a mano con una pinza, porque los cánones de lo perfecto y lo bello no incluyen pelos fuera de su sitio. Y después criticamos a nuestras amigas que han tenido la osadía de no depilarse las cejas.
Compramos automáticamente ropa igual que la ropa que acabamos de tirar solo porque le cuelgan etiquetas de nueva y nos han dicho que hay que cambiar de temporada y que ahora ya no se lleva el rosa chicle sino el fucsia.
Consumimos como locas cremas, tónicos, lociones, limpiadores y aguas micelares para lavar nuestro rostro de bases de maquillaje, polvos, colorete, correctores, sombras de ojos en varias texturas, rimmel, eyeliner, pintalabios y muchas más cosas que no venían de serie.
Y todo... ¿por qué?
Las mujeres somos víctimas del imperio de lo bello, de lo perfecto, de lo que se espera de nosotras, de la imagen de mujer triunfadora alta, blanca, esbelta y sin pelo que nos venden en todos los anuncios. Y vivimos frustradas porque nunca tendremos el trasero de las niñas de 15 años que anuncian anticelulíticos.
Peeeeeeeeeeeeeero... la industria crece, y todas las mujeres del primer mundo no somos suficiente alimento para la maquinaria de lo bello. Ya incluyeron a las mujeres de otras razas en los cánones de belleza [blanqueando un poco a las de raza negra y redondeando ligeramente los ojos de las asiáticas] pero no es suficiente...
Les toca el turno a los hombres. Ay pobres.
Ahora estos machos hispánicos de pelo en pecho y medallita de la virgendelpilar, tienen que refinarse. Ya no pueden ir en chandal ni tirarse pedos. Ahora tienen que ser finos, oler a perfumes caros y vestirse bien.
Y que ha pasado?
Que en lugar de liberarnos todos y todas de esta trampa, hemos caído en la red [y yo la primera, que me pintarrajeo y estoy apuntada a un gimnasio]. De pleno.
Hemos convertido a los hombres en los nuevos esclavos del culto a la imagen. Y de pronto, se cuidan. Consumen cosméticos. Van al gimnasio y pasan horas conversando sobre proteínas, hidratos de carbono y sus implicaciones en las sesiones de entrenamiento, que si me como un filete se me hincha el brazo y si tomo leche me va a la barriga. Y se fríen en sesiones de rayos uva que los pobres parece que se han barnizado.
A algunos se les ha ido la mano.
Que las revistas de hombres de ahora, les enseñan a comprar ropa cara, perfumes, y gastarse media nómina en cremitas de todo tipo. Y para muestra, mi último compañero de piso, un macho ibérico de tomo y lomo con un neceser que ocupaba tres veces lo que el mío y un armario de zapatillas de marca más grande que el zapatero de Eva Perón.
Y por supuesto, les dan toda clase de trucos hilarantes y ridículos para ligar, frases de acercamiento, técnicas para estar más guapos [o al menos parecerlo un ratito] y les enseñan a cocinar langostinos y ostras para seducirnos. Les explican qué reloj llevar para impresionar a sus amigos, y qué zapatos elegir para impresionarnos a nosotras.
Y se han creído que ser modernos y estar guapos pasa por mazarse en los gimnasios [aunque a veces toman tantos anabolizantes que resulta que hay tíos con músculos hasta en las orejas que quitan peso cuando me levanto de una máquina, y os prometo que yo no solo tengo poca fuerza, es que además soy vaga a muerte y me esfuerzo lo justito pa aparentar que hago algo].
Se han liado a comprar como locos todo tipo de cremas para hombre, que son como las cremas para mujer pero en botes azules. Saben combinar camisas y corbatas. Tienen zapatos para cada ocasión, y hasta bolsos a juego. Se depilan, y no solo las cejas.
Y no es este el problema. No.
El problema radica en que se han convertido en los nuevos esclavos de la sociedad de consumo.
Que en lugar de firmar un armisticio y decidir que todos, hombres y mujeres, somos como la naturaleza nos ha creado, y descolgar a las quinceañeras de culos impecables de las marquesinas de autobuses, hemos colgado enfrente marineritos musculados y sensuales que crean en los hombres las mismas frustraciones que arrastramos las mujeres desde hace siglos.
Vaya.
Que mal nos lo hemos montado en esta evolución. Que nos hemos hecho iguales, sí, pero por el lado chungo.
Con lo fácil que hubiera sido, ya que somos más, plantarle cara al negocio de lo bello, y decidir que lo bello en realidad es lo verdadero. Que lo real viene con pelo, con michelines, con las tetas un poco caídas, con barriga y bolsas bajo los ojos, pero es así, y punto. Y que lo interesante es hacer las cosas que nos gusten: leer, cocinar, escalar montañas o ver culebrones. Y no lo que nos mandan, que no somos ovejas.
Supongo que es cuestión de tiempo, porque no podemos obviar la sociedad en la que vivimos. Yo misma vivo disociada. Me maquillo de lunes a viernes, pero llego a casa y me desmaquillo antes incluso que quitarme los zapatos. Tengo ropa de vestir y ropa mía. Y la mía cabe en una cajita, no necesito más. Y fuera de un día laborable es más difícil verme con zapatos que avistar un ovni. Somos pura contradicción.
INGREDIENTES
Almendra cruda, 150 gr
Azúcar, 120 gr
Yemas, 2 ud
Cointreau, 1 cucharadita [opcional]
*He optado por una versión más bien dura y modelable de las pastas, porque no me quedaban huevos en la nevera... cosas que pasan. Las aligeré con un poco de Cointreau, y les sentó muy bien. Se pueden añadir yemas hasta que tengamos la textura que nos guste.
MODUS OPERANDI
La almendra se muele hasta tener una harina razonablemente fina. También se puede comprar en polvo.
Se añaden el azúcar, las yemas y el Cointreau y se mezcla bien hasta tener una pasta manejable similar al mazapán.
Como decía, se pueden añadir tantas yemas como necesitemos. Yo con estas conseguí una textura que me gustó porque se puede trabajar bien y hacer pequeñas figuras parecidas a los mazapanes, pero se pueden añadir más y hacerlas con manga pastelera o con pistola para galletas.
Si usas estas cantidades, ten en cuenta cuando hagas las formas de las galletas, que en el horno se abren ligeramente y se craquelan.
Una vez les hemos dado forma, se hornean a 180º unos 12-15 minutos sin quitarles el ojo de encima.
↧
PAN DE MUERTO
CAL 419,0 · HC 67,8 · PR 9,0 · GR 13,8 [100 GRS]
Seamos honestos.
Para ser felices, en realidad necesitamos muy pocas cosas. Saber cuales, no es fácil en absoluto. Aunque podemos empezar a discernir si partimos de aquellas cosas que no necesitamos. Es solo una forma de ordenar las ideas, así sin más.
NO necesito para ser feliz:
...El último modelo del último teléfono de la última compañía del mundo. No necesito tener un teléfono, necesito hablar con las personas.
...Ropa de temporada. Jerseys del color de moda [que no es nuestro color favorito], shorts imposibles que nos sientan fatal, o zapatos absurdos que nos amargan la noche.
...Comprar cada día cosas distintas para comer, experimentar, probar. Es bonito, pero no es necesario. Y es importante saberlo.
...Una televisión en cada habitación. Es más, no necesito una televisión.
SÍ necesito para ser feliz:
...Que, al menos de vez en cuando, salga el sol.
...Reírme. De todo, de mí, de loquesea. Da igual.
...Cocinar. Para que el resto del mundo se disipe y ya no importe nada más que si las galletas tienen suficiente vainilla y si los muffins subirán.
...Decidir cuando y como. Como actitud.
...Un pastelito de zanahoria.Los pastelitos de zanahoria tienen corazoncito y sufren si no los necesitas. Sí, lo sé, pero no podía tacharlo de la otra lista, vale?
Y una de las cosas que tal vez no necesite mucho, pero que me hace muy feliz y convierte mi vida en algo más amable, más divertido, más intenso, es retarme a intentar cosas nuevas, descubrir el mundo a través de sus panes [panes que se quedarán conmigo para siempre] y viajar a lugares impensables con un pegotito de masa bajo las uñas.
Por esa razón soy una devota participante en Bake the World, porque amo experimentar, estirar masas que nunca hubiera imaginado, conocer sabores de otros rincones del planeta, desayunar a ratos en mi cocina de la Ciudad de Locos, a ratos en México DF mordisqueando un aromático Pan de Muerto, aunque en casa no celebremos ninguna tradición propia, [norte]americana, [latino]americana ni nada que se le parezca. Un pan es un pan, y no necesita más celebración que su aroma inundando la cocina.
INGREDIENTES
[2 BOLLOS DE 200 GR]
Harina blanca de trigo*, 250 gr
Seamos honestos.
Para ser felices, en realidad necesitamos muy pocas cosas. Saber cuales, no es fácil en absoluto. Aunque podemos empezar a discernir si partimos de aquellas cosas que no necesitamos. Es solo una forma de ordenar las ideas, así sin más.
NO necesito para ser feliz:
...El último modelo del último teléfono de la última compañía del mundo. No necesito tener un teléfono, necesito hablar con las personas.
...Ropa de temporada. Jerseys del color de moda [que no es nuestro color favorito], shorts imposibles que nos sientan fatal, o zapatos absurdos que nos amargan la noche.
...Comprar cada día cosas distintas para comer, experimentar, probar. Es bonito, pero no es necesario. Y es importante saberlo.
...Una televisión en cada habitación. Es más, no necesito una televisión.
SÍ necesito para ser feliz:
...Que, al menos de vez en cuando, salga el sol.
...Reírme. De todo, de mí, de loquesea. Da igual.
...Cocinar. Para que el resto del mundo se disipe y ya no importe nada más que si las galletas tienen suficiente vainilla y si los muffins subirán.
...Decidir cuando y como. Como actitud.
...Un pastelito de zanahoria.
Y una de las cosas que tal vez no necesite mucho, pero que me hace muy feliz y convierte mi vida en algo más amable, más divertido, más intenso, es retarme a intentar cosas nuevas, descubrir el mundo a través de sus panes [panes que se quedarán conmigo para siempre] y viajar a lugares impensables con un pegotito de masa bajo las uñas.
Por esa razón soy una devota participante en Bake the World, porque amo experimentar, estirar masas que nunca hubiera imaginado, conocer sabores de otros rincones del planeta, desayunar a ratos en mi cocina de la Ciudad de Locos, a ratos en México DF mordisqueando un aromático Pan de Muerto, aunque en casa no celebremos ninguna tradición propia, [norte]americana, [latino]americana ni nada que se le parezca. Un pan es un pan, y no necesita más celebración que su aroma inundando la cocina.
INGREDIENTES
[2 BOLLOS DE 200 GR]
Harina blanca de trigo*, 250 gr
Mantequilla fundida y enfriada, 50 gr
Huevo, 1 ud
Leche, 60 ml
Fructosa, 30 gr [o 60 gr de azúcar]
Levadura seca, 3 gr [8-10 gr de levadura fresca]
Sal, 2,5 gr
Polvo de naranja, una pizca [o la piel rallada de media naranja]
Esencia de azahar, dos gotas
Para pintar el pan: leche, azúcar
*Puedes usar harina de fuerza, yo uso una harina ecológica con germen que panifica muy bien y nunca sabré cual es su fuerza. En todo caso, es mejor que no uses harina floja de repostería.
MODUS OPERANDI
Ponemos la harina en un bol, hacemos un volcán en el centro, y vamos añadiendo todos los demás ingredientes. Esta masa es caprichosa, y tardará un poco en ser elástica y divina, así que no te preocupes, los ingredientes se van a integrar.
Mezclamos bien todos los ingredientes, y comenzamos a amasar en el bol, hasta que la masa esté ligada y podamos pasarla a la encimera.
A partir de aquí, amasamos durante unos 5 minutos, dejamos que la masa descanse un poquito [uno o dos minutos bastarán] y volvemos a la carga amasando otros 5 minutos más.
En el mismo bol que hemos usado antes, ponemos una gota de aceite o un poco de harina [para que no se pegue, muy poca!] y dejamos dentro nuestra bola de masa. La tapamos con un film y esperamos a que doble su volumen. Esto depende de la temperatura, en verano puede tardar 45 minutos y en invierno hasta 3 horas.
Cuando haya levado, dividimos la masa en dos, y de cada parte sacamos un trocito para hacer los huesos y lo reservamos.
Boleamos cada una de las porciones, y cuando la tengamos redonda y lisa [ojo con no desgarrar la masa en el proceso o arruinaremos parte de su textura] formamos los huesos y la bolita y los colocamos en su sitio. Para los huesos, haremos un churro de masa, y hundiremos en él nuestros dedos anular, corazón e índice mientras lo rodamos, de modo que en las intersecciones de los dedos y en las puntas se formen pequeños bultitos.
Lo mejor es verlo en este vídeo a partir del minuto 5 [si quieres ver todo el proceso, está muy bien explicado y verás cómo empieza la masa y como acaba... yo uso un bol por comodidad, pero es cuestión de gustos]
Dejamos los bollos levar por segunda vez, tapados con film, y nuevamente dependerá de la temperatura, pero será un levado más corto, entre 30 y 90 minutos aproximadamente.
Los metemos al horno precalentado, y los cocemos a 200º unos 20 minutos, pero no los pierdas de vista y ajusta el tiempo según como veas que se van dorando.
↧
CONEJO ESTOFADO CON VINO BLANCO Y VERDURAS
CAL 451,3 · HC 7,8 · PR 56,0 · GR 7,6 [POR RACIÓN]
Hay una cosa que no deja de fastidiarme cada vez que voy a casa de mis amigos.
Y es un comportamiento que yo misma reproduzco invariablemente cuando recibos visitas en casa. Y aunque lo critico para los demás, luego voy y lo repito. Así de chula he salido.
Esas amigas y esos amigos que te abren la puerta de su casa a la voz de perdona, mujer, está hecha un deastre, no tengo tiempo para nada mientras se secan el sudor de la frente con el trapo del polvo.
Que yo entro en sus casas y así, a la vista, sin levantar alfombras ni pasar el dedo por el filo de arriba de las ventanas, en plan suegra chunga, pues las veo bastante limpias.
Pero uno recibe a gente en su casa y como cada uno sabe donde tienesu mierda sus cosillas, pues piensa a ver si va a abrir la nevera y va a darse cuenta que hay un pegote de mayonesa detrás del bote, y un tomate pocho al fondo del cajón...
Y es que esto no es lo que era.
Que la limpieza de las madres no es limpieza de las hijas.
Vivimos acomplejados porque no podemos limpiar como antes, porque no somos como antes. Medimos la vida de ahora con los cánones del pasado.
Nuestras vidas han cambiado una barbaridad, y ahora, más si vives en La Ciudad de los Locos, como yo misma, no tienes tiempo para nada. Pero nada, nada. Para hacer la compra me planifico con una semana de antelación. No paro en casa. Y claro... cuando limpias si no estás? Pues a ratos y a trompicones. Ni más, ni menos.
Yo no quiero sentirme mal, y tampoco que penséis que soy una guarra, pero mis prioridades no pasan por que las ventanas estén impecables, con que pase luz por ellas a mi me vale. Total, no pusimos visillos precisamente por eso?
A mis amigos les pasa como a mí. Trabajamos ocho horas, más desplazamiento, y los que tenemos un poco de activismo en nuestras vidas, tenemos mucho lío siempre.
Que entre el gimnasio [esa fascitis plantar que me tiene frita], los activismos diarios y los desplazamientos, más hacer cenas y preparar desayunos [que una es fina y desayuna panes y bizcochos hechos en casa] una da para lo que da.
Con limpiar en condiciones la cocina y el baño, barrer y fregar el suelo y quitar el polvo, yo ya he cumplido. A eso le sumo un par de limpiezas a fondo al año [esas de vaciar todos los cajones, descolgar ventanas para limpiarlas por fuera, lavar las cortinas y todo eso] y como no estamos en casa, tampoco la ensuciamos. De momento nadie se me ha quejado [y a quien lo haga le planto el mocho en una mano y el limpiacristales en la otra].
Y con esto, os traigo la típica receta que en casa se hace mientras se limpia: un estofado. Es el tipo de guiso que pones al fuego mientras haces cualquier otra cosa, y de cuando en cuando, das vuelta para ver como va. [Salvo que tengas olla rápida, que no es el caso].
No preguntéis cuando posteo, porque ni yo misma lo sé. De hecho sí, a veces escribo las entradas en el metro. Y tú... ¿cómo te organizas?
INGREDIENTES
[4 PERSONAS]
Conejo, uno [1 kg más menos] partido para guiso
Pimiento rojo, medio [50 gr]
Pimiento verde, medio [50 gr]
Cebolla, 1 mediana [120 gr]
Zanahoria, 2 o 3 [150 gr]
Hierbas, al gusto [tomillo, orégano, romero, perejil]
Sal, pimienta
Aceite, 2 cucharadas [30 ml]
*Doy los pesos [redondeados] de las verduras que he usado, pero por supuesto, esto es orientativo. Como si quieres cambiarlas por otras, o sustituir el vino blanco por cerveza o por sidra, o incluso por caldo.
MODUS OPERANDI
Calentamos el aceite en una sartén alta [o una olla]. Salpimentamos el conejo, y cuando tengamos el aceite a punto lo sofreímos ligeramente, en tandas de unas pocas piezas [las que quepan en la sartén con holgura] hasta que lo veamos un poco dorado, pero no hecho por dentro, y lo retiramos a un plato.
Mientras se sofríe el conejo, limpiamos y cortamos las verduras: Cebolla en juliana, pimientos en daditos, zanahorias en rodajas, ajo picado fino.
Cuando hayamos terminado con todo el conejo, y ya esté reservado, sofreímos en el mismo aceite que nos ha sobrado [tal vez necesitemos añadir un poquito más] la cebolla, el ajo y los pimientos con una pizca de sal.
Al cabo de 5 minutos más o menos, añadimos las zanahorias. Lo rehogamos todo junto unos 2-3 minutos, y ya podemos incorporar el vino blanco, y dos o tres minutos más tarde [lo dejamos reducir un poco], la salsa de tomate y todas las hierbas y especias. Cuando esté todo integrado, añadimos el conejo.
Lo guisamos tapado, 10 minutos a fuego fuerte, y una hora más a fuego medio-bajo. Dependerá de la temperatura y del tamaño de las piezas de carne, es mejor ir viendo como va. Una vez esté listo, comprobamos la sal, la rectificamos si es necesario y lo dejamos reposar 15 minutos, para que asiente, y lo servimos con un poco de pimienta recién molida por encima.
Y le damos las gracias a Isabel, de La cocina de Frabisa, que hay que ser agradecidos en esta vida.
Y es un comportamiento que yo misma reproduzco invariablemente cuando recibos visitas en casa. Y aunque lo critico para los demás, luego voy y lo repito. Así de chula he salido.
Esas amigas y esos amigos que te abren la puerta de su casa a la voz de perdona, mujer, está hecha un deastre, no tengo tiempo para nada mientras se secan el sudor de la frente con el trapo del polvo.
Que yo entro en sus casas y así, a la vista, sin levantar alfombras ni pasar el dedo por el filo de arriba de las ventanas, en plan suegra chunga, pues las veo bastante limpias.
Pero uno recibe a gente en su casa y como cada uno sabe donde tiene
Y es que esto no es lo que era.
Que la limpieza de las madres no es limpieza de las hijas.
Vivimos acomplejados porque no podemos limpiar como antes, porque no somos como antes. Medimos la vida de ahora con los cánones del pasado.
Nuestras vidas han cambiado una barbaridad, y ahora, más si vives en La Ciudad de los Locos, como yo misma, no tienes tiempo para nada. Pero nada, nada. Para hacer la compra me planifico con una semana de antelación. No paro en casa. Y claro... cuando limpias si no estás? Pues a ratos y a trompicones. Ni más, ni menos.
Yo no quiero sentirme mal, y tampoco que penséis que soy una guarra, pero mis prioridades no pasan por que las ventanas estén impecables, con que pase luz por ellas a mi me vale. Total, no pusimos visillos precisamente por eso?
A mis amigos les pasa como a mí. Trabajamos ocho horas, más desplazamiento, y los que tenemos un poco de activismo en nuestras vidas, tenemos mucho lío siempre.
Que entre el gimnasio [esa fascitis plantar que me tiene frita], los activismos diarios y los desplazamientos, más hacer cenas y preparar desayunos [que una es fina y desayuna panes y bizcochos hechos en casa] una da para lo que da.
Con limpiar en condiciones la cocina y el baño, barrer y fregar el suelo y quitar el polvo, yo ya he cumplido. A eso le sumo un par de limpiezas a fondo al año [esas de vaciar todos los cajones, descolgar ventanas para limpiarlas por fuera, lavar las cortinas y todo eso] y como no estamos en casa, tampoco la ensuciamos. De momento nadie se me ha quejado [y a quien lo haga le planto el mocho en una mano y el limpiacristales en la otra].
Y con esto, os traigo la típica receta que en casa se hace mientras se limpia: un estofado. Es el tipo de guiso que pones al fuego mientras haces cualquier otra cosa, y de cuando en cuando, das vuelta para ver como va. [Salvo que tengas olla rápida, que no es el caso].
No preguntéis cuando posteo, porque ni yo misma lo sé. De hecho sí, a veces escribo las entradas en el metro. Y tú... ¿cómo te organizas?
INGREDIENTES
[4 PERSONAS]
Conejo, uno [1 kg más menos] partido para guiso
Pimiento rojo, medio [50 gr]
Pimiento verde, medio [50 gr]
Cebolla, 1 mediana [120 gr]
Zanahoria, 2 o 3 [150 gr]
Salsa de tomate, 1 vaso [200 grs] [casera]
Vino blanco, 1 vaso [220 ml]
Vino blanco, 1 vaso [220 ml]
Ajo, 2 dientes
Laurel, 2 hojasHierbas, al gusto [tomillo, orégano, romero, perejil]
Sal, pimienta
Aceite, 2 cucharadas [30 ml]
*Doy los pesos [redondeados] de las verduras que he usado, pero por supuesto, esto es orientativo. Como si quieres cambiarlas por otras, o sustituir el vino blanco por cerveza o por sidra, o incluso por caldo.
MODUS OPERANDI
Calentamos el aceite en una sartén alta [o una olla]. Salpimentamos el conejo, y cuando tengamos el aceite a punto lo sofreímos ligeramente, en tandas de unas pocas piezas [las que quepan en la sartén con holgura] hasta que lo veamos un poco dorado, pero no hecho por dentro, y lo retiramos a un plato.
Mientras se sofríe el conejo, limpiamos y cortamos las verduras: Cebolla en juliana, pimientos en daditos, zanahorias en rodajas, ajo picado fino.
Cuando hayamos terminado con todo el conejo, y ya esté reservado, sofreímos en el mismo aceite que nos ha sobrado [tal vez necesitemos añadir un poquito más] la cebolla, el ajo y los pimientos con una pizca de sal.
Al cabo de 5 minutos más o menos, añadimos las zanahorias. Lo rehogamos todo junto unos 2-3 minutos, y ya podemos incorporar el vino blanco, y dos o tres minutos más tarde [lo dejamos reducir un poco], la salsa de tomate y todas las hierbas y especias. Cuando esté todo integrado, añadimos el conejo.
Lo guisamos tapado, 10 minutos a fuego fuerte, y una hora más a fuego medio-bajo. Dependerá de la temperatura y del tamaño de las piezas de carne, es mejor ir viendo como va. Una vez esté listo, comprobamos la sal, la rectificamos si es necesario y lo dejamos reposar 15 minutos, para que asiente, y lo servimos con un poco de pimienta recién molida por encima.
Y le damos las gracias a Isabel, de La cocina de Frabisa, que hay que ser agradecidos en esta vida.
↧