Quantcast
Channel: Migas en la mesa
Viewing all articles
Browse latest Browse all 56

LENTEJAS AL CURRY [LLAVES]

$
0
0
CAL 203,7 · HC 23,0 · PR  9,1 · GR 6,9 [POR RACIÓN]





Si aún no has hecho un gesto de extrañeza, te invito a mirar la foto de nuevo.

Sí.

Es una llave.




No estoy tan chalada como para intentar comer unas lentejas con una llave oxidada. La he traído hasta aquí por una razón.

Hace 4 años, en 2010, inicié una aventura como brigadista internacional, y me fui a Cisjordania a reconstruir las casas que la administración israelí derriba a la población palestina.

Todos conocemos más o menos el conflicto. No quiero entrar en hacer ahora un análisis de la historia, en contarlo detenidamente, primero unos, después otros, y finalmente todos tenemos una parte de culpa, solo que muy desigual [tenemos en primera persona: el silencio es el mayor culpable].

No voy a entrar en juicios que por supuesto hago, porque este no es el espacio para compartirlos. Puedes leerme en Cooking Palestine si quieres saber más cosas.

Hoy, llueven misiles sobre Gaza. Y yo quiero que hagamos una breve reflexión. Van más de mil civiles asesinados [en la tele se llaman muertos, como si nadie los hubiera matado], en un genocidio al que algunos medios de comunicación insisten en llamar guerra, sin serlo. Para que haya una guerra, tiene que haber dos bandos, y lo de Hamás... no lo justifico, pero no es ni con mucho un ejército.

Nuevamente se ocupan más y más territorios a Gaza, esa pequeña franja asfixiada por un bloqueo irracional. En Gaza no entra asistencia de ningún tipo, y si los pescadores se alejan de la orilla para conseguir peces, soldados israelís les disparan con fuego real.

¿Y?

Silencio.

Hoy, quiero traer una reflexión en memoria de todos los palestinos que han sido expulsados de Gaza, los que no volverán a sus casas. Para recordarles, traigo mi propio recuerdo.

La llave.

Hace 4 años, escribí esto:
Las llaves abren la puerta a nuestras vidas. A la ducha de agua caliente, a la taza de té, a esas zapatillas de felpa, a los libros en las estanterías llenas de nuestro polvo y nuestros recuerdos, al rincón soleado donde duerme el gato. A la tibieza de la cama, al tiempo inmóvil de la siesta los domingos. El café, el pan, la almohada y la colada recién planchada están detrás de las llaves, junto a nuestro sillón y nuestro libro.

Todo lo cálido, lo personal, lo amable, la soledad y hasta lo feo y lo triste están tras las llaves. Y todo ello sin excepción, lo amamos.
Se puede decir que una casa es una construcción de cuatro paredes con compartimentos interiores. Pero no es así. Una casa es más que eso, es un hogar. Una casa es risas, juegos, teléfono, conversaciones, café a media tarde, chocolate, trajín de fogones, sueño y cumpleaños en familia.

Por eso las llaves son importantes en Palestina.

Las llaves abren la puerta del pasado vivido, del futuro por vivir.

Los refugiados guardan las llaves que una vez abrieron sus vidas, y las transmiten de padres a hijos. Para que cuando vuelvan a sus hogares, quede un recuerdo de su pasado.

No importa que las casas no existan, o que no tengan puertas. Las llaves no abren puertas en Palestina.
Cuando los palestinos fueron despojados de sus casas, en la Nakba, en 1948, muchos de ellos huyeron con lo puesto. No se llevaron nada, excepto sus llaves. Las llaves de las que hasta entonces, habían sido sus casas. No tienen escrituras, papeles, documentos. Pero ellos transmiten las llaves de generación en generación, para que los hijos de los hijos de sus hijos, puedan volver a abrir las que fueron sus casas.

Compré esta llave a un anticuario en la pequeña ciudad de Nablus, una ciudad que ha vivido durante años el asedio de un puesto de control que mantenía la ciudad cerrada a cal y canto. Una ciudad de mártires, y de supervivientes. Pagué por ella 20 sheckels, y me la llevé con la condición de devolverla a su dueño [que no soy yo, yo solo la custodio] si un día vuelve a su casa.

Fue una condición hecha de aire, ni sé de quien es, ni lo sabe el anticuario, ni la casa cuya puerta abre existirá ya. Pero si un día alguien me llama, y me la pide, me obligo a devolverla. Aunque me la pida el dueño de otra casa. La llave, eso es lo que importa.

#FreeGaza






INGREDIENTES
[4 PERSONAS]

Lentejas, 125 g [peso en seco]
Cúrcuma, 1/4 cucharadita
Jengibre, 1/2 cucharadita
Ajo, 1 diente
Semillas de cilantro, 1 cucharadita
Comino en polvo, 1/2 cucharadita
Comino en semillas, 1/2 cucharadita
Cebolla, 1 pequeña
Tomate, medio
Judías verdes, 120 g
Repollo, 120 g
Zanahoria, 120 g
Cilantro fresco, un puñado
Cayena, al gusto [opcional]


MODUS OPERANDI

La noche antes de comenzar a guisar, ponemos las lentejas en remojo. Debo hacer una advertencia: los tiempos de esta receta son orientativos, yo uso unas lentejas pardinas muy menudas que cuecen bastante rápido. Si las tuyas son más lentas, modifica la receta hasta que queden tiernas.

Empezamos poniendo en una olla bastante grande las lentejas, agua hasta cubrir y un poco más, y la cúrcuma. El agua se puede rectificar más adelante, pero lo idóneo es un dedo y medio por encima de las lentejas. Ahora no vamos a poner sal.

Llevamos las lentejas a ebullición, bajamos el fuego y las dejamos hacerse 20 minutos a fuego medio.

Mientras tanto, vamos a preparar las especias. En el mortero, ponemos jengibre, ajo, semillas de cilantro [o cilantro en polvo si tienes] y comino en polvo, y lo majamos hasta tener una pasta densa y más o menos homogénea. A esta pasta añadimos 3 cucharadas de agua, y lo mezclamos bien. La reservamos.



Picamos la cebolla muy menuda, y el tomate en daditos pequeños. Es importante que lo tengamos preparado, vamos a ir rápido ahora.

En una sartén ponemos dos cucharadas de aceite, y añadimos las semillas de comino. Al cabo de solo 5 segundos, incorporamos la cebolla, y lo dejamos pochar unos dos o tres minutos. Añadimos en este momento la pasta de especias, dejamos evaporar el líquido [uno o dos minutos más] y por último incorporamos el tomate. Lo dejamos 5 minutos, retiramos del fuego y reservamos.



Nos queda un ratito para que las lentejas cumplan sus 20 minutos, así que vamos a preparar las verduras. Limpiamos y cortamos en tiras delgadas las judías verdes y la col, y en bastoncitos o dados la zanahoria. En las fotos podéis ver como he cortado todo, es importante para que el resultado sea el que queremos, que cortemos todo menudo, o parecerá un potaje de verduras con lentejas por medio, en lugar de un curry. Dedícale un ratito a cortarlo bien!

Preparamos un puñado de cilantro fresco: Retiramos los tallos y picamos las hojas.

 
 

En cuanto terminen los 20 primeros minutos de las lentejas, incorporamos a la olla todas las verduras y el cilantro fresco, la cayena si vamos a usar, y lo volvemos a poner al fuego 15 minutos más. Y no, todavía no ponemos sal.

Al cabo de estos 15 minutos, incorporamos a la olla las verduras que teníamos en la sartén [cebolla, tomate, y pasta de especias ¿las recuerdas?], y salamos sólo después de haber probado el caldo para no pasarnos, porque es un guiso muy sabroso, y lo dejamos otros 5 minutos moviendo suavemente la olla para que los sabores se integren.

Finalizamos espolvoreando cilantro fresco sobre el plato en el momento de servirlo.
 

 

 

 

 




Viewing all articles
Browse latest Browse all 56

Trending Articles