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Hoy libro. En lugar de contaros cosas, os he traído un artículo. Espero que os guste!


He compartido el espacio de una entrada de mi blog con Gloria Lorenzi, una estudiante italiana de Periodismo y Mass Media en la Westminster University de Londres. Es una apasionada de tecnología y le encantan los idiomas: dos intereses que intenta conciliar a menudo en sus artículos. Ha elegido el Reino Unido para perseguir su objetivo de llegar a ser un día periodista. Y su artículo es este...
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por Gloria Lorenzi
Durante los últimos años, más de 80.000 millones de fotografías han sido subidas desde diversos dispositivos tecnológicos ya sea android, iPhone, Windows los cuales lideran el mercado, a redes sociales como Instagram, Pinterest, Twitter o Facebook.
Un gran número de estas fotografías están relacionadas con platos de cocina. Por ejemplo, si analizamos los Hashtags (o etiquetas) más populares de Instagram, observamos que #food tiene más de 74 millones de fotografías subidas e #instafood tiene 18 millones al igual que #foodporn. Este hecho ha tomado aún más relevancia con el crecimiento de los smartphones y tablets.
Pero, ¿por qué esta pasión por publicar fotos de cocina? ¿Es una manía o una moda?
Los food bloggers reconocen que es porque les gusta tentar a la audiencia; saber si les apetece lo que estás comiendo, documentar creaciones personales y conocer la opinión de otros usuarios en cuanto a lo que cuelgan.
El tipo de comida más colgada en la red son los dulces, irónicamente seguida por los vegetales. Además los food bloggers con mejores fotografías suelen tener un gran incremento de seguidores y likes. Por lo tanto, esta tendencia puede también estar relacionada con el deseo de aumentar la popularidad de su red social.
Otra de las razones por las cuales los usuarios suben fotos de comida es para compartir momentos especiales durante unas vacaciones, cumpleaños o para mostrar el lado más artístico de la cocina, teniendo en cuenta su estilismo y buen gusto.
También encontramos infinidad de blogs con tutoriales y recetas dónde podemos tomar ideas para desayunos, comidas, meriendas, cenas, snacks, bebidas o postres; e incluso encontrarlas separadas por ingrediente principal. Además, se pueden encontrar recetas para ocasiones especiales como una cena de Navidad o Acción de Gracias.
Adicionalmente, con la creciente tendencia de la comida fusión, la comida de otras culturas y la comida poco convencional empieza también a ser un tópico clave en las redes sociales.
Finalmente, los food bloggers también publican entradas donde presentan a los chefs más influyentes del momento, hablan de las últimas tendencias culinarias, comentan y dan puntos a los restaurantes que atienden según la calidad del servicio que han recibido.
Los jóvenes están cada vez más interesados por la comida sana y de calidad, o “Slow Food”. El movimiento Slow Food consiste en comer teniendo en cuenta la calidad de los alimentos, además de dónde proceden y el modo de cocinarlos. Surgió en Italia en 1986 con la intención de salvaguardar el patrimonio alimentario de la humanidad y el movimiento ya es popular en más de 130 países.
Los blogs de comida y las fotos nos ayudan precisamente a entender este concepto, aprendiendo como cocinar infinidad de alimentos además de despertar nuestra creatividad en cuanto a la cocina.
Son también muy favorables para personas que siguen dietas compuestas por un número de alimentos limitado ya sean dietas sin gluten, dietas veganas o para los seguidores del crudismo, ya que pueden encontrar una gran variedad de recetas que quizás no se les ocurrirían a ellos mismos.
Un ejemplo de esto son las cuentas de Instagram de @health_and_me o @nakedtreaties, dónde los usuarios suben fotos de comidas crudas, batidos de frutas o postres veganos diariamente y los seguidores comentan con sus opiniones y son incitados a probarlos ellos mismos.
En conclusión, gracias a las redes sociales la gastronomía esta al alcance de todos ya que son una herramienta esencial que puede mejorar nuestro estilo de vida, otorgándonos el punto de creatividad y conocimiento culinario que necesitamos.
Un agradecimiento especial para Ana, que me ha dado la posibilidad de publicar este post en su interesantísimo blog.
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*He puesto muy excepcionalmente un enlace publicitario a petición de la autora
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INGREDIENTES
[2 PERSONAS]
Pavo, un muslo completo, con piel
Zanahorias, 2-3
Cebolla, 1 mediana
Patatas, 2 pequeñas
Ajo, dos dientes
Vino blanco, 1/2 taza [120 ml]
Caldo de ave o verdura, 1 taza [240 ml]
Laurel
*Las verduras y hortalizas son al gusto de cada cual...
MODUS OPERANDI
Es muy sencillo, pero es importante respetar los tiempos...
Precalentamos el horno a 200º [luego lo bajaremos, pero así compensamos la pérdida de calor producida al meter los alimentos fríos]
Salpimentamos el muslo de pavo, lo colocamos en una fuente apta para el horno, y lo metemos a 180º durante 15 minutos. No necesita aceite, salvo que lo hayas comprado sin piel, en ese caso no estará de más añadir una cucharada.
Mientras se empieza a asar, limpiamos y cortamos en juliana las zanahorias y la cebolla, pelamos y cortamos en láminas no muy gruesas las patatas, y picamos el ajo.
Al cabo de esos 15 minutos, añadimos todo [patatas, zanahorias, cebolla y ajo] a la fuente junto con el vino, y lo devolvemos al horno, esta vez 30 minutos, dando la vuelta más o menos a mitad de tiempo.
Abrimos el horno por última vez para añadir el caldo y la hoja de laurel, y lo dejamos otros 45 minutos más.
[Antes de sacarlo del horno, comprobamos si está bien cocinado por dentro pinchando con un cuchillo y comprobando que la carne más pegada al hueso está hecha... de lo contrario, lo ponemos un ratito más, que esto siempre es orientativo y depende del tamaño del pavo!]
El resultado será un pavo jugoso y cocinado en su punto, y unas verduras tiernas y con mucho sabor.
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INGREDIENTES
[2 PERSONAS]
Pavo, un muslo completo, con piel
Zanahorias, 2-3
Cebolla, 1 mediana
Patatas, 2 pequeñas
Ajo, dos dientes
Vino blanco, 1/2 taza [120 ml]
Caldo de ave o verdura, 1 taza [240 ml]
Laurel
*Las verduras y hortalizas son al gusto de cada cual...
MODUS OPERANDI
Es muy sencillo, pero es importante respetar los tiempos...
Precalentamos el horno a 200º [luego lo bajaremos, pero así compensamos la pérdida de calor producida al meter los alimentos fríos]
Salpimentamos el muslo de pavo, lo colocamos en una fuente apta para el horno, y lo metemos a 180º durante 15 minutos. No necesita aceite, salvo que lo hayas comprado sin piel, en ese caso no estará de más añadir una cucharada.
Mientras se empieza a asar, limpiamos y cortamos en juliana las zanahorias y la cebolla, pelamos y cortamos en láminas no muy gruesas las patatas, y picamos el ajo.
Al cabo de esos 15 minutos, añadimos todo [patatas, zanahorias, cebolla y ajo] a la fuente junto con el vino, y lo devolvemos al horno, esta vez 30 minutos, dando la vuelta más o menos a mitad de tiempo.
Abrimos el horno por última vez para añadir el caldo y la hoja de laurel, y lo dejamos otros 45 minutos más.
[Antes de sacarlo del horno, comprobamos si está bien cocinado por dentro pinchando con un cuchillo y comprobando que la carne más pegada al hueso está hecha... de lo contrario, lo ponemos un ratito más, que esto siempre es orientativo y depende del tamaño del pavo!]
El resultado será un pavo jugoso y cocinado en su punto, y unas verduras tiernas y con mucho sabor.

