CAL 91,2 · HC 3,3 · PR 3,6 · GR 8,8 [POR RACIÓN]
Algunas veces no me entiendo.
Dedico horas de mi vida a buscar ingredientes naturales, huyendo de todo prefabricado o toda lata que contenga más de tres cosas dentro [agua, alimento principal y sal suele ser el límite y solo si no hay una versión fresca a mano], a rebuscar en mercados frutas y verduras nuevas, a investigar concienzudamente cómo y cuanto puedo quitar de grasas y aceites a cada comida...
Y saqueando de recetas vuestros blogs.
Y después de todo esto, confieso que nunca he participado, hasta hoy, en BBSS. Y eso que hablo mucho con Marisa, que la aprecio un montón y que me invita, la mujer, con toda su mejor intención y su santa paciencia, que la tiene.
Y como no hay nada más natural y más sano que la cocina de toda la vida, me he ido a visitar un blog que me entró por el ojo nada más conocerlo: Duelos y quebrantos.
A mí me gusta basar mi forma de ver la comida en preparaciones sencillas, naturales, y tradicionales. Y diréis, que dice esta loca, si solo hay comidas raras en su blog. Más o menos.
Mi forma de ver la cocina siempre cumple con estas premisas: Los ingredientes han salido directamente de la tierra o del mar, sin magreos ni procesados innecesarios, no son excesivamente calóricos y la grasa solo si es necesaria, y la imprescindible.
A veces, la locura me ciega y hago galletas. Porque la vida es para disfrutarla. Y rompo todas las normas, que para eso las puse, y me pongo en modo gordo irredento. Y no negocio.
Como iba contando, me he ido a un blog que nos trae recetas manchegas [no me lo digáis, que yo no soy de La Macha... cachis!] de siempre, apegadas a la tierra y al sol. Y me encantan. Cierto que a veces pecan de excesos, porque la vida antes, en el campo, no se sostenía con filetes a la plancha. Pero todo en esta vida tiene sus momentos, y de vez en cuando, hay que comer migas de pastor, cocido y botillo.
[Muy de vez en cuando, que nuestras vidas de oficinistas chuchurríos no nos permiten grandes excesos]
Otras veces, podemos revisar esas recetas y seguir con ellas, así, sin complejos. Que es lo que hice esta vez. Aparte de que he versionado el ajillo de setas y lo he convertido en ajillo de champiñones y trigueros [detalle sin importancia, un ajillo es una forma de preparar los alimentos, y en realidad se puede hacer de muchas cosas] he tuneado muy ligeramente la receta, casi nada, ni se nota.
Para aligerar el plato y convertirlo en una cena sana y sabrosa, he ajustado al mínimo la cantidad de aceite y he reducido el caldo, de modo que el resultado sin dejar de ser un ajillo en su más plena esencia, es más ligero y adecuado para una cena de ciudad.
Tiene todo el sabor del pimiento seco, los ajos y el pimentón. Y esa es su gran baza para convencernos.
INGREDIENTES
[2 PERSONAS]
Champiñones, 250 grs
Espárragos trigueros, 100 grs
Tomate, uno grande [150 grs]
Ajos, 2 grandotes
Pimentón de la Vera*, 1 cucharadita
Pimiento seco, 1 ud
Aceite, 1 cucharada [15 ml]
Agua, medio vaso
Cayena*, opcional
*En lugar de usar cayena, he puesto mitad de pimentón dulce y mitad de picante
MODUS OPERANDI
Lo primero de todo es preparar las verduras para ir echando cada cosa a la sartén a su debido tiempo:
Ajos: Pelados, en trozos
Tomate: Pelado, en dados
Pimiento seco: En trozos
Champiñones: Pelados, en mitades o cuartos [se pueden rociar con zumo de limón para que no oscurezcan]
Trigueros: Troceados
Calentamos el aceite en una sartén. Comenzamos con los ajos, cuando tomen color, añadiremos el tomate y lo dejamos sofreír unos minutos. Lo siguiente es el pimentón, damos una vuelta rápida para que no se queme y añadimos el pimiento seco y la cayena si así lo queremos. Inmediatamente, después de dar otra vuelta rápida, echamos los trigueros y los champiñones, y la sal.
Lo rehogamos todo hasta que los champis comiencen a soltar líquido, y entonces lo cubrimos con agua y dejamos que reduzca a la mitad todo el líquido.
Servimos muy caliente.
Algunas veces no me entiendo.
Dedico horas de mi vida a buscar ingredientes naturales, huyendo de todo prefabricado o toda lata que contenga más de tres cosas dentro [agua, alimento principal y sal suele ser el límite y solo si no hay una versión fresca a mano], a rebuscar en mercados frutas y verduras nuevas, a investigar concienzudamente cómo y cuanto puedo quitar de grasas y aceites a cada comida...
Y saqueando de recetas vuestros blogs.
Y después de todo esto, confieso que nunca he participado, hasta hoy, en BBSS. Y eso que hablo mucho con Marisa, que la aprecio un montón y que me invita, la mujer, con toda su mejor intención y su santa paciencia, que la tiene.
Y como no hay nada más natural y más sano que la cocina de toda la vida, me he ido a visitar un blog que me entró por el ojo nada más conocerlo: Duelos y quebrantos.
A mí me gusta basar mi forma de ver la comida en preparaciones sencillas, naturales, y tradicionales. Y diréis, que dice esta loca, si solo hay comidas raras en su blog. Más o menos.
Mi forma de ver la cocina siempre cumple con estas premisas: Los ingredientes han salido directamente de la tierra o del mar, sin magreos ni procesados innecesarios, no son excesivamente calóricos y la grasa solo si es necesaria, y la imprescindible.
A veces, la locura me ciega y hago galletas. Porque la vida es para disfrutarla. Y rompo todas las normas, que para eso las puse, y me pongo en modo gordo irredento. Y no negocio.
Como iba contando, me he ido a un blog que nos trae recetas manchegas [no me lo digáis, que yo no soy de La Macha... cachis!] de siempre, apegadas a la tierra y al sol. Y me encantan. Cierto que a veces pecan de excesos, porque la vida antes, en el campo, no se sostenía con filetes a la plancha. Pero todo en esta vida tiene sus momentos, y de vez en cuando, hay que comer migas de pastor, cocido y botillo.
[Muy de vez en cuando, que nuestras vidas de oficinistas chuchurríos no nos permiten grandes excesos]
Otras veces, podemos revisar esas recetas y seguir con ellas, así, sin complejos. Que es lo que hice esta vez. Aparte de que he versionado el ajillo de setas y lo he convertido en ajillo de champiñones y trigueros [detalle sin importancia, un ajillo es una forma de preparar los alimentos, y en realidad se puede hacer de muchas cosas] he tuneado muy ligeramente la receta, casi nada, ni se nota.
Para aligerar el plato y convertirlo en una cena sana y sabrosa, he ajustado al mínimo la cantidad de aceite y he reducido el caldo, de modo que el resultado sin dejar de ser un ajillo en su más plena esencia, es más ligero y adecuado para una cena de ciudad.
Tiene todo el sabor del pimiento seco, los ajos y el pimentón. Y esa es su gran baza para convencernos.
INGREDIENTES
[2 PERSONAS]
Champiñones, 250 grs
Espárragos trigueros, 100 grs
Tomate, uno grande [150 grs]
Ajos, 2 grandotes
Pimentón de la Vera*, 1 cucharadita
Pimiento seco, 1 ud
Aceite, 1 cucharada [15 ml]
Agua, medio vaso
Cayena*, opcional
*En lugar de usar cayena, he puesto mitad de pimentón dulce y mitad de picante
MODUS OPERANDI
Lo primero de todo es preparar las verduras para ir echando cada cosa a la sartén a su debido tiempo:
Ajos: Pelados, en trozos
Tomate: Pelado, en dados
Pimiento seco: En trozos
Champiñones: Pelados, en mitades o cuartos [se pueden rociar con zumo de limón para que no oscurezcan]
Trigueros: Troceados
Calentamos el aceite en una sartén. Comenzamos con los ajos, cuando tomen color, añadiremos el tomate y lo dejamos sofreír unos minutos. Lo siguiente es el pimentón, damos una vuelta rápida para que no se queme y añadimos el pimiento seco y la cayena si así lo queremos. Inmediatamente, después de dar otra vuelta rápida, echamos los trigueros y los champiñones, y la sal.
Lo rehogamos todo hasta que los champis comiencen a soltar líquido, y entonces lo cubrimos con agua y dejamos que reduzca a la mitad todo el líquido.
Servimos muy caliente.