CAL 419,0 · HC 67,8 · PR 9,0 · GR 13,8 [100 GRS]
Seamos honestos.
Para ser felices, en realidad necesitamos muy pocas cosas. Saber cuales, no es fácil en absoluto. Aunque podemos empezar a discernir si partimos de aquellas cosas que no necesitamos. Es solo una forma de ordenar las ideas, así sin más.
NO necesito para ser feliz:
...El último modelo del último teléfono de la última compañía del mundo. No necesito tener un teléfono, necesito hablar con las personas.
...Ropa de temporada. Jerseys del color de moda [que no es nuestro color favorito], shorts imposibles que nos sientan fatal, o zapatos absurdos que nos amargan la noche.
...Comprar cada día cosas distintas para comer, experimentar, probar. Es bonito, pero no es necesario. Y es importante saberlo.
...Una televisión en cada habitación. Es más, no necesito una televisión.
SÍ necesito para ser feliz:
...Que, al menos de vez en cuando, salga el sol.
...Reírme. De todo, de mí, de loquesea. Da igual.
...Cocinar. Para que el resto del mundo se disipe y ya no importe nada más que si las galletas tienen suficiente vainilla y si los muffins subirán.
...Decidir cuando y como. Como actitud.
...Un pastelito de zanahoria.Los pastelitos de zanahoria tienen corazoncito y sufren si no los necesitas. Sí, lo sé, pero no podía tacharlo de la otra lista, vale?
Y una de las cosas que tal vez no necesite mucho, pero que me hace muy feliz y convierte mi vida en algo más amable, más divertido, más intenso, es retarme a intentar cosas nuevas, descubrir el mundo a través de sus panes [panes que se quedarán conmigo para siempre] y viajar a lugares impensables con un pegotito de masa bajo las uñas.
Por esa razón soy una devota participante en Bake the World, porque amo experimentar, estirar masas que nunca hubiera imaginado, conocer sabores de otros rincones del planeta, desayunar a ratos en mi cocina de la Ciudad de Locos, a ratos en México DF mordisqueando un aromático Pan de Muerto, aunque en casa no celebremos ninguna tradición propia, [norte]americana, [latino]americana ni nada que se le parezca. Un pan es un pan, y no necesita más celebración que su aroma inundando la cocina.
INGREDIENTES
[2 BOLLOS DE 200 GR]
Harina blanca de trigo*, 250 gr
Seamos honestos.
Para ser felices, en realidad necesitamos muy pocas cosas. Saber cuales, no es fácil en absoluto. Aunque podemos empezar a discernir si partimos de aquellas cosas que no necesitamos. Es solo una forma de ordenar las ideas, así sin más.
NO necesito para ser feliz:
...El último modelo del último teléfono de la última compañía del mundo. No necesito tener un teléfono, necesito hablar con las personas.
...Ropa de temporada. Jerseys del color de moda [que no es nuestro color favorito], shorts imposibles que nos sientan fatal, o zapatos absurdos que nos amargan la noche.
...Comprar cada día cosas distintas para comer, experimentar, probar. Es bonito, pero no es necesario. Y es importante saberlo.
...Una televisión en cada habitación. Es más, no necesito una televisión.
SÍ necesito para ser feliz:
...Que, al menos de vez en cuando, salga el sol.
...Reírme. De todo, de mí, de loquesea. Da igual.
...Cocinar. Para que el resto del mundo se disipe y ya no importe nada más que si las galletas tienen suficiente vainilla y si los muffins subirán.
...Decidir cuando y como. Como actitud.
...Un pastelito de zanahoria.
Y una de las cosas que tal vez no necesite mucho, pero que me hace muy feliz y convierte mi vida en algo más amable, más divertido, más intenso, es retarme a intentar cosas nuevas, descubrir el mundo a través de sus panes [panes que se quedarán conmigo para siempre] y viajar a lugares impensables con un pegotito de masa bajo las uñas.
Por esa razón soy una devota participante en Bake the World, porque amo experimentar, estirar masas que nunca hubiera imaginado, conocer sabores de otros rincones del planeta, desayunar a ratos en mi cocina de la Ciudad de Locos, a ratos en México DF mordisqueando un aromático Pan de Muerto, aunque en casa no celebremos ninguna tradición propia, [norte]americana, [latino]americana ni nada que se le parezca. Un pan es un pan, y no necesita más celebración que su aroma inundando la cocina.
INGREDIENTES
[2 BOLLOS DE 200 GR]
Harina blanca de trigo*, 250 gr
Mantequilla fundida y enfriada, 50 gr
Huevo, 1 ud
Leche, 60 ml
Fructosa, 30 gr [o 60 gr de azúcar]
Levadura seca, 3 gr [8-10 gr de levadura fresca]
Sal, 2,5 gr
Polvo de naranja, una pizca [o la piel rallada de media naranja]
Esencia de azahar, dos gotas
Para pintar el pan: leche, azúcar
*Puedes usar harina de fuerza, yo uso una harina ecológica con germen que panifica muy bien y nunca sabré cual es su fuerza. En todo caso, es mejor que no uses harina floja de repostería.
MODUS OPERANDI
Ponemos la harina en un bol, hacemos un volcán en el centro, y vamos añadiendo todos los demás ingredientes. Esta masa es caprichosa, y tardará un poco en ser elástica y divina, así que no te preocupes, los ingredientes se van a integrar.
Mezclamos bien todos los ingredientes, y comenzamos a amasar en el bol, hasta que la masa esté ligada y podamos pasarla a la encimera.
A partir de aquí, amasamos durante unos 5 minutos, dejamos que la masa descanse un poquito [uno o dos minutos bastarán] y volvemos a la carga amasando otros 5 minutos más.
En el mismo bol que hemos usado antes, ponemos una gota de aceite o un poco de harina [para que no se pegue, muy poca!] y dejamos dentro nuestra bola de masa. La tapamos con un film y esperamos a que doble su volumen. Esto depende de la temperatura, en verano puede tardar 45 minutos y en invierno hasta 3 horas.
Cuando haya levado, dividimos la masa en dos, y de cada parte sacamos un trocito para hacer los huesos y lo reservamos.
Boleamos cada una de las porciones, y cuando la tengamos redonda y lisa [ojo con no desgarrar la masa en el proceso o arruinaremos parte de su textura] formamos los huesos y la bolita y los colocamos en su sitio. Para los huesos, haremos un churro de masa, y hundiremos en él nuestros dedos anular, corazón e índice mientras lo rodamos, de modo que en las intersecciones de los dedos y en las puntas se formen pequeños bultitos.
Lo mejor es verlo en este vídeo a partir del minuto 5 [si quieres ver todo el proceso, está muy bien explicado y verás cómo empieza la masa y como acaba... yo uso un bol por comodidad, pero es cuestión de gustos]
Dejamos los bollos levar por segunda vez, tapados con film, y nuevamente dependerá de la temperatura, pero será un levado más corto, entre 30 y 90 minutos aproximadamente.
Los metemos al horno precalentado, y los cocemos a 200º unos 20 minutos, pero no los pierdas de vista y ajusta el tiempo según como veas que se van dorando.